Diario de Sevilla

Danza para la cuesta de enero

El Teatro de la Maestranza y el Teatro Central ofrecen durante todo el mes una excelente programaci­ón coreográfi­ca que arranca esta semana con una nueva aproximaci­ón a ‘Giselle’

- Rosalía Gómez SEVILLA

Durante las fiestas navideñas, uno de los deseos más escuchados ha sido el de despedir de una vez por todas el aciago 2020. Y no es que 2021 haya comenzado de un modo mucho más halagüeño, pero si la cultura es un termómetro que marca la salud de una sociedad, habrá que admitir con satisfacci­ón que el nuevo año se presenta al menos con una gran actividad en el campo de las artes escénicas. Este mes de enero, sin ir mas lejos, llega cargado de danza a dos de los principale­s teatros de la ciudad.

En un Teatro de la Maestranza que poco a poco va recuperand­o, si no el aforo completo, sí la programaci­ón prevista, Giselle ha sido de nuevo el título elegido para la tradiciona­l cita anual con la danza clásica. El célebre ballet compuesto por Adolphe Adams, sin embargo, llega bajo una peculiar versión dirigida y coreografi­ada –a partir de la original de Perrot y Coralli– por Joaquín de Luz, antiguo bailarín principal del New York City Ballet, Premio

Joaquín de Luz dirige a la Compañía Nacional de Danza en esta versión del ballet clásico

Nacional de Danza en 2016 y, desde septiembre del pasado año, director de la Compañía Nacional de Danza.

Frente a la obra original, estrenada en la Ópera de París en 1841, con un libreto escrito por Théophile Gautier y Jules-Henri Vernoy a partir de algunas leyendas alemanas de Heinrich Heine, De Luz sitúa la acción en una aldea cercana al Moncayo, acercando así la obra al Romanticis­mo español con la ayuda del dramaturgo Borja Ortiz de Gondra. Siguiendo el hilo conductor del libro Le voyage en Espagne de Gautier, Ortiz de Gondra ha llevado a cabo un trabajo de maridaje de la historia con los sugestivos versos de nuestro romántico por excelencia, Gustavo Adolfo Bécquer.

Sin olvidar a las fantasmagó­ricas willis, ni ninguna de las escenas clásicas de uno de los ballets más representa­dos y aplaudidos de la historia, Joaquín de Luz ha impregnado su versión de tradicione­s españolas, recreando algunos pasajes a través de la llamada Escuela Bolera y de algunas danzas tradiciona­les aragonesas que añaden color y un raro sabor español a la pieza. La obra se estrenó en Madrid el pasado 9 de diciembre.

Giselle, que estará en el escenario del Maestranza los días 13, 14, 15 y 16 de enero, con la Ross en el foso y la dirección musical de Olvier Díaz, ha contado también con la escenograf­ía de Ana Garay, el vestuario de Rosa García Andújar y, naturalmen­te, con los bailarines y las bailarinas de la Compañía Nacional de Danza.

Pero enero nos traerá también la oportunida­d de tomarle el pulso a la danza contemporá­nea andaluza. Será en la Sala B del Teatro Central en la que, los días 16 y 17 de enero, a las 12:00, acogerá el estreno absoluto del último trabajo de la compañía formada hace ya más de una década por la bailarina, coreógrafa y profesora Teresa Navarrete y el músico y compositor Miguel Marín.

Wanted, el trabajo que presentan, se centra en el deseo de todo ser humano de encontrars­e a sí mismo y también de encontrar el hilo con que se tejen las relaciones humanas que nos definen como seres sociales y nos mantienen anclados a la tierra. En esta ocasión, Navarrete ha confiado la dirección de escena a otros dos creadores andaluces de su generación como son Guillermo Weickert y María Cabeza de Vaca.

Y en el mismo lugar, el fin de semana siguiente (días 23 y 24, a las 12:00), la cita será con Greta&Anna y con el estreno absoluto de su último trabajo, mezcla de danza contemporá­nea y artes plásticas, Mi madre muerta.

Greta no es otra que Greta García, más conocida por el trabajo desarrolla­do durante años, entre otros, junto a la también bailarina Laura Morales en la popular compañía sevillana Hermanas Gestring. Para este proyecto, Greta ha formado equipo pon su propia madre, la artista plástica de origen sueco Anna Johnson, con la que colabora a menudo –y no solo en la realizació­n de sus espectácul­os– para tratar de expresar, con el humor de payasa que la caracteriz­a, la tragedia de perder a una madre y el duelo correspond­iente.

Dedicado en concreto a Birgitta, la madre de Anna Jonsson y a la propia Anna como madre de Greta, ésta estará acompañada en el escenario por una singular escultura-muñeca realizada por Anna Johnson que, de alguna forma, representa a ambas madres y con la que Greta establecer­á un peculiar ritual.

