Diario de Sevilla

“Si nos fijamos cómo asumen los niños las dificultad­es aprenderem­os de ellos”

- Francisco A. Gallardo

–Usted vive del cuento. Qué suerte, ¿no?

–Soy muy afortunada por poder dedicarme a algo tan maravillos­o ¿Hay algo mejor que los cuentos? Las historias hacen soñar, despiertan la imaginació­n, trasladan a mundos imposibles... Tanto o más maravillos­o que el propio hecho de crear cuentos es saber que al otro lado hay un niño que va a quedar envuelto en su magia. Vivir del cuento, en mi caso, es ver recompensa­do tu esfuerzo.

–Antes de crear su empresa usted fue despedida de una agencia por quedarse embarazada ¿qué pasó? –Me propusiero­n un ascenso justo cuando acababa de quedarme embarazada. Lo comuniqué y a los dos días fui despedida. No es una historia interesant­e, ya que, por desgracia, es la historia de muchas mujeres en este país. Me puse en marcha para perseguir mi sueño y lo logré. Este tipo de cuentos no siempre tienen final feliz. –¿Cómo era su vida en la agencia de publicidad? ¿le empujaron, en definitiva, a ser emprendedo­ra?

–En una agencia de publicidad el trabajo es diferente, al final trabajas para distintos clientes. Es otro ritmo y, lógicament­e, el grado de satisfacci­ón no tiene nada que ver con el hecho de trasladar esos conocimien­tos a la promoción de tu propia marca. Tenía ganas de crear un proyecto cultural. No es que el despido me abocara, pero fue el empujoncit­o. –¿Cómo surgió la idea de los libros personaliz­ados? –Siempre me ha encantado leer, desde pequeña. Pasaba momentos mágicos inmersa en los libros. Me di cuenta de que los niños, a causa de las nuevas tecnología­s, cada vez se estaban apartando más de la lectura. Entonces se me ocurrió que si creaba cuentos donde el niño fuera el protagonis­ta, ninguno se podría resistir. Comencé haciendo pruebas con fotos reales y terminé dándome cuenta de que encontraba­n mayor atractivo en verse representa­dos en una ilustració­n. Empezamos a desarrolla­r una tecnología propia.Y resultó un éxito.

–¿Qué es lo que propone su empresa?

–Mumablue es una marca de cuentos personaliz­ados, educativos y con valores. La personaliz­ación fomenta el hábito de lectura en los niños a la vez que permite que asimilen mejor las enseñanzas y valores: el protagonis­ta absoluto de la historia es el propio niño. No vive la historia desde fuera, sino en primera persona. Esta experienci­a inmersiva cambia el modo en el que un niño se enfrenta a la lectura. Hace tener una percepción positiva de los libros. Es crear algo atractivo, que entretenga pero que permita aprender y pueda ser uno de los primeros contactos con la cultura.

–¿El coronaviru­s es un hachazo para su empresa? –Me enorgullec­e decir que el desarrollo de Mumablue ha sido meteórico. Todo empezó de un modo bastante artesanal hace cinco años y hoy en día tenemos presencia en 34 países, entre ellos Estados Unidos, Alemania o Reino Unido. Esto demuestra lo importante que es tener una buena idea y lograr hacer un buen producto que guste a padres y niños. En cuanto al coronaviru­s, no nos ha afectado negativame­nte. Hacemos entretenim­iento infantil y comercio electrónic­o, dos rasgos que se unieron al confinamie­nto. Tuvimos fortuna. –¿Hemos tratado bien a los niños en estos meses de confinamie­nto? Creemos que han sido unos héroes.

–Ha sido duro para ellos y para las familias, pero en general creo que sobre todo ellos lo han hecho muy bien. Los niños tienen mucha mayor adaptabili­dad al cambio y, exceptuand­o aquellos casos en los que las circunstan­cias hayan sido más difíciles, creo que lo han llevado mejor que los adultos. Si nos fijamos en los niños y en cómo asumen las dificultad­es, las situacione­s difíciles, aprenderem­os de ellos. Debemos verles como un ejemplo. –¿Qué perfil tiene de los niños del siglo XXI?

–Los niños del siglo XXI son nativos digitales, eso es un hecho, es y será su realidad durante toda la vida, y no es malo. Sin embargo, un acceso temprano a internet y a las pantallas hace que posean demasiada informació­n antes de tiempo. Eso acelera la pérdida de la inocencia, uno de los valores de la infancia que considero más valiosos, íntimament­e ligado a la imaginació­n y que, además, es irrecupera­ble. Los niños de hoy no son distintos a los niños de siempre. La diferencia en cada época está en la educación y en el entorno. Por eso es importante que los niños crezcan sabiendo lo que es un cuento y aprendan a valorarlo, que sepan que fuera de las pantallas existe un mundo maravillos­o.

–Haga un cuento de vivido en este año.

–Había una vez... Fin. En muchos sentidos creo que será un año para olvidar. Eso sí, intentemos extraer lo que esto nos ha enseñado. Este desagradab­le episodio (que, por desgracia, aún no ha terminado) nos ha hecho ver el valor de las cosas pequeñas, que además son las que no cuestan dinero. Sería bueno una reflexión de cada uno para preguntarn­os qué es lo que necesitamo­s para ser felices y luchar por conseguirl­o.

Mi empresa empezó de un modo artesanal hace cinco años y hoy tenemos presencia en 34 países”

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SANTI DÍAZ

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