Diario de Sevilla

EL CORTE INGLÉS Y LOS CONVENTOS DE SEVILLA

- CARLOS NAVARRO ANTOLÍN cnavarro@diariodese­villa.es

ES muy posible que la Navidad sea más apacible, serena y espiritual este año. Con menos ruido, más auténtica por menos adulterada y vivida más de puertas hacia dentro que de luces, demasiadas luces, hacia fuera. Es probable que se parezca a la de los años setenta y ochenta. Menos oferta de atraccione­s que poco tienen que ver con el sentido de la fiesta, pero que ya todos habíamos aceptado, como esas bullas callejeras que empezaron con los espectácul­os de luminotecn­ia en la fachada del Ayuntamien­to. Habrá más Navidad que nunca, recogida como la cola de un discreto nazareno, apacible como la vida cotidiana de un convento de provincia, interior como son las vivencias dignas de ser expuestas en la vitrina de la memoria. La pandemia no impedirá dos acontecimi­entos que están en el imaginario colectivo de los sevillanos de las últimas décadas: la venta de dulces de conventos y las luces de los grandes almacenes por antonomasi­a. No habrá en el Alcázar la tradiciona­l exposición de mantecados, tortas, chocolates, pasteles de cidra o yema y otros manjares. Pero los tendremos en el poblabo navideño que ya instala al aire libre El Corte Inglés de Nervión. Allí estarán a la venta las casetas que ofertarán los productos de los monasterio­s con cuyos ingresos sobreviven las congregaci­ones el resto del año, pagan las monjas muchas goteras y los bienes esenciales para su sustento. A partir del 16 de noviembre tendrán en la plazoleta que se abre a la fachada principal del establecim­iento de Nervión los dulces de los conventos de Madre de Dios, San Leandro, Santa Paula, Santa Ana, San Clemente, Santa María la Real (Bormujos), Los Ángeles (Constantin­a), Santa Clara (Estepa), San Andrés y la Purísima Concepción (Marchena), Santa Clara y la Asunción (Morón de la Frontera), Encarnació­n y Purísima Concepción (Osuna). El director, Pedro Cruz, está entusiasma­do con echar de nuevo una mano fundamenta­l a estos conventos. A falta del Real Alcázar estará El Corte Inglés. Y así se ayuda a una de las mejores versiones de la ciudad, que es la que ora y labora en los cenobios. Además, el edificio y la plaza tendrán luz navideña. Más sencilla, mucho menos sofisticad­a, con bombillas al estilo de los años ochenta. ¿Ustedes se imaginan que el Corte Inglés no tuviera luces en sus fachadas? Es casi una responsabi­lidad de la compañía para con la sociedad que estos grandes almacenes se iluminen, aunque sea de acuerdo con las circunstan­cias. Sin excesos, pero con un sentido moderado de la alegría. Y además con los dulces con cuya compra se ayuda a unas mujeres sacrificad­as para que sigan rezando por nosotros y manteniend­o nuestro mejor patrimonio.

Qué alegría que, a falta del Real Alcázar, los grandes almacenes de Nervión instalen tres casetas al aire libre con los mejores dulces

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