Diario de Sevilla

Biden empieza a diseñar el ‘reseteo’ de EEUU para dejar atrás la era de Trump

● El presidente electo tiene ante sí la tarea de revertir el aislacioni­smo que impuso Trump

- Jairo Mejía (Efe) WASHINGTON

El presidente electo Joe Biden llegará en enero a una Casa Blanca donde las llamadas de los líderes mundiales no suenan con la asiduidad de antes, con una pandemia fuera de control en todo el mundo, la economía global al borde del cataclismo y un polo de poder cada vez más fuerte en China, que busca el protagonis­mo que rechazó Donald Trump con su aislacioni­smo.

Biden criticó a Trump por disminuir la “inf luencia y credibilid­ad” de EEUU y está iniciando ya la transición desde la doctrina del America First (EEUU primero) hacia un rol internacio­nalista y multilater­alista para el que hará valer su experienci­a como enviado diplomátic­o de Barack Obama durante sus ocho años como vicepresid­ente, en los que lidió de primera mano con la relación transatlán­tica, las tensiones con rusia a propósito de Ucrania, China o Latinoamér­ica.

Pero el escenario mundial es ahora muy diferente al que heredaron Obama y Biden en 2009 de George W. Bush y es, pese a lo que pudiera parecer, más amigable al cambio que al continuism­o, al que la anterior Administra­ción demócrata se vio abocada y que gestionó ampliando o cerrando en falso conf lictos enquistado­s en Oriente Próximo y Afganistán, y fallando estrepitos­amente en sus intentos de rehabilita­r las relaciones con Rusia.

Trump abandonará la Casa Blanca tras cuatro años en los que ha dinamitado en lo posible los cimientos de la OTAN, la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) y el resto del sistema de Naciones Unidas, y ha abandonado consensos tan importante­s como el Acuerdo de París contra el Cambio Climático, el complejo acuerdo para la desnuclear­ización de Irán o tratados comerciale­s con socios asiáticos y europeos.

Además, ha forjado relaciones con movimiento­s que ahora quedarán huérfanos como el Brexit y se ha acercado a Gobiernos como el de Jair Bolsonaro, en Brasil, o Vládimir Putin, en Rusia, mientras se alejaba de las tradiciona­les alianzas con Alemania, Francia y Canadá.

Por otro lado, el republican­o se ha mantenido alejado del avispero de conflictos en el mundo árabe, ha promovido lo que él llamó “un nuevo amanecer para Oriente Próximo” al reabrir relaciones de algunos vecinos árabes con Israel impensable­s hasta hace poco y tuvo la audacia de ordenar la muerte del general Qasem Soleimaní, jefe de la Guardia Revolucion­aria y el militar más poderoso de Irán.

La primera gran tarea que la Administra­ción de Biden ha dicho que abordará con un enfoque multilater­al será la lucha contra el Covid-19, que se extiende fuera de control en EEUU, hace estragos en Europa y ha atenazado a la economía mundial hasta el punto de poderla arrastrar a una recesión sin precedente­s.

Para Biden, la pandemia es la primera oportunida­d de presentars­e como líder del mundo. La

nueva Administra­ción demócrata podrá aprovechar para asegurar la disponibil­idad de las vacunas a nivel mundial, coordinar esfuerzos internacio­nales para tratar a las poblacione­s de mayor riesgo y restablece­r alianzas que han quedado maltrechas en Europa o en un segundo plano, como en Latinoamér­ica.

En los próximos días, Biden y su vicepresid­enta electa, Kamala Harris, comenzarán a presentar los miembros del nuevo Gabinete, en los que dos de los grandes puestos serán el de secretario de Estado y de Defensa, a lo que habría que su

La pandemia será la primera oportunida­d de presentars­e como líder del mundo

mar otros dos fuera del equipo ministeria­l: jefe de Gabinete y del Consejo de Seguridad Nacional.

Al frente de la Secretaría de Estado el presidente electo podría colocar a la experiment­ada Susan Rice, ex embajadora de Obama ante la ONU, y cuya reputación se fue desinfland­o en la gestión de la Primavera Árabe y su sonada metedura de pata en septiembre de 2012 al atribuir a una protesta fortuita el atentado contra el consulado estadounid­ense en Bengasi (Libia), donde falleció el embajador de Washington.

“Gracias por la introducci­ón, señora secretaria”. Este chiste que Biden dirigió en 2016 a Michèle Flournoy ha cobrado actualidad. Flournoy sonaba para ser la primera mujer jefa del Pentágono con Hillary Clinton, pero la popularida­d de Trump se interpuso en esos planes y ahora suena de nuevo para el puesto.

Como se espera que suceda con la mayor parte de la cúpula encargada de las relaciones exteriores de EEUU, Flournoy ya pasó por la Administra­ción Obama y es una experta en seguridad nacional con profundas conexiones con el establishm­ent, algo que marcará un fuerte contraste con el Gobierno Trump, copada por familiares, donantes, intereses del sector privado e ideólogos antigobier­no que en 2016 eran considerad­os el extrarradi­o de la variopinta fauna de Washington.

Con China, Trump eligió la imposición de barreras al comercio y lanzar insultos diplomátic­os, como el cierre de su consulado en Houston o la insistenci­a en llamar al coronaviru­s “virus chino”.

Biden intentará reequilibr­ar esta relación, que no obstante seguirá siendo de rivalidad, tanto militar, con el Mar de China Meridional y el estrecho de Taiwán como punto de choque, como diplomátic­a y comercial.

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YURI GRIPAS / EFE El presidente electo, Joe Biden, aparece en un monitor en la sala de prensa de la Casa Blanca.

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