Una ‘startup’ sevillana revoluciona el mercado de la robótica y las redes sociales
La empresa Macco Robotics, con sede en la Cartuja, crece en capital y proyección demostrando que sus soluciones para hostelería no son una agresión laboral
Sus vídeos se viralizan en pocas horas. Detrás de un perro robot que reparte botellines de cerveza en las terrazas de los bares y ha dado la vuelta a las redes sociales hay una historia de emprendimiento y talento con sello sevillano. Robótica made in Sevilla con la que se abre paso una empresa que nació hace siete años como una startup y que hace sólo una semana acaba de cerrar una ronda de inversión de 12 millones de euros que la ayudará a seguir proyectando su potencial en el mundo, que espera una nueva revolución de la mano de la tecnología para salir de esta crisis global del coronavirus.
Macco Robotics tiene actualmente su sede en el Parque Científico y Tecnológico de la Cartuja. Su historia se inicia a finales de 2013, hace justo ahora siete años. Un equipo liderado por Víctor Martín llevaba ya un tiempo desarrollando el primer robot llamado Macco, el particular camarero que le da nombre a la empresa y que fue presentado oficialmente en 2014 en Fiturtech, el foro de innovación y tecnología que acoge la Feria Internacional del Turismo (Fitur) de Madrid, ciudad en la que fijaron su sede durante un año, en una época en la que esta startup estuvo acelerada por Porsche, una de las empresas que han invertido en este proyecto junto a Cuatrecasas, Prio, Sanitas, Entrepreneurs Roundtable Accelerator, Nvidia y Telefónica.
Macco Robotics sigue instalada en Sevilla, donde fabrica sus robots, y tiene una delegación en Madrid, donde se pueden ver exhibiciones de sus distintas soluciones, y también en Nueva York, Coimbatore (India) y, a partir del próximo enero, en Singapur, según adelanta su CEO que hoy lidera a un equipo de unas 45 personas. Gracias a la inyección de capital que acaba de conseguir montará, “desde Andalucía para el mundo”, su propia factoría para la fabricación a escala de sus robots y podrá invertir en el desarrollo de nuevas tecnologías para crecer y posicionarse como referentes en el sector de la robótica.
Ésta es la segunda empresa de Víctor Martín. La primera era una ingeniera especializada en robótica industrial que quebró en 2008 por la crisis. “Dependíamos de la solvencia de grandes empresas que lamentablemente se hundieron durante ese periodo y fue en ese momento cuando descubrí que podía extrapolar mis conocimientos en robótica para otro sector, el sector hospitality no estaba tecnológicamente muy avanzado y me di cuenta que había mucho por hacer”, explica.
Antes que abandonar, estos emprendedores se adentraron en otro mercado, el de los robots humanoides, e irrumpieron en Fitur con un androide coctelero que, en ese momento, no era más que un proyecto a medio plazo, dado su elevado coste y la escasa preparación que había en el mercado de la hostelería para absorber este tipo de tecnologías. Su precio oscilaba entre los 90.000 y 150.000 euros. Y entonces testaron otros sectores, como el sanitario, que les permitía poder desarrollar aplicaciones fácilmente integrables o comercializables, según explica el CEO de una empresa con enorme potencial que ya en su primer año facturó cinco millones de euros.
En ese cometido de desarrollar otras líneas de negocio para rentabilizar la empresa surgen otros proyectos de integración de robots. Por ejemplo, de ahí nacen máquinas inteligentes como MEDi, el primer humanoide especializado en el ámbito sanitario, un robot creado por Macco que demostró en el Hospital Infantil Alberta de Canadá que podía entretener a los niños y reducir su ansiedad y dolor. Y otros humanoides con software muy avanzado creados por la empresa sevillana para interactuar con las personas en servicios educativos y de ocio. Así, han colaborado con empresas en China, Israel o Rusia para dar vida a robots con diversas funciones. El sistema es el siguiente: los socios ponen el hardware y Macco Robotics el software y obtiene el derecho a distribuir los androides.
“Hemos estado trabajando otros sectores, como el de los eventos, pero sólo de paso, para poder ir facturando, mantener la empresa y poder reinvertir en el desarrollo de tecnologías para nuestro objetivo principal”, comenta Víctor Martín.
¿Dónde está hoy su mercado? “Nuestros clientes son fabricantes de cerveza, franquicias de restauración, restaurantes, bares, gestores de eventos, hoteles, el sector hospitality en general”, explica. La empresa está enfocada hacia la exportación, siendo Estados Unidos su mercado principal y, aunque a partir de 2021, espera penetrar en Reino Unido y otros países europeos como Francia, Alemania y Holanda.
