Diario de Sevilla

Un año de dudas

Los Juegos de Tokio continúan con interrogan­tes a 365 días de su fecha de inicio tras el aplazamien­to

- A. Hermosín Gandul (Efe) TOKIO

Los Juegos Olímpicos de Tokio continúan entre interrogan­tes cuando queda justo un año para su fecha de inicio, tras ser pospuestos debido a una pandemia que a día de hoy imposibili­ta celebrar un evento de esa magnitud en su formato habitual.

Poco ha cambiado en el horizonte olímpico desde que el pasado marzo el COI y los organizado­res nipones decidieron retrasar los Juegos hasta el verano de 2021, forzados por una pandemia de Covid-19 que entonces apenas comenzaba a golpear con dureza a ciertas partes del planeta.

En Japón y otros países se han reanudado competicio­nes deportivas dentro de una nueva normalidad que aporta pistas sobre cómo podrían ser los Juegos, aunque un evento internacio­nal de esa talla representa un rompecabez­as logístico para el que por ahora no hay soluciones.

AVANCES ORGANIZATI­VOS

Los anfitrione­s nipones anunciaron recienteme­nte varios avances organizati­vos para los Juegos previstos del 23 de julio al 8 de agosto de 2021, entre los que destacan garantizar la disponibil­idad de todas las sedes para las competicio­nes y confirmar el nuevo calendario de los eventos.

Queda por definir el gasto adicional que generará el aplazamien­to de los Juegos, así como precisar quién asumirá ese coste, una cifra que se estima en torno a los 3.000 millones de dólares y cuyo reparto ha generado fricciones entre la organizaci­ón nipona y el Comité Olímpico Internacio­nal.

Pero el mayor reto será garantizar la seguridad sanitaria durante la llegada a Japón y a lo largo de los JJOO de unos 11.000 atletas, a los que se suman técnicos, representa­ntes de comités olímpicos y otras institucio­nes y público. Los organizado­res se han marcado el próximo otoño como fecha para discutir medidas concretas.

FRONTERAS Y CUARENTENA

Realizar test PCR a todas las personas que lleguen para los Juegos sería un desafío sin precedente­s para Japón, un país que no ha destacado por realizar pruebas del virus a gran escala y que ha optado por blindar sus fronteras para contener la pandemia. La ministra nipona de Juegos Olímpicos, Seiko Hashimoto, afirmó recienteme­nte que el Ejecutivo “medita” f lexibiliza­r sus políticas fronteriza­s para permitir la entrada de los atletas extranjero­s, toda una obviedad puesto que de lo contrario Tokio 2020 no podría celebrarse.

Entre las posibles medidas que estudian las autoridade­s niponas se encuentra la cuarentena obligatori­a para todas las personas que viajen al país para los Juegos, lo que requería habilitar alojamient­os específico­s dado el alto volumen de llegadas previsto.

Además, serían necesarias medidas de prevención de contagios en las instalacio­nes de entrenamie­nto para atletas y en la Villa Olímpica, donde los deportista­s compartirá­n habitacion­es y espacios comunes de ocio.

EL PROBLEMA DEL PÚBLICO

Tanto el COI como los organizado­res nipones han reiterado que no contemplan unos Juegos sin público, pero no han precisado por el momento cómo harán para garantizar que los espectador­es puedan disfrutar de los eventos deportivos sin riesgo de infeccione­s.

Las posibles medidas de seguridad incluirán como mínimo el uso obligatori­o de mascarilla y una toma de temperatur­a corporal a la entrada de las instalacio­nes deportivas, lo que conllevará colas más largas de lo habitual, además de la prohibició­n de abrazarse, estrechar la mano, cantar o gritar durante las competicio­nes.

Estas medidas ya se aplican en las ligas nacionales niponas de fútbol y béisbol profesiona­l, en cuyos partidos se ha vuelto a permitir el acceso de público desde el pasado 10 de julio. El protocolo permite por ahora un aforo máximo de 5.000 personas en los estadios al aire libre, y señala que debe mantenerse una distancia de al menos dos metros entre cada espectador.

También estaba previsto para comienzos de agosto permitir la entrada de público hasta la mitad de la capacidad de estadios que tienen hasta 70.000 asientos, aunque la medida está en el aire debido al repunte de contagios.

Pese a la interminab­le lista de dudas, los organizado­res se muestran inamovible­s en su determinac­ión de celebrar los Juegos en las nuevas fechas previstas, y no quieren oír hablar de otro posible retraso ni de cancelació­n debido a la pandemia.

Esta postura contrasta con la opinión de los japoneses, que, según una encuesta de la agencia local Kyodo, son mayoritari­amente partidario­s de cancelar o retrasar el evento, mientras que en torno a una quinta parte apoya celebrarlo dentro de un año.

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DU XIAOYI / EFE La nadadora nipona Ikee Rikako sostiene la linterna con la llama olímpica.

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