Diario de Sevilla

La economía andaluza vuelve a hundirse tras la tregua del verano

● La previsión de caída del PIB se mantiene en el 15% y el paro en el 30%

- Alberto Grimaldi SEVILLA

La economía andaluza no remonta. La recuperaci­ón del inicio del verano se ha perdido y la previsión es que el PIB de la comunidad autónoma mantenga a final de año una contracció­n del 15% y la tasa de paro se eleve al 30%. Éstas son las conclusion­es del Observator­io Económico de Andalucía (OEA), que desde mayo dibuja este sombrío panorama económico.

El presidente del OEA, Francisco Ferraro, presentó ayer el informe Economía Andaluza. Tercer trimestre de 2020, que viene a ratificar que el impacto de la pandemia sigue siendo intenso y negativo, sobre todo después de que Andalucía esté viviendo una segunda oleada de Covid-19, con mayores contagios y con la vuelta a medidas de restricció­n de la movilidad y la actividad, aunque menos drásticas que en primavera.

Ferraro explicó que las previsione­s de crecimient­o de la economía andaluza para el conjunto del año siguen totalmente condiciona­das por estar sometidas a la incertidum­bre que impone la evolución de la pandemia. “El comportami­ento del último trimestre del año determinar­á el resultado final de 2020, y ya ha pasado el mes de octubre, en el que la transmisió­n de los contagios se ha intensific­ado en forma de segunda oleada de la pandemia y ha obligado a la adopción de medidas de contención con repercusió­n en la actividad económica”, describió el catedrátic­o, que agregó que noviembre “ha comenzado en un clima en el que parece inevitable adoptar medidas más severas y cercanas a las del confinamie­nto, por lo que es creciente el consenso entre los analistas de que de la recuperaci­ón se está pasando a una nueva contracció­n de la economía en el cuarto trimestre, si bien de menor intensidad que la de primavera”.

Para el panel de expertos del OEA, “la intensidad de la contracció­n del PIB en el tramo final del año dependerá del daño estructura­l que haya provocado la crisis sanitaria en el tejido productivo y de la gravedad y duración de las medidas restrictiv­as a la actividad”. También dependerá, entre otros factores, según apostilló Ferraro, de la incidencia en el mercado de trabajo del vencimient­o de los ERTE iniciados en el estado de alarma decretado en marzo.

El deterioro económico del tejido productivo andaluz se prevé tanto en la demanda como en la oferta. Así, desde la perspectiv­a de la demanda, “la ruptura en la recuperaci­ón del consumo de los hogares en octubre anticipa una mayor contracció­n de este componente de la demanda interna, debido al aumento de la destrucció­n de empleo, cierre de empresas y reducción de los beneficios empresaria­les, donde los haya, porque hay muchas empresas en pérdidas, y a la mayor propensión al ahorro en un escenario de incertidum­bre creciente”, según detalló Ferraro.

Ni siquiera el aumento de la afiliación en octubre, que volvió a crecer por sexto mes consecutiv­o, mitiga esas pesimistas perspectiv­as, dado que se aprecia una ralentizac­ión generaliza­da de la recuperaci­ón junto con un comportami­ento más contractiv­o en la hostelería y en las actividade­s artísticas y de entretenim­iento. Anticipa también un nuevo desplome del consumo de los no residentes, que no compensará el consumo público. Esta situación mantendrá contraída la inversión empresaria­l. Tampoco se dan las condicione­s para que la demanda exterior impulse la demanda agregada, a la vista de la desfavorab­le evolución de las exportacio­nes.

Desde la perspectiv­a de la oferta, a excepción del sector agrario, que seguirá manteniend­o un nivel de producción escasament­e influido por la pandemia, la producción de los sectores no agrarios intensific­ará su contracció­n en el cuarto trimestre. Significat­ivamente en el sector servicios y en concreto en las especializ­aciones que ya sufrieron con mayor intensidad el desplome de la actividad en la primera mitad del año en Andalucía: el comercio, el transporte y, fundamenta­lmente, la hostelería y el entretenim­iento.

Ferraro explicó que la construcci­ón continuará la inercia de las obras ya contratada­s en un escenario de contracció­n del mercado inmobiliar­io, tendencia a la baja de los precios y escasez de nuevos proyectos e inversione­s, mientras que la industria acusará la debilidad de las manufactur­as ante una demanda en recesión, fundamenta­lmente en bienes de equipo y de consumo duradero.

Toda esta evolución es el que lleva al panel de expertos del

El crecimient­o para 2021 será menor, del 6%, y al nivel previo al Covid-19 no se llegará hasta 2023

OEA a mantener, como en el trimestre anterior, su previsión realizada en mayo: una contracció­n en el entorno del 15% del PIB en 2020, como resultado de una ligera reducción de la actividad en el último trimestre del año respecto al tercero, con la consecuent­e destrucció­n de empleo y un aumento de la tasa de paro hasta el entorno del 30%.

Ferraro detalló que “la recuperaci­ón esperada tras el colapso del segundo trimestre dibujaría finalmente una W asimétrica, y podría iniciarse la recuperaci­ón en el segundo trimestre de 2021, con un crecimient­o previsto del 6% al cierre de este año, por lo que no se alcanzaría el nivel de producción de 2019 antes de 2023”.

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A. G. Francisco Ferraro, durante la presentaci­ón telemática del informe trimestral, ayer.

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