Y como los aficionado­s a la danza no pueden dejar de serlo de la música, el día 19, en una única función, el Teatro de la Maestranza ofrece una perfecta

simbiosis de ambas con el espectácul­o Gugurumbé, estrenado en el pasado Festival de Música y Danza de Granada y creado por Fahmi Alqhai (líder del conjunto de música antigua Accademia del Piacere) y por el coreógrafo Antonio Ruz. Gugurumbé (nombre de un villancico de negros de Mateo Flecha) se ha inspirado libremente en las músicas y las danzas de origen africano que llegaron a los puertos andaluces dando lugar a un mestizaje musical y dancístico cuyas huellas se ven hoy en el f lamenco.

Junto al violagambi­sta Alqhai y su conjunto, la soprano Nuria Rial y la cantaora de flamenco

Rocío Márquez, en Gugurumbé podrán descubrir también la danza de la bailaora Mónica Iglesias (Premio Desplante de La

Unión 2018) y de la la venezolana afincada en Sevilla Ellavled Alcano.

Para despedir el mes, lleno aún de incertidum­bres respecto a la dichosa pandemia, el Teatro Central ofrece dos propuestas realmente atractivas. Por un lado, llegará a la sala B un solo de teatro-danza del veterano

Pep Ramis: The Mountain, the Truth & the Paradise.

Fundador junto a María Muñoz en 1989 de la prestigios­a compañía de danza contemporá­nea Mal Pelo y del espacio de creación e intercambi­o disciplina­rio L’animal a l’esquena (nombre también de uno de sus primeros y más emblemátic­os espectácul­os), Ramis se encuentra en un momento de plena madurez creativa.

Tal vez por ello, a pesar de su dominio de las artes plásticas, el bailarín y coreógrafo ha querido prescindir de todo elemento escenográf­ico y ha creado un espacio blanco y desnudo en el que, con su capacidad para transforma­r su cuerpo y con ayuda de algunos textos suyos y del escritor italiano Erri de Luca (con el que Mal Pelo ha colaborado en otras ocasiones), nos propone un sugestivo viaje. Un poético paseo por las emociones que surgen al interrogar­se sobre el sentido de lo divino y de lo vulgar, so

bre la espiritual­idad y la ignorancia, sobre la belleza y la banalidad que conviven cada día en la vida de todos los seres humanos.

Y, finalmente, aquellas personas previsoras que hayan comprado su entrada (dada la reducción del aforo, las localidade­s están agotadas desde hace varias semanas) tendrán su última cita dancística de enero (el viernes 30 a las 16:00 y el sábado 31 a las 12: 00) con una compañía de teatrodanz­a, ecléctica donde las haya, que lleva años mostrando en Sevilla sus obras e incluso incluyendo en ellas a algunos figurantes de la ciudad.

Se trata de Peeping Tom, la agrupación formada por Gabriela Carrizo y Franck Chartier en 2000 y que hoy cuenta con un gran equipo de colaborado­res de todas las edades y de 16 nacionalid­ades diferentes.

Esta célebre compañía belga conquistó al público sevillano con las piezas de su primera trilogía ( Le Jardin, Le Salon y Le Sous-Sol) y, más recienteme­nte, ha visitado el Central con las de la última ( Madre, Padre e Hijo). Ahora regresa con Triptych, una versión reelaborad­a de tres piezas cortas que Peeping Tom creó para la prestigios­a compañía de danza Nederlands Dans Theatre. Gabriela Carrizo dirigió la primera parte, The Missing Door, mientras que Franck Chartier dirigió las dos siguientes, The Lost Room y The Hidden Floor. Más tarde, ambos incorporar­on dichas piezas al repertorio de Peeping Tom, adaptándol­as a un nuevo equipo de intérprete­s y a ese particular e inestable universo suyo de estética hiperreali­sta que, hecho de danza, acrobacia, ilusionism­o, suspense cinematogr­áfico y un humor poco común, logra desafiar la lógica del tiempo y del espacio.

Propuestas para todos los gustos que ayudarán sin duda a los aficionado­s a l a danza a afrontar esta cuesta de enero, más difícil todavía, con un mayor optimismo.

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BALLESTERO­S / EFE La Compañía Nacional de Danza durante el ensayo general de ‘Giselle’ el pasado diciembre en el Teatro de la Zarzuela.
 ?? BALLESTERO­S / EFE ?? La dirección de Joaquín de Luz sitúa esta ‘Giselle’ en una aldea cercana al Moncayo.
BALLESTERO­S / EFE La dirección de Joaquín de Luz sitúa esta ‘Giselle’ en una aldea cercana al Moncayo.
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en ‘Mi madre muerta’.
Greta García con la escultura-muñeca creada por su madre Anna Johnson en ‘Mi madre muerta’.
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’, con la Gugurumbé ‘ de coreografí­a llega Antonio Ruz, al el martes 19 . Maestranza

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