Diario de Sevilla

Cacerolas fuera de las cocinas

● La indignació­n aumenta entre los hosteleros, que sacan a la calle su protesta contra la Junta

- Álvaro Ochoa SEVILLA

“Hemos llegado a las 06:30 para abrir a las 07:00 y ya había gente en la calle esperando”. Las nuevas medidas impuestas por el Gobierno andaluz, entre ellas el toque de queda entre las 22:00 y las 07:00 del día siguiente, ya se notan en los bares de Sevilla. Las palabras son de José Carlos Jiménez, uno de los propietari­os del bar familiar Brooklyn NY, de San Juan de Aznalfarac­he. “La gente sigue trabajando a la misma hora y quieren desayunar antes de empezar”, comenta este joven hostelero, que venía subiendo la persiana de su local entre las 05:30 y las 06:00 para servir los primeros cafés a los trabajador­es de las múltiples obras de alrededor.

El final de la jornada laboral, ahora a las 18:00 por el adelanto obligado para la hostelería, también es otro varapalo. “Cuando los clientes más a gusto están los tienes que echar, habiendo aún sol”, añade Jiménez, que se sorprende de lo decretado porque “la gente está más controlada en un bar que en las casas”. Alude al creciente hábito de muchos de alargar en domicilios las reuniones de los bares y afirma que “hay gente que está alquilando parcelas en las que no hay vecinos alrededor para organizar fiestas”. Algo que le lleva a pensar que “las restriccio­nes deberían ser los fines de semana y no entre semana, cuando los clientes vienen y están poco tiempo”.

Rafael González es encargado del restaurant­e Mareaviva, en Nervión. Respiró aliviado al conocer las nuevas medidas. “Me lo esperaba peor porque creía que nos iban a cortar a las tres de la tarde”. Las comidas las podrán dar, las cenas no. “Las noches eran nulas desde que se impuso el toque de queda, así que dentro de lo malo es lo mejor que ha podido pasar”. Sin embargo, cuando se le pregunta por los fines

de semana sí tuerce el gesto. “Tener que cerrar los viernes y sábados por la noche nos mata”. Coincide con la Asociación de Hostelería de Sevilla en afirmar que “echarle la culpa a la hostelería es lo más fácil” y que “hacemos de policías porque tenemos que estar pendientes de que los clientes tengan la mascarilla puesta y no

fumen”. Aunque también es autocrític­o con su propio sector: “El problema está en los bares que no cumplen”. Y opina que “deberían poner el toque de queda a las 19:00 para que la gente no se vaya a las casas o a hacer botellón”.

Las reuniones en las casas y los botellones son tomados como el salvavidas para las distribuid­oras de bebidas alcohólica­s. “Estas nuevas medidas favorecen la venta en supermerca­dos y grandes almacenes”. Lo afirma Pedro Mateo, gestor de ventas en hostelería de una popular marca de whiskey. No obstante, asegura que “lo ganado en esos establecim­ientos no compensa lo perdido en los bares”, a los que ve “en una situación límite desde el inicio del toque de queda”. En sus visitas a los bares de copas cuenta que ejerce “más de psicólogo que de gestor de ventas” y que “el 90% han cerrado o van a cerrar pronto”. Sus pesimistas palabras se tornan esperanzad­oras al hablar de los municipios de la provincia de Sevilla. “La gente de los pueblos ha ayudado mucho a sus bares tras el confinamie­nto”. Sin embargo, con el nuevo horario de apertura permitido, cree que “la inmensa mayoría de los bares de copas no van a abrir porque hasta las 18:00 son insuficien­tes las horas en las que vender”.

Uno de los bares de la provincia de los que habla Mateo puede ser el de la Peña Sevillista de Coca de la Piñera. Está regentado por Francisco Sánchez, al que el cierre perimetral le impide recibir clientes de pueblos cercanos como Tomares o Castilleja. Paradójica­mente, Coca de la Piñera pertenece al término municipal de Camas, que tiene su núcleo urbano más alejado que las otras localidade­s. A esta cuestión se le unen las que comparte todo el sector de aforo y horarios. También comparte la sensación de que “la mayoría de hosteleros estamos cumpliendo las normas pero pagamos porque hay garbanzos negros” y que “desde que cerremos hasta el toque de queda va a haber gente en los parques y en las casas bebiendo”. Pone de ejemplo a los colegios, a los que ve “como una fuente de contagios que no cierran”.

Pero no sólo de palabras se valen los hosteleros para hacer ruido contra el nuevo escenario laboral en Andalucía. Muchos de ellos se sumaron al llamamient­o que hizo el lunes Antonio Luque, presidente de la Asociación de Hostelería de Sevilla, e hicieron sonar sus utensilios de cocina en una cacerolada coordinada a las 16:30 en la puerta de los bares y restaurant­es. Algo que repetirán hoy a la misma hora y que servirá de aperitivo, nunca mejor dicho, para la manifestac­ión convocada para mañana a las 11:00 en la Campana. Unas movilizaci­ones que ya tienen el apoyo del alcalde, Juan Espadas, o del presidente de la CEOE, Antonio Garamendi.

Pedro Mateo

Comercial de una distribuid­ora

Cuando visito a mis clientes ejerzo más de psicólogo que de gestor de ventas”

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FOTOS ANTONIO PIZARRO
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