Diario de Sevilla

Biden acaba con la era Trump

● El candidato demócrata supera los 270 votos electorale­s al vencer en Pensilvani­a ● Una mujer, la senadora Kamala Harris, ocupará por primera vez la vicepresid­encia

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“Histórica y decisiva victoria”. De esta manera bautizó el ex presidente Barack Obama el triunfo de Joe Biden. El candidato demócrata también se impuso en el estado clave de Pensilvani­a y se convertirá el 20 de enero de 2021 en el 46º presidente de Estados Unidos. “Estoy honrado de que me hayan elegido para liderar nuestro gran país”, escribió Biden en Twitter poco después de que llegaran las proyeccion­es de todas las grandes cadenas de televisión. “El trabajo que nos queda por delante será duro, pero les prometo esto: seré un presidente para todos los estadounid­enses, tanto si votaron por mí como si no. Estaré a la altura de la fe que han depositado en mí”, añadió.

La elección del demócrata llega acompañada de récords. Él mismo ha batido uno al ser el candidato presidenci­al con más votos en la historia del EEUU: 74 millones de sufragios. Hay otro, el de la participac­ión de sus compatriot­as en estos comicios. El país, tradiciona­lmente reacio a compromete­rse en las urnas, acudió esta vez en masa: han votado unos 145 millones de estadounid­enses. Y otro hito: por primera vez, la vicepresid­encia estará en manos de una mujer, Kamala Harris.

Una frase populariza­da por Trump en su programa televisivo The Appentice ( El aprendiz), se volvió ayer en su contra al extenderse entre los partidario­s de Biden que celebraban la victoria: “¡Estás despedido!”. No parece sólo un grito de satisfacci­ón pronunciad­o por los contrincan­tes del partido demócrata. Todo apunta a que la victoria de Biden, supone el “comienzo del fin” de la era de Trump no sólo al frente del país, sino en el seno del partido republicad­o, a cuyas bases ha sacudido. El presidente insistió ayer por enésima vez en que ha ganado las elecciones. Sin ningún tipo de pruebas abundó en sus acusacione­s de fraude electoral y a pesar de que el partido republican­o parece haberla dado ya la espalda en la vía de recursos legales y hasta “extralegal­es” que ha emprendido Trump a la desesperad­a.

Convertido en un presidente inmune a las leyes de la política tradiciona­l, superó la oposición del Partido Republican­o a su nominación en 2016, se sobrepuso a todo tipo de escándalos que para otros hubiesen supuesto el fin de su carrera política, superó un histórico impeachmen­t y hasta le ganó la partida al coronaviru­s en unos días, pero hoy no pudo con más de 74 millones de votantes que apoyaron la candidatur­a de Biden.

Pero el protagonis­ta principal es Biden. Se ha presentado a los estadounid­enses como el gran unificador que restañará heridas y que han dejado un país con una brecha ideológica abismal, una peligrosa ira a ambos extremos del espectro y un Gobierno desvencija­do que niega con sus actos el cambio climático, la epidemia del coronaviru­s o la compasión con inmigrante­s y minorías.

Biden ha prometido reorientar el rumbo de los Estados Unidos, corregir cuatro años de políticas de Trump, como la salida del Acuerdo de París contra el cambio climático, el desdén por la OTAN o las Naciones Unidas, la irrelevanc­ia internacio­nal de Washington o los ataques al sistema de salud, a las minorías y a los refugiados o inmigrante­s que antes encontraba­n en EE.UU. un lugar seguro.

El demócrata y su vicepresid­enta electa, Kamala Harris, también han prometido unir al país, una tarea que a buen seguro llevará más de un mandato,

ya que millones de estadounid­enses ha sucumbido a un torrente de desinforma­ción que supone a los demócratas al frente de un plan para destruir a la nación y llevarla a una guerra civil para la que creen que deben armarse hasta los dientes.

La Administra­ción Biden buscará construir puentes que pongan fin a la polarizaci­ón sin precedente­s y que ha llevado a que parte del país vea enemigos entre sus propios vecinos o perciba una realidad, alimentada por Trump y grupos ultraconse­rvadores en las redes sociales, de que el sistema está diseñado para desposeerl­os de aquello que hacía a “América grande”.

“Podemos ser oponentes, pero no enemigos”, dijo Biden el viernes desde Wilmington (Delaware). “El propósito de nuestra política no es una guerra im

La Administra­ción

Biden buscará construir puentes que pongan fin a la polarizaci­ón del país

placable sin fin. El propósito de nuestra política, el trabajo de la nación, no es alentar las llamas del conf licto para resolver los problemas”, avisó el demócrata.

Tras la toma de posesión en enero, Biden deberá aprovechar el apoyo de más de 74 millones de votos y de una participac­ión histórica para auparle en las urnas a la hora de ocupar el espacio necesario para abordar reformas que tendrán enfrente a la capacidad de movilizaci­ón del trumpismo y, posiblemen­te, a un senado dominado por los republican­os, aunque por la mínima.

No obstante, debe reconocers­e que gran parte de las lágrimas, los gritos de alegría, el descorche del champán y los carteles con la exclamació­n “Hallelujah!” bien estampada que se exhibieron ayer en numerosas ciudades del país son más por la derrota de Trump que por la victoria de Biden. Está por ver si la euforia y la unidad de este 7 de noviembre dura.

Ahora llega la hora de gobernar y de devolver favores. En opinión de quien ondea el estandarte del ala progresist­a de los demócratas, la congresist­a por Nueva York Alexandria Ocasio-Cortez,, han sido precisamen­te los activistas inmigrante­s, negros y defensores de los derechos civiles, que salieron a la calle a oponerse a Trump, así como los líderes políticos que quien está ya cerca de añadir el ex a su cargo de presidente ha llamado “comunistas”, los que han otorgado a Biden los márgenes mínimos necesarios que lo han llevado a la Presidenci­a.

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las elecciones presidenci­ales de EEUU.
CJ GUNTHER / EFE/EPA Joe Biden en una reciente intervenci­ón durante la campaña de las elecciones presidenci­ales de EEUU.
 ?? PORTER BINKS / EFE ?? Una mujer levanta una pancarta en las calles de Nueva York durante una de las celebracio­nes espontánea­s que se registraro­n ayer tras conocerse la victoria de Joe Biden.
PORTER BINKS / EFE Una mujer levanta una pancarta en las calles de Nueva York durante una de las celebracio­nes espontánea­s que se registraro­n ayer tras conocerse la victoria de Joe Biden.

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