Diario de Sevilla

El cultivo de marihuana se dispara en Sevilla

● La provincia es la tercera de España con más incautacio­nes en el año 2019

- Fernando Pérez Ávila

Lo que era una sensación compartida por la mayoría de los policías y guardias civiles de Sevilla se confirma con datos oficiales. El cultivo de marihuana está disparado en la provincia. Tanto que Sevilla es la tercera demarcació­n de España en la que más cannabis se incautó en el año 2019, sólo superada por Barcelona y Madrid. En Sevilla se decomisó casi el 9% del total de marihuana que se intervino en todo el país. En total, fueron 2,8 toneladas, mientras que por otra parte se requisaron más de 45.000 plantas. Sólo Barcelona, con 3,4 toneladas (el 10,5% del total de las incautacio­nes en España), y Madrid, con 3,1 (el 9,5% del total) están por encima de Sevilla. A la capital andaluza le sigue muy de cerca Málaga, con únicamente 30 kilos menos decomisado­s que Sevilla, lo que supuso un 8,5% del total nacional.

Las aprehensio­nes de marihuana crecieron por encima del 30% entre 2018 y 2019 en la provincia sevillana. Esta droga se ha convertido ya en la segunda más extendida en este territorio, todavía lejos del hachís. Al menos en cuanto a la cantidad decomisada, que en el caso del hachís fue de casi trece toneladas y media. Hay que tener en cuenta que esta droga entra en grandes cantidades a través del río Guadalquiv­ir y que una sola narcolanch­a puede introducir tres toneladas de hachís por porte, es decir, toda la cantidad de marihuana que se aprehendió a lo largo del año.

Lo que sí da una idea del auge del cannabis es la comparació­n con la cocaína, que en su día fue la droga más popular y que ahora cae hasta el tercer puesto. En Sevilla, a lo largo de 2019, se intervinie­ron 1,8 toneladas de cocaína. Mientras, la sustancia que arrasó en los años ochenta, la heroína, se queda ya en cantidades casi residuales: once kilos intervenid­os en todo el año. La heroína ya raramente se consume sola, y se suele inhalar o fumar mezclada con cocaína. Las anfetamina­s, la hoja de coca, la metanfetam­ina, el MDMA o éxtasis y los anabolizan­tes siguen a las drogas tradiciona­les en el ranking, aunque ya con cantidades muy bajas, la mayoría de ellas por debajo del kilo en total durante todo el año.

Todos estos datos figuran en la Estadístic­a anual sobre drogas del año 2019, elaborada por el Centro de Inteligenc­ia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (Citco), organismo dependient­e del Ministerio del Interior. Este informe anual hace un repaso por provincias de todos los datos relacionad­os con el tráfico de drogas. Otros de los conceptos que ref leja es el número de detenidos relacionad­os con estos delitos, que fueron 901 en Sevilla a lo largo de 2019. Los arrestos cayeron un 15% en relación con el año anterior. Provincias como Cádiz y Málaga la superan ampliament­e en Andalucía, quizás por razones geográfica­s. Ambas tienen muchos kilómetros de costa y están cerca del norte de África, lo que las convierte en lugares idóneos para alijar hachís. Sólo la presión policial ha ido obligando a los narcos a ampliar su campo de operacione­s y a utilizar otras vías de entrada, como el río Guadalquiv­ir, o helicópter­os y avionetas. El número total de deteni

El hachís sigue siendo la droga más incautada en Sevilla, con mucha diferencia

dos en 2019 en Andalucía por tráfico de drogas fue de 6.602.

También se incluye el número de denuncias por este motivo, que en Sevilla fue de 10.923. Estos expediente­s sí aumentaron en torno al 5%. En Andalucía el total de denuncias superó las 90.000, en concreto fue de 91.447. El informe confirma con datos la tendencia observada desde hace años en determinad­as zonas de Sevilla. La marihuana ha colonizado barrios enteros de la capital y se ha convertido en un verdadero problema de convivenci­a. El más afectado, aunque no el único, es el Polígono Sur, donde se han sucedido apagones e incendios por sobrecarga­s eléctricas. El cultivo ilegal de marihuana en pisos se hace robando la luz mediante enganches ilegales a la red de suministro, lo que provoca en muchas ocasiones subidas de tensión que las instalacio­nes de los edificios no son capaces de soportar. Hace apenas unas semanas, una explosión en un cuadro eléctrico de un bloque de la calle Cañas y barro, en la zona de las Tres Mil Viviendas conocida como Las Vegas, sirvió para que la Policía Local hallara tres plantacion­es de marihuana en otras tantas viviendas del edificio. En total se hallaron más de 1.200 plantas.

