El Arzobispado sólo espera la licencia para empezar la obra de Santa Clara
El Ayuntamiento desbloquea transferir 950.000 euros pendientes del segundo pago
La recuperación de la iglesia del convento de Santa Clara está punto de comenzar. La Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Sevilla aprobó ayer desbloquear el segundo pago para la restauración de este valioso templo cerrado desde hace décadas. Se trata de la anualidad de 2020, pendiente desde julio, por la que se transferirán 950.000 al Arzobispado de Sevilla, según se acordó en el convenio suscrito en 2018.
Con esta nueva transferencia, el Arzobispado dispone ya de prácticamente dos de los tres millones que cuesta la rehabilitación integral. Según confirmaron ayer a este periódico fuentes de la Archidiócesis, en los próximos días se elegirá a la empresa que desarrollará los trabajo y en cuanto el Ayuntamiento conceda la licencia de obras, se estaría en disposición de empezar, lo que podría suceder a finales de este mismo año o a principios de 2021. El Arzobispado también ha entablado conversaciones con varias entidades financieras para tener la posibilidad de contar con un crédito puente a muy bajo interés con el que afrontar las obra de manera integral sin tener que esperar a que el Ayuntamiento le entregue el dinero que falta: 1.150.000 euros que se deberán satisfacer a lo largo del próximo año.
Como consecuencia de la antigüedad de la construcción, cuya fundación data del siglo XIII a partir de un palacio musulmán, y de las sucesivas intervenciones sufridas a lo largo de la historia hasta el tiempo presente, el edificio muestra una serie de daños debidos, por una parte, al envejecimiento de los propios materiales que se emplearon y, por otra, a la falta de obras de conservación e intervención del último siglo. Por este motivo, el templo presenta una situación de generalizada de falta de estanquidad en las cubiertas con innumerables problemas de filtraciones; estructuras de forjados de madera en situación próxima al colapso, lo que origina además el desplome de muros por altas humedades de absorción; ausencia de una adecuada red de recogida y evacuación de aguas, así como, carpinterías por lo general irrecuperables.
La gran variedad de obras a realizar abarca desde la repara
ción de una relevante carpintería de lazo, como la consolidación, aplome y atirantado de la espadaña, la reconstrucción y consolidación de múltiples forjados y la redistribución de la crujía adyacente a la iglesia. El proyecto de intervención distingue, además, entre reparaciones, reposiciones de elementos perdidos o deteriorados y las nuevas actuaciones. En estos casos, las técnicas y materiales a emplear son fundamentalmente idénticos a los elementos que se van a restaurar. Como
ejemplo, cabe citar la intención de consolidar el artesonado del techo de la iglesia, que está decorado con una carpintería de lazo prácticamente perdida, y una interesante policromía.
La restauración de los bienes muebles también cuenta con el visto bueno de Patrimonio. Este proyecto contempla intervenir en las siguientes obras: el retablo mayor y los retablos laterales, todos de Martínez Montañés, el artesonado general, la sillería del coro y la sillería de los pies de la iglesia
(coro bajo). Entre las patologías más reseñables que se han observado en el conjunto de las obras, destaca el deterioro general por falta de mantenimiento, la acumulación de polvo y depósitos naturales, pérdidas volumétricas, pérdidas de materia en soporte, preparación y capa pictórica; grietas o fisuras en la superficie y barnices o pinturas aplicados en época contemporánea, entre otras. Estos trabajos serán asumidos directamente por el equipo habitual de conservadores del Arzobispado.