Un eléctrico para todos
Conducir el Corsa-e permite comprobar su eficiencia y agilidad
COMO todo eléctrico, responde rápido al acelerador. Pero, en este caso, cabe matizar que lo hace así si elegimos el modo Sport. Así contamos con todo el empuje del motor que, además, reacciona a menor presión del pedal.
En el Normal, ésta respuesta es más laxa y, en Eco, aún más, pues en este caso sólo contamos con el 60 por ciento de la potencia: es la manera de acercarse a los 337 km homologados con 50 kWh.
En un recorrido metropolitano y al ritmo del tráfico, con muchas zonas de 120 km/h, el gasto fue de 16,2 kWh/100 km. Es un reflejo de lo que cualquier conductor puede lograr sin ser cuidadoso con el consumo y con los modos Normal y Sport para tener climatización.
Aunque hay sútiles diferencias también, según el modo, con la dirección, la sensación predominante es de precisión. También la suspensión ayuda -el eje delantero, tal cual el de un GS Line- al buen tacto dinámico del Corsa-e al que, sin embargo, no le gustan los grandes rotos en el asfalto o abultados guardias tumbados. Con todo, su calidad de rodadura es razonable para sus 1.530 kilos.
El cambio ofrece la posibilidad de seleccionar D, con una retención semejante a la de un motor de gasolina en marcha larga; o B, con el doble de retención. Esta no evita tener que usar el freno, como si ocurre en otros eléctricos, pero los apoya a la vez que se aumenta mucho la producción de electricidad.