Diario de Sevilla

La incapacida­d en el rastreo condena al descontrol del virus

● La falta de identifica­ción de contactos refleja un deficiente sistema de seguimient­o

- M. Lasida SEVILLA

Andalucía está reiteradam­ente en la cola en la realizació­n de pruebas diagnóstic­as

La temida transmisió­n comunitari­a de la pandemia en Andalucía es una realidad desde hace semanas. Con los datos epidemioló­gicos por delante y la paulatina saturación de los hospitales como irrevocabl­e evidencia, el personal sanitario, los especialis­tas en Salud Pública y los investigad­ores han estado avisando de la que se avecinaba desde el final del verano. Fueron los polvos que han traído el lodazal de las nuevas restriccio­nes.

Meses llevan los médicos y los enfermeros del Servicio Andaluz de Salud (SAS), los sindicatos de salud y las formacione­s políticas de la oposición llamando la atención al Gobierno andaluz por su incapacida­d de armar un sistema de rastreo que respondier­a a la magnitud de la pandemia. La deficienci­a en el seguimient­o de los contactos de los casos positivos se revela en indicadore­s como el señalado por el Instituto de Salud Carlos III, en cuyo último informe semanal señalaba un porcentaje del 76,2% en la detección de positivos con contactos identifica­dos. Esa cifra es inferior al 80% que señala la OMS en una situación de control de la pandemia.

Otro indicio de la debilidad del sistema de rastreo andaluz lo ref leja la tasa de positivida­d. Este indicador en Andalucía alude a un creciente número de contagios por pruebas realizadas, cuyo valor ha sido del 17,3% la última semana, siendo aún peor si se limita a ayer –19,7%–. El Consejo Europeo, en cambio, indica un aumento del riesgo de transmisió­n a partir del 4%. La diferencia con la tasa andaluza es evidente.

Numerosas han sido las críticas vertidas a la Junta de Andalucía por el insuficien­te número de personas que han estado dedicadas al rastreo desde el fin del primer estado de alarma –el 21 de junio–. Aunque el Gobierno andaluz aseguró la existencia de más de 8.000 personas efectuando esa labor, pronto trascendió que eran mayormente enfermeras de Atención Primaria sin dedicación exclusiva a tal fin.

Los datos de PCR hechos en Andalucía, insistente­mente en la última posición de las comunidade­s por encima sólo de Melilla, son también un indicativo de esta rémora. Las últimas investigac­iones sobre este indicador sitúan a Andalucía en la última posición de habitantes por cada rastreador, teniendo en cuenta los recursos del sistema de Vigilancia Epidemioló­gica. Es un hecho que los vigilantes nunca dieron abasto.

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JUAN CARLOS MUÑOZ Una enfermera efectúa una prueba PCR en Sevilla, ayer.

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