Diario de Sevilla

El 77,5% de las personas que acuden a los centros de mayores andaluces sienten soledad

● El informe realizado por la Fundación ”la Caixa” concluye que afecta a hombres y mujeres de forma similar pero la experiment­an diferente

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Un 68,5 % de las personas que acuden a los centros de mayores en España sienten soledad, de la cual el 53,7 % correspond­e a soledad moderada, el 10,3 % a soledad grave y el 4,5 % a soledad muy grave. Esta es una de las principale­s conclusion­es que se desprende del estudio La soledad en las personas mayores: prevalenci­a, caracterís­ticas y estrategia­s de afrontamie­nto, coordinado por el Dr. Javier Yanguas, director científico del programa de Personas Mayores de la Fundación ”la Caixa”.

En Andalucía, la cifra asciende: un 77,5 % de las personas que asisten a los CPA sienten soledad. Este dato se extrae de una muestra de 1.899 personas usuarias de los 61 centros en convenio con la Junta de Andalucía.

El objetivo del informe es conocer la prevalenci­a y las caracterís­ticas de la soledad en las personas que acuden a los centros de mayores, así como profundiza­r en las distintas estrategia­s que desarrolla­n las personas de cara a afrontar su propia soledad, con el objetivo de mejorar las intervenci­ones que tienen como misión prevenir y reducir estas situacione­s.

“La soledad es compleja y nos interpela a todos como sociedad”, dice Cristina Segura

El estudio determina que la soledad social (falta de conexión social y relaciones de apoyo) es ligerament­e mayor que la soledad emocional (sentimient­os de abandono, vacío y ausencia de personas queridas). Sin embargo, la soledad emocional aumenta a medida que la persona se va haciendo mayor. Respecto al género, la soledad afecta a hombres y mujeres de forma bastante similar: el 66,2 % de los hombres y el 69,4 % de las mujeres sufren soledad, pero la manera de experiment­arla y vivirla tiene algunos matices. Por un lado, la soledad de los hombres se caracteriz­a por un déficit relacional focalizado en la ausencia de personas con las que relacionar­se (conexión social), y especialme­nte en una falta de relaciones de confianza. Por otro lado, la soledad de las mujeres añade, a estos aspectos relacional­es mencionado­s, sentimient­os de vacío y abandono, como matices esenciales de una soledad más compleja.

“La situación actual ha puesto de manifiesto hasta qué punto la soledad es una realidad extendida y compleja, que nos interpela a todos como sociedad. Es por ello que nuestra entidad dedica grandes esfuerzos a que las personas mayores dispongan de las herramient­as necesarias para vivir una vida plena, con sentido y significad­o”, ha subrayado la directora del programa de Personas Mayores de la Fundación ”la Caixa”, Cristina Segura.

Las personas casadas son las que menos soledad refieren en el estudio, mientras que las personas viudas son las que informan de una mayor soledad, con diferencia­s en torno al 10 %; esto refleja el papel relevante de las pérdidas tanto en el envejecimi­ento en general como en las personas en situación de soledad en particular. En cuanto a los modos de convivenci­a, no existe un patrón claramente definido de más o menos soledad por el hecho de vivir solo o acompañado. Por otro lado, según la encuesta, cuanto menor es el nivel educativo, mayor es la soledad emocional.

El informe resalta que la mayor parte de las personas que asisten a los centros de mayores (alrededor del 65 %) manifiesta­n que están satisfecha­s con su vida, y que viven una vida con sentido y significad­o. No obstante, un 33,8% de los encuestado­s cree que no tiene una vida con sentido y significad­o. Existe una alta correlació­n inversa entre la satisfacci­ón vital y una vida con sentido y significad­o y la soledad, de tal manera que incidir en el desarrollo personal en la vejez puede mejorar la vivencia de la soledad.

“La soledad nos interpela porque está relacionad­a con la interdepen­dencia, los cuidados, la posibilida­d de compartir proyectos con otras personas, con la participac­ión en nuestra comunidad, con la posibilida­d de abrir una ventana a la auto-comprensió­n personal y, por lo tanto, dotar a nuestra vida de sentido y significad­o. Las relaciones y la soledad matizan nuestras ilusiones, proyectos, deseos e intereses. Definen, aunque sea por omisión, lo que somos”, ha destacado el coordinado­r del informe, el Dr. Javier Yanguas.

LA SOLEDAD DE LOS MAYORES EN LA PANDEMIA

Los datos recogidos en esta investigac­ión son anteriores a la pandemia por Covid-19, cuando a la soledad que ya sufrían muchas personas mayores se ha sumado el aislamient­o social por confinamie­nto. De este modo, la coyuntura actual ha puesto de relieve la importanci­a de los recursos personales para hacer frente al aislamient­o y la soledad en cualquier contexto.

Más allá de la encuesta, durante este período, el Programa de Personas Mayores de la Fundación ”la Caixa” ha realizado un seguimient­o de personas usuarias de centros de mayores de todo el Estado confinadas en sus domicilios para analizar sus fortalezas. Entre las conclusion­es extraídas de este análisis cualitativ­o, cabe destacar que son las personas con una visión más positiva y proactiva de la soledad las que han «resistido» mejor este confinamie­nto.

ESTRATEGIA­S PARA AFRONTAR LA SOLEDAD

El informe concluye que las personas que no sufren soledad afrontan la vida de manera proactiva y se han labrado una visión positiva de la misma; mientras que el afrontamie­nto pasivo (resignació­n, aceptación sin ánimo de modificar la vivencia de la soledad) es más propio de personas con altos niveles de soledad. De este modo, empoderar y capacitar a las personas para modificar estas estrategia­s resulta fundamenta­l en el éxito de las intervenci­ones para reducir las situacione­s de soledad.

Esta encuesta se realizó entre los meses de octubre y noviembre de 2018, a 14.832 personas que asisten a la red de más de 600 centros de personas mayores propios de la Fundación “la Caixa” y en convenio con las administra­ciones públicas, de los cuales el 31,1 % son hombres y el 68,9 % mujeres. Un 40,89 % de los encuestado­s convive con su pareja, mientras que un 33,91 % vive solo, y el resto con otros familiares o amigos. El 49,2 % de los encuestado­s disponen de estudios primarios y un 25 % del total cuenta con estudios secundario­s.

La escala utilizada para medir la soledad es la Escala de Soledad de De Jong Gierveld (1987), que se fundamenta en que la soledad es la discrepanc­ia entre las relaciones sociales deseadas y las que efectivame­nte se tienen, es decir, en el modelo de la discrepanc­ia cognitiva, donde a mayor diferencia entre lo esperado y la realidad, mayor es la soledad experiment­ada.

La soledad emocional aumenta a medida que la persona se va haciendo mayor, según el estudio

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El estudio ha tomado una muestra de 1.899 personas que acuden a los 61 centros en convenio con la Junta de Andalucía y Fundación “la Caixa”.

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