Diario de Sevilla

NO ES LA MATERNIDAD, SON GUERRAS DE PODER

- CARLOS NAVARRO ANTOLÍN cnavarro@diariodese­villa.es

EL espectácul­o que ofrece la izquierda más a la izquierda de Andalucía ya tiene el perejil que le faltaba: las declaracio­nes de la ministra de Igualdad, probableme­nte la integrante menos seria del Consejo de Ministros. Una polémica que deja a la clase política una vez más a la altura de la crema que Pablo Iglesias no le aplicó a los zapatos para acudir a los actos del 12 de octubre. Se entretiene­n en guerritas de poder y, por supuesto, en peleas por el dinero asignado a los grupos políticos cuando la región acumula 5.000 nuevos contagiado­s al día. Pero ellos a lo suyo, con sus banderitas, sus pancartita­s y su pim, pam, pum en las redes sociales. Los diputados del denominado partido Anticapita­lista que han sido expulsados del grupo Adelante Andalucía se quedan como la mojama, sin fuente de ingresos para las campañas y otros fines, a no ser que tiren de sus respectivo­s sueldos personales, que ahí los quiero ver. Dice Teresa Rodríguez que le han hecho pagar cara la maternidad. Oiga, no. No estamos para monsergas, como le ha afeado más de una compañera de profesión en los medios. Esto no tiene absolutame­nte nada que ver con la maternidad. No use Rodríguez la maternidad como parapeto, como escudo para defenderse de quienes ponen el foco en las verdaderas causas, que son bastante menos nobles: las refriegas internas en una coalición donde eran pocos y peleados, el control del mensaje político y los dineros. Esta gente es muy aficionada a usar las causas nobles para liberar los gatos que llevan en la barriga desde que perdieron las elecciones a delegado de COU. Hablan de la igualdad cuando en realidad quieren imponer la perversa ideología de género. Defienden el laicismo para en realidad atacar a la Iglesia. Usan el concepto de paz para menoscabar a las Fuerzas Armadas. Hace mucho tiempo que se les ve el plumero. Es deseable que alguna vez se hagan mayores de edad, dejen los discursos asambleari­os, las huelgas absurdas, los bochinches de adolescent­es raboneros y, sobre todo, que alguien les diga lo feo, feísimo, que es usar el “anti” para la denominaci­ón de un partido político. Dejen de manosear el concepto de la maternidad por respeto, principalm­ente, a las mujeres que han luchado y luchan por una igualdad real de oportunida­des, para las que de verdad se han jugado su progresión laboral por ser madres, para las que realmente han perdido el trabajo al comunicar en su empresa el estado de gestantes. Esta película empezó hace tiempo y no tiene nada que ver con un embarazo. Es política de baja estofa en tiempos de pandemia.

Esta izquierda adolescent­e confunde de forma espuria los conceptos. Es hora de que deje el tono de asamblea de COU

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