“Nunca antes habíamos visto este ritmo de ingresos”
● Los médicos sevillanos asisten a la tercera ola del virus “más preparados”, pero “cansados” y exhaustos ante una mayor velocidad en el aumento de contagios y de hospitalizaciones
Los hospitales de Sevilla han pasado de tener 279 pacientes ingresados por coronavirus a 527 en sólo siete días. La tercera ola vuelve a situar a la provincia en un nivel de riesgo extremo, con la incidencia por encima de los 500 casos por 100.000 habitantes, la positividad crece a un ritmo vertiginoso y todo esto se refleja en un sistema sanitario que asiste exhausto a una nueva amenaza de colapso.
“Si a principios de enero pasaban por nuestra consulta de respiratorio una media de 50 pacientes diarios, en menos de diez días se superaron los 70”, adelanta Claudio Bueno, jefe de Urgencias del Hospital del Virgen del Rocío, que además añade el incremento en la positividad de las pruebas diagnósticas, “por encima del 20%”.
El facultativo apunta a una clara influencia de la celebración de las fiestas navideñas y las reuniones familiares en los casos que ahora están llegando a los hospitales. De hecho, destaca la “mayor agrupación familiar” observada en los nuevos contagios. “La diferencia con otras olas es que ya lo tenemos todo bastante rodado. El cómo activar los planes de contingencia, aunque siempre es un proceso difícil porque es estresante el volverte a ver en esa situación porque pone en tensión a todo el hospital, es algo que ya conocemos bien. Procuramos siempre ir un poco por delante, previniendo, antes de llegar a la saturación”, destaca.
En el Hospital de Valme, el aumento “exponencial” de ingresos comenzó “de forma muy clara tras la festividad de Reyes”, explica el responsable de la unidad de Medicina Interna, José Antonio Mira Escarti. “Estamos hablando de que, en muy pocos días, hemos pasado de tener unos 15 pacientes Covid ingresados a estar, aproximadamente tres semanas después, en cerca de 150 entre nuestro hospital, El Tomillar y las UCI. Por lo que el aumento y la progresión es brutal”, remarca el especialista. Es más, según el doctor, la presión hospitalaria en el centro está ya “cercana” a la que se tenía en noviembre, en pleno pico de la segunda oleada.
Que la explosión de esta tercera ola haya tenido lugar en el mes de enero, un mes ya de por sí complicado en los hospitales, hace que la tormenta sea perfecta. “Históricamente enero es el mes del inicio del periodo habitual de alta frecuentación provocada, en gran parte, por la gripe con las consecuencias complicadas que todos conocemos en la presión en atención primaria, las urgencias y plantas de los hospitales. Aunque es probable que haya más problemas por los ingresos habituales de esta época de enfermos no Covid, en esta cuestión creo que podemos ser optimistas. Afortunadamente, las medidas de restricciones por el Covid y la vacunación de la gripe está provocando que no estemos viviendo la típica alta frecuentación con un descenso total de ingresos por gripe y menos incidencia de infecciones respiratorias”, afirma el internista.
El estado mental de muchos sanitarios en esta larga y dura batalla contra el Covid-19 también se ha resentido en los últimos días. El doctor Jesús Rodríguez Baño es jefe de la unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Virgen Macarena y asegura que, aunque ahora están “más entrenados”,
también les pilla “cansados”. Al especialista le ha “sorprendido” en cierta manera “la mayor velocidad a la que crece la pendiente de ingresos a diferencia de la primera y segunda ola”. “Nunca antes habíamos visto este ritmo de aumento de ingresos diarios”, agrega.
En la quinta planta del Macarena los sanitarios trabajan en una mezcla de enfado ante lo evitable y resignación crónica. “Todo el mundo preveía que después de las Navidades podía haber un aumento de casos y nos preocupaba mucho porque tenemos que proteger a nuestros mayores como sea. La Navidad era una época complicada porque son fiestas en las que nos queremos reunir con todos nuestros familiares y había un riesgo de transmisión clarísimo. Está claro que el virus no nos da respiro y hasta que no tengamos un nivel de inmunidad suficiente entre la población, no nos va a dejar y, eso, podemos darle las vueltas que que
Los sanitarios trabajan con una mezcla de enfado ante lo evitable y resignación crónica
ramos, pero las experiencias previas nos dicen que va a ser así”, manifiesta el facultativo.
Un cansancio y “cierto hartazgo” entre los profesionales al que también alude el doctor Mira Escarti desde la unidad que dirige en el Valme. “Es muy duro tras volver de unos pocos días de descanso navideño comenzar nuevamente con otro sobreesfuerzo tras dos oleadas tremendas. Aunque la mayoría de los pacientes son dados de alta, es muy complicado de asumir los que se nos quedan en el camino, entre otras cosas, porque no estamos acostumbrados a esta situación en la Medicina moderna”.
¿Han sido las restricciones demasiado laxas esta Navidad? Todo indica que sí. Pero no era tan sencillo encontrar el equilibrio entre contener el virus de forma drástica y establecer unas restricciones más leves. Así lo explica el doctor Mira Escarti. “Por segunda vez se ha visto que no es posible por la capacidad de contagio del virus y porque la responsabilidad individual en muchos casos ha fallado”, añade.
Los profesionales coinciden en el esfuerzo de los sanitarios, una vez más. “La sociedad se tiene que sentir orgullosa”, dice Mira Escarti. “Estamos rodeados de profesionales con una capacidad humana y profesional admirable y eso es lo que nos hace cada día tirar para delante”, añade Rodríguez Baño.
Sobre el futuro, el médico del Macarena apunta al menos a “unas dos semanas más de crecimiento de contagios”, hasta ver si los cierres perimetrales y demás medidas restrictivas empiezan a surtir efecto, “y eso se empezará a notar en el hospital con una o dos semanas de retraso”.