Diario de Sevilla

“La estacional­idad de nuestro sector es una ventaja: Estepa vende recuerdos”

- Trinidad Perdiguero

–¿Cuándo se come el primer mantecado en su casa?

–Cuando salen las primeras hornadas, en septiembre. Son los más esperados y deseados. Aunque se puede hacer una idea de lo presentes que están el resto del año nuestros productos en todos los hogares de Estepa.

–¿Y prefiere el polvorón, el gran reserva de Estepa o le gusta probar variedades, como aquel mítico mantecado de limón de los surtidos de los 80? Muchas bromas, pero nadie lo olvida. –Particular­mente, prefiero el polvorón gran reserva, como usted lo define, pero tampoco puedo olvidar esas variedades que durante muchísimos años han estado en las mesas de los hogares españoles. Estepa fabricaba mantecados, polvorones, roscos de vino y alfajores, pero en los 80, en un proceso de I+D, incorporó el chocolate y nuevas líneas de productos porque los consumidor­es los demandaban.

–¿Conseguirá el Covid-19 que se nos atraganten también los mantecados? –El mantecado y el polvorón de Estepa están arraigados en la Navidad como una tradición popular y el Covid-19 es un accidente sanitario que, de una forma u otra, pasará. Estoy convencido de que este año le daremos aún más importanci­a a poder compartir con nuestros familiares y amigos estos momentos.

–¿Cómo está influyendo en la demanda la posibilida­d de un confinamie­nto, de que no nos dejen volver a casa por Navidad o de que haya aforo limitado en la mesa de la abuela? –Esperemos que las autoridade­s sanitarias no tengan que recurrir a un confinamie­nto duro y no nos priven de los encuentros familiares. Durante los más de 150 años que se comerciali­zan en España los mantecados y polvorones de Estepa ha habido crisis sociales, económicas, laborales y esta vez la hay en el ámbito sanitario. Pero siempre ha habido un hueco para nuestros dulces artesanos y por eso somos optimistas. En septiembre y octubre, nuestros clientes nos trasladaba­n que el consumo está siendo estable y puede que haya un ligero incremento. En marzo y abril, con el confinamie­nto duro, las familias consumiero­n más y este es un producto que se consume en casa.

–En la crisis de 2008 resistiero­n también por la demanda familiar. Cayó la de las empresas por el fin las cestas navideñas. ¿Cómo les marcará esta crisis? –Toda crisis trae consigo una reconversi­ón y lógicament­e habrá sectores que se debilitará­n y a los que debemos apoyar pero otros saldrán fortalecid­os y servirán de contrapunt­o al consumo de mantecados y polvorones. En el último lustro, Estepa se ha convertido en un destino turístico de Navidad, que se visita para comprar mantecados. De momento, las ventas por internet se están multiplica­ndo por cinco y por seis y también está habiendo importante­s cambios y avances informátic­os en la administra­ción y el funcionami­ento de las empresas. –Veteranos mantecader­os cuentan que la estacional­idad, que se cita como hándicap, es una ventaja: la Navidad es la mejor promoción. Lo cierto es que pocos productos logran esos escaparate­s multicolor en los supermerca­dos. ¿Está de acuerdo?

–Sí, totalmente. Para mí la estacional­idad de nuestros productos es una gran ventaja: Estepa vende recuerdos envueltos en papel de fantasía, liados a doble moño con el mejor ingredient­e, el cariño que durante más de 150 años han puesto las mujeres estepeñas en elaborarlo­s.

–¿A qué se debe que las empresas sigan siendo familiares, de los hijos y nietos de quienes la fundaron, sin grandes cadenas?

–Ha sido una cuestión social y sobre todo de apego de las propias familias, ya que ha sido su sustento y el de muchas familias de Estepa y de la comarca, que han colaborado al engrandeci­miento del sector. Nos sentimos orgullosos por decir que a día de hoy no ha salido de Estepa ningún activo empresaria­l, a pesar de las distintas etapas vividas.

–Se van a cumplir diez años desde que se logró la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Mantecado de Estepa y seis del Polvorón. ¿Qué ha supuesto el sello?

–El reconocimi­ento oficial por la UE de que la tradición, las materias primas y el proceso de elaboració­n siguen siendo igual que hace 150 años, lógicament­e con la aplicación de las nuevas tecnología­s. Ese sello es sinónimo de garantía y calidad diferencia­da sobre el resto y ha venido a reforzar la fuerza que ya tenía la marca Estepa.

–¿Qué peso tiene la fabricació­n para marcas blancas? ¿No le quita sentido al sello IGP?

–La gran distribuci­ón o marcas blancas ocupan a nivel nacional una parte importante de la distribuci­ón en alimentaci­ón. Nosotros estamos inmersos en ese sector y, por tanto, ocupan en nuestros productos lo que ocupan en su espacio comercial. En cuanto el sentido del sello, todo lo que esté certificad­o, tiene garantía de calidad diferencia­da y acredita su elaboració­n en Estepa, a diferencia de otras zonas que no poseen este marchamo de calidad tan importante.

–Hay otras zonas donde se fabrican mantecados y dulces navideños, ¿dónde están los principale­s mercados para IGP Estepa? –En toda la geografía nacional. Somos líderes en nuestro sector y nuestro producto es conocido por su origen, por su historia, por sus recuerdos y por ser un gran referente en la Navidad.

Estoy convencido de que este año le daremos aún más importanci­a a compartir esta tradición”

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