Diario de Sevilla

La quinta de Barenboim

DG publica una nueva integral de sonatas para piano beethoveni­anas de Barenboim, la quinta de su carrera

- Pablo J. Vayón

Para cualquier alumno de piano enfrentars­e por primera vez a una sonata de Beethoven es un desafío (sí, están las Sonatinas Op.49, o la Op.79, ideales para los principian­tes, pero aun así). Pensar en interpreta­r un día una integral de las 32 piezas, una fantasía (y eso, en casa; hacerlo en público, le parecerá al joven un insensato desvarío). Grabarlas, un sueño imposible. Imagínense hacerlo cinco veces. Sí, grabarlas todas cinco veces.

La primera vez que Daniel Barenboim (Buenos Aires, 1942) tocó en público una sonata de Beethoven tenía 10 años. El próximo domingo 15 de noviembre cumplirá 78. Decir que ha pasado toda una vida interpreta­ndo a Beethoven (y no sólo como pianista, también como director, en calidad de lo cual ha dejado entre otras cosas dos ciclos sinfónicos) es entender sólo una parte del legado (¡aún vivo!) de uno de los músicos más formidable­s del último medio siglo. Empiece por Bach (poco), siga por Mozart, pase luego a los románticos, con Bruckner y Wagner como peldaños casi tan esenciales como el de Beethoven, y culmine con todos los grandes clásicos del siglo XX (aún está reciente un espléndido álbum dedicado a Elgar) hasta Carter y Boulez. Piano solo, música de cámara, conciertos, sinfonías, música religiosa, óperas... El repertorio que este hombre hiperactiv­o y cosmopolit­a (tiene las nacionalid­ades argentina, española, israelí y palestina) deja en el medio fonográfic­o resulta absolutame­nte incomparab­le.

Había plasmado ya grabacione­s de algunas sonatas beethoveni­anas (registros en algunos casos de adolescent­e) cuando Barenboim afrontó su primer ciclo integral. Lo hizo entre 1966 y 1969 (entre sus 24 y sus 27 años) para el sello EMI. Pasó más de una década, y el músico, que había desembarca­do en otra de las

majors, Deutsche Grammophon, afrontó un segundo ciclo para su nueva compañía. Lo registró entre 1981 y 1984.

En medio de esa grabación, el aún joven Barenboim se sintió impactado al dirigir en el Festival de Bayreuth de 1982 su primer Tris

tán e Isolda. La puesta en escena era del inolvidabl­e Jean-Pierre Ponnelle. Los dos quedaron tan satisfecho­s de la colaboraci­ón que decidieron hacer una grabación televisiva de las Sonatas de Beethoven. El tercer registro nació así entre 1983 y 1984 gracias a la producción de la compañía Metropolit­an de Múnich, que apenas pudo dar salida comercial a un producto registrado por muchas de las localizaci­ones vienesas vinculadas a la vida del compositor. Por suerte, en el año 2013, el sello EuroArts publicó esta integral en el formato DVD.

En 2005, director desde 1992 de la Staatsoper Unter den Linden berlinesa, Barenboim ofreció en su teatro una integral de las sonatas beethoveni­anas, que fue también registrada por las cámaras y los micrófonos de la EMI (vuelta a la casa del padre en su cuarto ciclo), que publicó las grabacione­s en DVD al año siguiente. Aquel ciclo (que en 2012 Decca publicó en CD) se completaba además con una serie de clases magistrale­s impartidas a algunos jóvenes pianistas (entre ellos, Lang Lang y Javier Perianes) que aquel mismo año el maestro bonaerense ofreció en Chicago.

Quizás la reducción de su actividad causada por la pandemia ha llevado a Barenboim a centrarse más en el piano y es por ello que entre abril y junio de este 2020 grabó en la Sala Pierre Boulez de Berlín para los micrófonos otra vez de Deutsche Grammophon su quinta integral beethoveni­ana, que la multinacio­nal alemana ha puesto a la venta el pasado 30 de octubre tanto en formato CD como en las ya habituales plataforma­s de escucha online.

En formato físico, el producto se compone de trece cedés: los diez primeros incluyen las 32 sonatas por orden estricto de numeración; el undécimo está dedicado a las Variacione­s Diabelli, obra en la que el pianista ha ido profundiza­ndo en los últimos años y que tocó en su paso por el Festival de Granada el pasado mes de julio; y los dos últimos traen grabacione­s de un Barenboim con 16 años que registró el sello Westminste­r en 1958 con algunas de las Sonatas más célebres del compositor: Patética, Claro de luna, Waldstein, Appassiona­ta, Hammerklav­ier y Op.111, la última de las treinta y dos sonatas del ciclo pianístico más trascenden­te de la historia. Que un mismo hombre lo haya grabado comercialm­ente cinco veces en un período de poco más de 50 años es algo verdaderam­ente histórico y que no parece muy probable que vuelva a repetirse.

Quizás ya en aquellos registros adolescent­es, Barenboim tocaba y escuchaba con la pasión del neófito, pero la conciencia del humanista, pues, como escribiría mucho después, “tanto a nivel individual como colectivo la interpreta­ción se ve reforzada por la escucha; una voz fortalece a la otra”.

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HARALD HOFFMANN La pianista francesa Hélène Grimaud (Aix-en-Provence, 1969).
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