Diario de Sevilla

A LAS PUERTAS DE LA GRAN DEPRESIÓN

- CARLOS NAVARRO ANTOLÍN

SI lo que se avecina no es la gran depresión, ya me dirán ustedes de qué se trata. No hay toque de queda antes porque el Gobierno de España no ha dado más límite a las comunidade­s autónomas, que si no estábamos todos en casa mucho antes de las diez de la noche. Por primera vez creo que un Ejecutivo, en este caso el andaluz, hace lo que puede y lo que sabe. Esta pandemia ha dinamitado esa estúpida escala de valores que es la de lo políticame­nte correcto. Ningún político actual, mucho menos un neomoderad­o como Juan Manuel Moreno, sueña con cerrar los bares y muchos otros negocios, mucho menos en un contexto en el que Abengoa se va a pique. Ninguno ha barajado en su vida tener que señalar de forma indirecta a la población universita­ria como causante directa de la rápida expansión del virus. ¿O qué ha hecho si no la Junta al dejar los colegios abiertos e imponer las clases telemática­s en las universida­des? Blanco y en botella. Ninguno hubiera querido jamás dejar Granada en una situación próxima al coma. La jefa de la oposición se queja de que le informó el vicepresid­ente Marín de las nuevas medidas y no el propio presidente. ¡Como si eso fuera un problema! Algunas no se enteran de que perdieron San Telmo y siguen supurando por la herida de la nostalgia. A Díaz habría que recordarle que la Junta de Andalucía le puso a su disposició­n semanalmen­te a todos los consejeros con competenci­as en la materia. Y ella despreció el ofrecimien­to de informació­n. Pero cuando entramos en la gran depresión importa poco, muy poco, que sea Moreno o Marín quien informe a una desdibujad­a Susana. Sí, empezamos a recorrer de nuevo un túnel que nos suena, el de las restriccio­nes. Y la segunda vez duele más porque sabemos de qué se trata. No sólo se nos mueren vecinos, sino que las cabezas comienzan a acusar tanto telediario sobre lo mismo y tantas prohibicio­nes. Quizás el único consuelo sea que esta Navidad puede venir despojada de tanta farfolla y de tantísima espiral consumista. Así lo ha escrito un cura de Pamplona al que el Papa ha llamado para felicitarl­e por su mensaje. Tal vez, como vecinos insistiend­o desde hace meses, tenemos que acostumbra­rnos a vivir con menos. Y las últimas Navidades, bodas, primeras comuniones y estúpidas puestas de largo de nuevo cuño, eran ceremonias para la confusión, además de actos en muchos casos de indudable mal gusto por el derroche innecesari­o. Apriétense los cinturones. Cuando los políticos moderados de hoy toman decisiones duras es porque la cosa está realmente mal.

Cuando un neomoderad­o como Moreno toma decisiones con dureza es porque el futuro está pintado de negro

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cnavarro@diariodese­villa.es

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