El aval de Exteriores a ‘embajadas’ catalanas
El Ministerio de Asuntos Exteriores avaló en enero, por primera vez, la apertura de tres delegaciones de la Generalitat en el extranjero con un informe que se aparta por completo de los que el mismo Departamento había hecho en 2019. El informe aprobado este año obvia el contexto político y se ciñe a la literalidad de unos decretos en los que, además, Exteriores aceptó algunas expresiones que había rechazado sólo unos meses antes.
Se trata de las embajadas catalanas en México, Argentina y Túnez, que cuentan con un informe a favor del Ministerio de Exteriores, junto con otros informes del año 2019, a través del Portal de Transparencia. Hace un año, Exteriores se pronunció en contra de estas tres oficinas con un duro informe en el que las tachaba de
“lesivas” para España y subrayaba que las delegaciones estaban siendo un “instrumento fundamental” para internacionalizar el independentismo. La Generalitat las aprobó igualmente, el Ministerio las impugnó y logró su paralización cautelar.
Entonces, la Generalitat optó por volver a crearlas, con nuevos decretos que dejaron sin efecto el recurso contencioso administrativo. Esta vez sí logró el visto bueno de Exteriores, que destacó que la Generalitat había incorporado sus sugerencias a los decretos.
El Ministerio logró que la Generalitat aceptase en ellos que su ley de acción exterior debe interpretarte conforme al Tribunal Constitucional y que eliminase la expresión “relaciones bilaterales”. Propuso, como redacción alternativa, “facilitar la representación institucional del Gobierno” catalán “con relación a las materias que son competencia de la Generalidad o de interés para Cataluña”.
Sin embargo, apenas unos meses antes, en septiembre, Exteriores rechazó en otro informe la expresión “de interés para Cataluña”: “Desborda el ámbito competencial de la comunidad autónoma, pretendiendo dar base jurídica al tratamiento bilateral de temas que pueden estar fuera de la competencia del Gobierno regional por mucho que sean de su interés”. Estimaba así que suponía una “extralimitación clarísima” del Estatuto catalán.