Bankia destina 2.500 millones de exceso de capital a la fusión con Caixabank
Bankia ha cerrado el tercer trimestre de 2020 con un recorte interanual del beneficio del 69%, después de destinar 465 millones a provisiones para suavizar el impacto de la crisis del Covid-19, como el previsible incremento de la mora cuando los clientes ya no cuenten con las ayudas del Gobierno. Pese a la situación, la entidad –en pleno proceso de fusión con CaixaBank– ha logrado abrillantar sus cuentas con un exceso de capital de más de 2.500 millones de euros, uno de sus grandes objetivos, que iba a destinar a dividendos antes del estallido de la pandemia y antes de sus planes de boda. Con una participación superior al 60%, el Estado, a través del FROB, podría haber recuperado con este dividendo otra parte de la inyección de 24.000 millones de euros realizada en 2012.
Pero eso no va a ocurrir, ni siquiera en el caso de que el BCE levante su veto para que la banca pueda remunerar a sus accionistas antes de que se materialice la fusión, sino que ese dinero servirá para asumir los costes de la integración, como el cierre de oficinas y los recortes de plantilla que empezarán a negociarse con los sindicatos cuando culmine la creación del nuevo Caixabank.
Y es que, según explicó el consejero delegado de Bankia, José Sevilla, en el protocolo de fusión firmado por ambas entidades especifica que ninguna pagará dividendo hasta que se materialice la fusión, que es más bien una absorción de Bankia por parte de la entidad catalana.