Diario de Sevilla

El Betis de Rubi sigue en caída libre

● En Bilbao volvió a perder después de que Canales fallara un postrero penalti

- Juan Antonio Solís

La nueva normalidad es muy inquietant­e para el Real Betis Balompié, un club habituado a vivir la vida a tope para lo bueno, pero también para lo malo. El bético, harto de coles y viendo el percal en el derbi y el pasado lunes ante el Granada en Heliópolis, se barruntaba lo que podía pasar en San Mamés. Y pasó. Su Betis volvió a perder. Y lo que debe meterle todo el miedo en el cuerpo al bético es que la dinámica de su equipo invita a rezar a todo el santoral. Todo parece tenerlo en contra el Betis, que ni de lejos mereció caer donde siempre lo viene haciendo, el nuevo San Mamés.

Ya en los estertores, Unai Simón sacó el brazo como pudo, sobre la misma línea de gol, para evitar que se colara el balón que remató Fekir, éste fue objeto de penalti en la continuaci­ón de la estrambóti­ca jugada pero Canales, ya en el minuto 86, envió a las nubes la pelota desde los once metros. Hasta la fina zurda del cántabro se llevó por delante el tsunami de energía negativa que arrastra al Betis de Rubi, que también es el de Haro y Catalán.

E hincar la rodilla sin jugar mal –ni bien–, sin que el rival hiciera méritos para vencer, y hacerlo con los béticos volcados y dejándose la piel, como hicieron, es quizás lo más preocupant­e. Sugiere que hace falta un estímulo, un golpe de timón para virar la perniciosa deriva, antes de que el colchón de ocho puntos que aún disfruta sobre la salvación vaya menguando. El jueves, asomará por el Benito Villamarín un Espanyol que sí que está de cieno hasta los ojos. Y ahí debe el Betis gritar que no, que esta vez no va a reincidir en esa vocación suicida que de vez en cuando ha trufado su singularís­ima singladura por el balompié español.

El aficionado verdiblanc­o puede quejarse con razón de la tibieza, una vez más, que el equipo mostró en la defensa de una jugada a balón parado a los siete minutos, y que precipitó el primer y a la postre decisivo gol en un desafortun­ado rebote en Bartra tras un improvisad­o taconazo de Íñigo Martínez. Se trataba de un libre indirecto en el costado izquierdo del ataque vizcaíno. Un solo bético en la barrera. Balón en corto a Córdoba, quien ya en el área agradece la relativa tensión de Emerson para soltar un centro raso y tenso al corazón del área pequeña. Y más blandura aún en la marca de Bartra a Íñigo Martínez, al que dejó recibir el balón y rematar en un hábil y también afortunado escorzo.

Pero a partir de ahí, nada se le puede reprochar a la actitud del colectivo verdiblanc­o, dolido y espoleado por el golpe. Rubi mantuvo la zaga de cuatro, dispuso esta vez a Guardado junto a Guido Rodríguez para tratar de fortificar la zona ancha y en el interlinea­do dio cierta libertad a Lainez desde la derecha, Fekir por dentro y Canales por la siniestra para que trataran de enlazar con Borja Iglesias.

Y pasado el cuarto de hora, cuando el juego se fue asentando, los béticos habían equilibrad­o el pulso y las llegadas, contadas, se alternaban. Emerson reclamó penalti de Córdoba en su destemplad­a entrada abajo (18’) y el colegiado debió pensar que San Mamés exige una fricción más clara. El caso es que la hubo. Ya en el minuto 25, Fekir cazó una larguísima y precisa parábola de Guardado, se zafó de Unai Núñez pero en su maniobra, la única posible, la pelota le cayó a la derecha para chutar y el central le metió la punta del pie en última instancia.

El Athletic, por su parte, dio el pasito atrás con el gol y confió en cazar al Betis a la contra con la potencia de Capa o Yuri por fuera e Iñaki Williams en punta –se alternaba con Raúl García, que partió volcado a la derecha–. Así, Bartra cortó de forma providenci­al ante Williams (28’) y, diez minutos después, Pedraza reaccionó de manera no menos providenci­al ante Capa cuando éste se le coló hasta la línea de fondo.

Tras el descanso, el partido siguió por los mismos derroteros: Williams falló un mano a mano ante Joel Robles, que tapó bien en su salida (47’).

Rubi movió fichas en el minuto 56: Álex Moreno por Guardado –doble lateral izquierdo, un único pivote en Guido– y Tello por Lainez con el catalán a la derecha.

Dos minutos después, Canales habilitó a Borja, que también marró ante Unai Simón. Un defensor sacó su flojo balón picado cuando buscaba la portería.

Y Rubi volvió a sacudir el árbol en el 70: Aleñá por Pedraza –Tello a la izquierda, el barcelonis­ta a la derecha– y Loren, que no rascó bola, por Borja Iglesias.

Con el Athletic cada vez más replegado, con Emerson y Álex Moreno muy arriba y la pelota circulando en zonas cada vez más calientes, emergió la calidad de Canales y Fekir, que jamás bajaron los brazos y tuvieron en sus botas el consuelo del empate que no llegó. Su empeño fue el de todo el Betis.

Lejos de dimitir, cayó de pie. Pero suma un punto de los nueve por los que ha litigado en esta Liga de gradas vacías y la suerte de su entrenador parece echada. Los tres pitidos finales de Pizarro Gómez sonaron a cruda sentencia para el preparador catalán, al que el Betis, previo pago al Espanyol, firmó un contrato de tres años.

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MIGUEL TOÑA / EFE Canales falla el penalti en el minuto 86.
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 ?? HUMBERTO BILBAO / EUROPA PRESS ?? El lateral brasileño Emerson pugna en la banda con Raúl García mientras Capa está a la expectativ­a.
HUMBERTO BILBAO / EUROPA PRESS El lateral brasileño Emerson pugna en la banda con Raúl García mientras Capa está a la expectativ­a.

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