Macco Robotics aporta soluciones al mundo de la gastronomía y
La ‘startup’ nació en 2013 y acaba de recibir la inversión para montar su propia factoría
El patrimonio de los mínimos era importante. Contaban con grandes ingresos fruto de las misas o las rentas de las casas y los terrenos que tenían a las afueras de la ciudad. La invasión francesa provoca una pérdida muy importante de toda esta riqueza. Pierden 7 de las 13 casas que tenían en la zona y muchas obras de arte son expoliadas. En el templo queda poco del siglo XVI. Luce de manera especial el magnífico artesonado de principios del siglo XVII. Del XVIII son varios de los altares, destacando el de la Inmaculada, de gran belleza, atribuida a Duque Cornejo. El altar mayor, de estilo neoclásico de finales del XIX, que contaba con una serie de doce cuadros sobre la vida de san Francisco de Paula, realizados por Lucas Valdés hacia 1710, que se encuentran actualmente en el Museo de Bellas Artes de Sevilla.
En el templo se encuentra la tumba del recordado Padre Tarín declarado venerable por San Juan Pablo II. Siendo superior en 1905 promovió la creación del colegio de los jesuitas en Sevilla, entonces en la plaza de Villasís.
Varias hermandades han tenido en este lugar su sede canónica durante algunos periodos de su historia. Una de ellas fue la de la Carretería, hasta que en 1761 se trasladó hasta su capilla del barrio del Arenal. La Hermandad de la Sagrada Lanzada adquirió una capilla en este templo en 1814. Desde allí volvió a salir procesionalmente en 1833. Por último, en el seno de la comunidad jesuita y en la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, se fundó la Hermandad de los Javieres, que estuvo allí radicada hasta su traslado a Omnium Sanctorum en 1977.
LA JOYA DEL REGIONALISMO
A principios del siglo XX se va a construir la fastuosa Capilla de los Luises, una joya regionalista de Aníbal González en la que utiliza ladrillo, cerámica, madera, forja... “la recuperación de todas las artes”, como escribiría Alejandro
Guichot. Su destino fue acoger la congregación de María Inmaculada y San Luis Gonzaga. “Es una de las grandes joyas del regionalismo sevillano y de Aníbal González, junto a las plazas de España y América”, señala Joaquín Egea, presidente de Adepa. La Capilla de los Luises, con fachada y entrada por la calle Trajano, cumplió cien años el pasado 8 de mayo, en pleno estado de alarma, una circunstancia que ha deparado que esta importante efemérides pase totalmente inadvertida.
En su exterior, cuenta con una delicada y excepcional decoración de ladrillo tallado que recuerda a las canastillas de los pasos de Semana Santa. La portada, con un arco polilobulado, es de gran belleza y está rematada por una escultura de San Ignacio de Loyola realizada por José Lafita Díaz. Un juego de vidrieras que representan escenas del santo, y la torre con un mirador de planta cuadrada, completan un exterior llamativo y con unas características que no se encuentran en ningún otro templo de la ciudad.
El templo cuenta con una sola nave que se divide en tres tramos mediante unas fastuosas bóvedas de crucería. Cuenta con un bello zócalo de azulejos pintado por Gustavo Bacarisas. Destaca el púlpito de hierro forjado y dorado diseñado por Aníbal González. El altar mayor es de madera de caoba. Lo preside una copia de la Inmaculada Cieguecita de la Catedral realizada en la primera mitad del siglo XX por Adolfo López.
La importancia que la casa de los jesuitas ha tendido para la cultura sevillana es tremenda. Allí fundó el Centro Vida y Radio Vida, germen de la Cadena Cope. “Los valores etnográficos que encierra y el papel que jugó para el desarrollo de la cultura son excepcionales”, subraya Egea.
Por todo ello, Adepa va a pedir que se incoe de inmediato el expediente para la declaración como Bien de Interés Cultural de los dos edificios. “Hay que protegerlos. No se puede permitir que se lleven algunas de las joyas”. Además, va a pedir por escrito al Arzobispado y la Compañía de Jesús que se impida el cierre: “Sería un crimen para la ciudad y para la cantidad de personas que siguen acudiendo. No se puede permitir”.
Como reconocía uno de los padres jesuitas que allí residen y mantienen con su trabajo la comunidad y sus magníficos bienes: “Hay como un halo de tristeza”.
Sea de la mano de los jesuitas, del Arzobispado, o de alguna hermandad o institución que se haga cargo, Sevilla no puede permitirse el cierre de estas joyas patrimoniales.
Los Luises, obra extraordinaria de Aníbal González, ha cumplido cien años