Diario de Sevilla

PIERDO EL SESO

-

QUISIERA hablar de política, pero estoy leyendo el Quijote. Y no dejo de preguntarm­e cómo es posible que haya tantos que consideren mal las novelas intercalad­as en la primera parte. Que Holanda le pague a Podemos la demagogia presupuest­aria me cabe más fácilmente en la cabeza que la existencia de lectores que no amen esas historias que Cervantes nos regala como de propina.

Para empezar, en ellas descansamo­s del ajetreo de don Quijote. Es literatura dentro de la literatura hasta extremos palpables. Si la narrativa nos sirve para descansar de la vida, lo vemos, negro sobre blanco, con don Alonso Quijano, al que paran de dar porrazos y de embromar, y reposa oyendo y comentando las aventuras de otros. Espero que quienes objetan que Cervantes es a menudo cruel con don Quijote (lo mismo decían de Dante, “hiena que ríe entre las tumbas”, según el dicharache­ro Nietzsche) aprecien especialme­nte estos largos periodos de asueto que el autor ofrenda a su personaje.

Que además nos recuerdan que locos aquí estamos todos un poco. Cardenio leía novelas de caballería, como su amada Luscinda, y ambos se vienen arriba interpreta­ndo sus papeles. La sutil y sugerente Dorotea es otra lectora empedernid­a que encarna perfectame­nte a la princesa Micomicona porque un poquito ya lo era. Quien más quien menos, todo el mundo se ha echado a los caminos a montarse su película. La cascada de aventuras que conf luyen en la venta es un espectácul­o narrativo absoluto: porque unas abren perspectiv­as sobre las otras, y todas casan, y el efecto de realidad no para de crecer, siendo don Quijote alternativ­amente protagonis­ta y espectador, como todos lo somos en nuestras biografías.

La belleza de las protagonis­tas, Dorotea, Luscinda, Zoraida o Marién y Clara, y hasta la misteriosa hija del ventero, ya puestos, también es ascendente, comparándo­se unas a otras, cada vez más vertiginos­amente, y sin encontrar que ninguna (qué bien lo hace Cer vantes) no sea la más hermosa, como también nos pasa en la vida.

Pudiendo pasmarme ante estos prodigios, la política se me ha traspapela­do. ¿No termina la venta de La Mancha –un camarote de los hermanos Marx con tres siglos de antelación– más encantada (¡realmente!) que si fuese un castillo? (En la segunda parte ya no habrá historias ajenas, pero me da igual, porque entonces intercalo su lectura con las Novelas Ejemplares, y tan contento. Yo me lo guiso, yo me lo como.)

Ya lo advierte Cervantes: cuidado con leer que puede distraerte por completo de la realidad

 ??  ??
 ?? ENRIQUE GARCÍA-MÁIQUEZ ??
ENRIQUE GARCÍA-MÁIQUEZ

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain