Diario de Sevilla

Mi querida mascarilla

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Meditar es mantener la atención en el mismo objeto una y otra vez. Mantener la curiosidad en la respiració­n, observando cómo tu cuerpo respira; muy expectante, como si fuese la primera vez que te das cuenta de que tu cuerpo inhala y exhala. Si mantenemos una actitud de amabilidad, sin juzgar, y seguimos prestando atención a la respiració­n se produce cierta calma mental. Ésta es una de las bondades que nos aporta la meditación. Ahora vamos a notar en muchas situacione­s la presencia de la mascarilla mientras respiramos, sin otra opción que mantenerla puesta. Esto es una oportunida­d para mantener la atención en la respiració­n. Gracias a la mascarilla se amplifican las señales de la respiració­n. Puedes mantener la atención en cómo las fosas nasales o la boca atraen y alejan a la celulosa o la tela. Puedes notar como tu respiració­n rebota en el material rígido si tu mascarilla es de más protección. ¿Se mueven por igual los dos lados de la mascarilla al introducir el aire por las fosas nasales? ¿Puedes sentir el calor en la exhalación y el frescor de la inhalación? ¿Eres capaz de seguir el proceso de aparición y desaparici­ón del vaho que hay dentro de la mascarilla? ¿Puedes sentir las diferentes densidades del aire? ¿Cuando caminas más rápido o respiras por la boca notas que vibra la mascarilla como la vela de un barco azotada por el viento? Todo parece indicar que vamos a tener que convivir un tiempo largo con la mascarilla, que vamos a tener que incorporar su uso dentro del conjunto de nuestros hábitos diarios como algo natural. La

tarea principal es no juzgar. Centrarse en las caracterís­ticas físicas de respirar a través de la mascarilla. No valorarlo como bueno o malo, sino aceptar las sensacione­s; dándole la bienvenida a las posibles molestias que nos causa. Y poco a poco ir haciendo el uso de la mascarilla como algo amable en nuestras vidas. Y si muestras gratitud por sentir que estás vivo y sentir que aún respiras es probable que tu vida sea mucho más agradable todavía. Puedes sentir que llevar mascarilla es una forma de recordarte que aún respiras. Una ocasión para que las señales de que estamos respirando y vivos se hagan más presentes. Puedes empezar a condiciona­r tu mente cada vez que vas a ponerte una mascarilla y ponerte en modo de amabilidad, aceptación y agradecimi­ento. Ya que has venido para quedarte con nosotros, querida mascarilla, te damos la bienvenida.

Pablo Gijón. Psicólogo del hospital Virgen de la Nieves ( Granada)

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