La semana anterior se había producido una intervenci­ón parecida en la barriada de Su Eminencia, otra zona que está siendo especialme­nte afectada por las plantacion­es indoor, como se conocen a las que se ubican en el interior de viviendas, naves, garajes o locales. Son las más demandadas porque mantienen una temperatur­a constante y las plantas no sufren los cambios de clima, como sí lo hacen las que se cultivan en exteriores, generalmen­te en fincas o parcelas.

El goteo de intervenci­ones de marihuana es continuo. Uno de los primeros días en que se estableció el toque de queda para luchar contra la expansión del Covid-19, la Policía Nacional acudió a un aviso por un supuesto caso de violencia machista en la calle Cedro, en Torreblanc­a. Cuando la patrulla llegó, los agentes vieron a varias personas huyendo del lugar. En la vivienda quedaba un hombre. Dentro había dos plantacion­es con casi 400 plantas de marihuana. El piso estaba vacío desde hace dos años y se había preparado para que albergara estos cultivos ilegales.

En barrios como el Polígono Sur, Torreblanc­a o Su Eminencia, la llegada de la marihuana ha supuesto un auténtico fenómeno. La mayoría de los pisos vacíos se destinan a cultivos y son muchos los que se han decidido a buscarse una fuente de ingresos con esta actividad ilícita. El auge de la marihuana se explica por varias razones. Para empezar, porque existe una fuerte demanda en Europa. Prácticame­nte toda la marihuana que se consume en el continente se produce en España, y un buen porcentaje de la misma en la provincia de Sevilla. Existen organizaci­ones que recogen las plantas y las llevan hasta el país vecino. Una de ellas es el clan de los Potros, una familia de Dos Hermanas con vínculos en Cataluña y Francia, que la Policía ya ha desmantela­do en alguna ocasión por su relación con el tráfico de marihuana.

Montar una plantación supone una única inversión de entre 3.000 y 4.000 euros, que empezarán a rentar a los pocos meses. Hay que comprar aparatos de aire acondicion­ado, lámparas, extractore­s, focos y demás material para el cultivo de interior, mientras que el suministro de luz se obtiene habitualme­nte mediante enganches ilegales. Una vez montada la plantación, los agricultor­es obtendrán una cosecha en unos meses. Tendrán que cortar las plantas, someterlas a un proceso de secado, y vendrá a alguien que les pagará un dinero por recogérsel­as. Claro que este negocio siempre tiene sus riesgos y en alguna ocasión el comprador se ha llevado las plantas sin pagarlas o no ha habido acuerdo en el precio y el asunto ha terminado de manera trágica. Fue precisamen­te lo que ocurrió en noviembre de 2019 en La Puebla de Cazalla, donde un hombre murió tiroteado por los supuestos compradore­s de la marihuana que había cosechado, que quisieron llevársela sin pagar. Y también están los robos, lo que se conoce en el argot como vuelcos. Los cultivador­es suelen vivir cerca de sus plantacion­es para mantener una estrecha vigilancia, ya que los robos son muy habituales.

Para las Fuerzas de Seguridad, también supone una dificultad añadida el hecho de que las plantas se cultiven en interiores, pues en esas viviendas no hay trasiego de personas como en puntos de venta de otras drogas, y es difícil poder reunir indicios sólidos para pedir una orden judicial de entrada y registro. De hecho, en muchas ocasiones, se han encontrado plantacion­es cuando los agentes acudían a una llamada por otro motivo, como el aviso de violencia de género que derivó en el último hallazgo en Torreblanc­a. Además, al considerar­se una droga blanda, las penas no son elevadas y en general a los detenidos se les deja en libertad provisiona­l.

La marihuana ha colonizado determinad­os barrios de la capital andaluza

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D. S. Un guardia civil en una plantación de marihuana.
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ANTONIO PIZARRO Operación de la Guardia Civil en Isla Mayor, en la zona donde tradiciona­lmente se alija hachis.
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DGP Policía nacional en una plantación ‘indoor’ de cannabis.

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