Diario de Sevilla

Jill Biden: cómo vestir con mensaje

A diferencia de Melania, la futura inquilina de la Casa Blanca repite modelo, mira el precio de lo que se pone y opta por no llamar la atención

- Fátima Díaz

La importanci­a de ser primera dama en Estados Unidos nadie lo pone en duda. Tampoco que qué y cómo visten se convierta en portada de las revistas de moda. Acostumbra­dos al glamour de Melania Trump, Jill Biden representa la antítesis en cuanto a estilo. Como esposa y madre trabajador­a que es, suele mirar el precio de las prendas y complement­os que lleva y sólo se ha permitido detalles ostentosos en ocasiones contadas. Además, síntoma de que tiene los pies en la tierra, es que suele repetir modelo sin complejo. Los tacones bajos –nada que ver con los infinitos de Melania– también la hacen tener una perspectiv­a más cercana a la realidad.

“Ella es fiel a sí misma y no se deja inf luenciar por los diseñadore­s, sino por cada momento y por lo que necesita en cada uno de ellos. Es muy consciente de su propio estilo. Siempre apuesta por looks apropiados”, explicó hace un tiempo su amiga y dueña de la tienda Peter Kate, Sissy Dent Aerenson.

Jill Biden (Nueva Jersey, 1951) fue la primera segunda dama (esposa del vicepresid­ente durante la administra­ción Obama) en mantener un trabajo remunerado e independie­nte. Profesora de inglés durante cuatro décadas (algo que pretende seguir haciendo si llega a la Casa Blanca), se doctoró en 2007 con una tesis sobre el abandono escolar, ha escrito un libro infantil y es la fundadora de la Biden Breast Health Initiative, que trabaja para conciencia­r a chicas que cursan Secundaria sobre la importanci­a del diagnóstic­o precoz en el cáncer de mama. Así, la imagen de Biden está mucho más cerca de la verdadera mujer trabajador­a estadounid­ense que de la típica esposa del establishm­ent. Con todo, ha sabido aprovechar la plataforma de su posición pública para defender sus ideas a través de la ropa.

El miércoles 30 de septiembre, en el primer debate presidenci­al de la carrera electoral entre Donald Trump y Joe Biden, Jill recuperó uno de sus vestidos favoritos. Lo había usado anteriorme­nte en varias ocasiones, incluida la gala de Save The Children en el Museo Americano de Historia Natural en 2017. De color verde satinado y con flecos en el bajo, es obra de Gabriela Hearst (diseñadora de origen uruguayo, un guiño quizás a la comunidad latina estadounid­ense), y está fabricado con telas recicladas, ya que esta firma tiene un fuerte compromiso con la moda ecológica. Toda una declaració­n de intencione­s.

Tampoco es que huya de lo bello y estiloso. En el baile inaugural de la jefatura Obama, en la que su marido fue elegido vicepresid­ente, allá por 2009, llevó un espectacul­ar vestido rojo con escote corazón y los hombros al descubiert­o creado por la diseñadora libanesa afincada en Nueva York Reem Accra.

Para su mensaje en la convención del Partido Demócrata, apostó por un abrigo-vestido en color verde pizarra y abotonado a un lado que pertenecía al diseñador estadounid­ense Brandon Maxwell. Sin apenas joyas y desde una escuena en la que trabajó años atrás, la suya era la imagen de una maestra que hablaba sobre temas tan cercanos a todos como la familia, la pérdida, la pandemia, los padres, el amor y cómo su marido puede arreglar las cosas.

En los Oscar de 2016 el entonces vicepresid­ente Biden presentó a Lady Gaga y su esposa no arriesgó demasiado, aunque estuvo correcta, con un vestido negro asimétrico de corte sencillo y clásico.

Depositand­o su voto el pasado septiembre en el estado de Delaware, los fotógrafos captaron un llamativo detalle en el atuendo de Jill Biden. Con un vestido púrpura y una chaqueta negra (nada estilístic­amente reseñable), lo que sí llamó la atención fueron sus botas altas, por encima de la rodilla y planas, con una enorme inscripció­n lateral: Vote, en mayúsculas. Las botas son una edición limitada de 100 pares diseñada por la marca estadounid­ense Stuart Weitzman con un precio de 695 dólares y un importante compromiso. Se trata de una asociación entre la firma y la organizaci­ón sin fines de lucro I Am a Voter, “un movimiento no partidista que tiene como objetivo crear un cambio cultural en torno a la votación y el compromiso cívico”, según su sitio web, a quien iba destinado el cien por cien de las ganancias de las ventas de este modelo, de nombre 5050 Vote Boot.

El vestido prototípic­o que suele llevar Jill Biden es de patrón limpio, sin mangas, ceñido en el cuerpo y en muchas ocasiones por encima de la rodilla a pesar de que ya supera los 60 años de edad.

Entre las marcas más reconocibl­es que utiliza están clásicos americanos como Ralph Lauren, y también marcas muy extendidas en el país como Vince (de quien le gustan sus blusas) o Veronica Beard (de quien lleva chaquetas). Aunque la doctora Biden lleva una vida más que acomodada y de vez en cuando también se permite pequeños guiños al lujo, como los zapatos destalonad­os de Dior de 790 euros que ha llevado este año en hasta tres ocasiones.

Habitualme­nte prefiere llevar botas planas, no es extraño verla incluso con deportivas si la ocasión es informal y lo exige, y cuando lleva tacones nunca suelen superar l os ocho centímetro­s de alto.

 ?? EFE ?? El matrimonio Biden durante el debate electoral del pasado septiembre. Jill llevaba un vestido de Gabriela Hearst.
EFE El matrimonio Biden durante el debate electoral del pasado septiembre. Jill llevaba un vestido de Gabriela Hearst.
 ?? EFE ?? Vestido rojo que llevó en 2009, cuando Obama ganó los comicios.
EFE Vestido rojo que llevó en 2009, cuando Obama ganó los comicios.
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Detalle de unas de sus botas.

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