LAS TERESAS EN LA JUDERÍA SEVILLANA
TRAS el descubrimiento del Nuevo Mundo, el establecimiento en Sevilla de la Flota de Indias y la Casa de la Contratación promovió la aparición de numerosos centros religiosos a fin de atender las necesidades de su extensa población y servir de semillero para la evangelización americana, por lo cual sería considerada una ciudad conventual. En la demarcación de la antigua judería, ocupada mayormente por la nobleza hispalense, se erigieron entonces tres conventos: San José, de mercedarias descalzas, en el barrio de San Bartolomé, que se asentaría en esta zona en 1633, siendo el menor de toda la clausura sevillana; Madre de Dios y San José del Carmen, en el barrio de Santa Cruz. El de dominicas de Madre de Dios sería refundado en casas de judíos donadas por Isabel la Católica en 1496 y contenía, según algunos historiadores, una sinagoga del siglo XIV que sería transformada en oratorio cristiano, aunque no existe documentación que confirme tal suposición; en él profesó una hija de Murillo y están enterradas, entre otras personalidades, Juana de Zúñiga y Catalina Cortés, viuda e hija de Hernán Cortés.
El monasterio de carmelitas descalzas de San José del Carmen fue creado en 1575 por Teresa de Jesús en casas alquiladas en el centro histórico, pero su ubicación definitiva en el barrio de Santa Cruz se consumaría once años después –fallecida la fundadora– bajo los auspicios de su hermano
Lorenzo Sánchez de Cepeda y de San Juan de la Cruz, ocupando casas señoriales adquiridas en propiedad. La inquieta mística abulense pasaría una convulsa estancia de poco más de un año en la ciudad, sexagenaria y enferma, donde fue acusada de “alumbrada” y tuvo que declarar ante el Tribunal de la Inquisición en el castillo trianero de San Jorge, aunque el proceso abierto fuera archivado con prontitud. Los calores y las tribulaciones sufridas la impulsaron a abandonar con prisas la cosmopolita y variopinta Sevilla del Siglo de Oro, con frustrados sentimientos y pesarosas palabras...
“Las injusticias que se guardan en esta ciudad, la poca verdad, las dobleces... Yo le digo que con razón tiene la fama que tiene. Yo confieso que la gente de esta tierra no es para mí y me deseo ver ya en la tierra de promisión. La abominación de pecados que hay por aquí son para af ligir harto. El Señor lo remedie.” (Carta, 1576).
Entre las pertenencias patrimoniales de San José del Carmen –popularmente, Las Teresas– se encuentra el único retrato autentificado realizado en vida de la santa, pintado por fray Juan de la Miseria en Sevilla, y el manuscrito original de Las Moradas”. Las almas de la ascendencia judeoconversa de Teresa Sánchez de Cepeda quizá encontraran reposo al cabo del tiempo, tras tantas incomprensiones y odios, entre los muros de un convento en el corazón de la antigua judería...
“Nada te turbe;/ nada te espante;/ todo se pasa;/ Dios no se muda,/ la paciencia/ todo lo alcanza./ Quien a Dios tiene,/ nada le falta./ Solo Dios basta...” (Teresa de Ávila)
El convento de las carmelitas descalzas de Sevilla fue fundado en 1575 por Santa Teresa