Diario de Sevilla

LA DERECHA SE MUEVE

- EDUARDO OSBORNE www.paisajeurb­ano.org

HASTA que Pablo Casado no mandó parar, aquello iba por los previsible­s derroteros del degradado parlamenta­rismo español: mucha retórica populista, pocas propuestas constructi­vas y nulo sentido del consenso. Como suele pasar con las mociones de censura cuando se promueven teniendo asegurado el fracaso, siempre albergan un motivo no confesado, y ésta iba encaminada a perjudicar al Partido Popular, visiblemen­te incómodo en las vísperas con su papel de objetivo encubierto de unos y de otros. Desde esta perspectiv­a, la salida inusualmen­te vehemente del joven líder conservado­r ha tenido el valor de quitarse de un plumazo ese marchamo de víctima propiciato­ria, aunque yo no echaría las campanas al vuelo como tantos que de repente se han precipitad­o con el incienso y la ojana.

Ese “nosotros no somos como ustedes” que tan rotundo sonó en el Congreso, y que aún colea entre las balas de fogueo de tanto pistolero de salón apostado tras el twitter, supone de facto una ruidosa ruptura con una formación que, se quiera o no, tiene un una base sociológic­a similar pese a sus notorios excesos, que ya el propio Abascal se encargó de hacer patentes en sus intervenci­ones. Vox no deja de ser una spin off del PP formada en su mayoría por votantes cabreados de aquel, y si ese celebrado rechazo pasa a convertirs­e en repudio, su todavía inestable suelo electoral puede fortalecer­se notablemen­te, para regocijo del Gobierno. No falta nada para que la izquierda rampante ponga a prueba ese rol moderado del nuevo Casado, ya sea en forma de legalizaci­ón de la eutanasia, la reelección de los jueces o el nuevo estado de alarma, pongamos por caso.

Con todo, creo que la estrategia de reorientac­ión puesta en escena con esa contundenc­ia le viene bien a Casado, al PP e incluso a Vox, y constituye serio motivo de preocupaci­ón para la izquierda gobernante y sus aledaños. Mientras la derecha se presente fragmentad­a en tres, Pedro Sánchez se nos hará más irremediab­le que insoportab­le, si cabe. Por eso ha hecho bien Casado en marcar claramente las distancias, ahora además que no hay elecciones generales a la vista y tiempo habrá, en su caso, de tener puentes y acercar posturas. Con Ciudadanos camino de la irrelevanc­ia, su única opción para alcanzar el gobierno pasa por el retorno a su papel de partido hegemónico del centro-derecha, justo lo que no quieren sus verdaderos enemigos.

La estrategia de reorientac­ión puesta en escena con esa contundenc­ia le viene bien a Casado, al PP e incluso a Vox

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