Asenjo está deseando dejar de ser noticia
Con toda probabilidad, la de ayer fue la última misa del patrón de los periodistas oficiada en la Iglesia de las Salesas por Juan José Asenjo Pelegrina. El 16 de octubre de 2020 cumplió 75 años y ese mismo día el arzobispo de Sevilla comunicó al papa Francisco su renuncia por razones de edad a la diócesis de Sevilla. Dicen que el Pontífice ya ha señalado uno de los tres nombres de la terna que le presentaron. En poco tiempo, monseñor Asenjo será noticia importante en los medios, entre los profesionales tutelados por San Francisco de Sales, cuando se conozca la identidad de su sucesor. Será noticia para dejar de serlo.
Ayer recorrió en compañía de su secretario las tortuosas calles que separan el Palacio Arzobispal de la iglesia de las Salesas. Con el empedrado aún mojado por las últimas lluvias, ascendió la cuesta de la calle Mármoles. Pasó junto a Muñoz y Pabón, canónigo famoso por sus metafísicas sevillanas, y el antiguo Centro de Nuevas Profesiones que dirigió Luis Uruñuela y en el que tantas vocaciones literarias despertó Julio Manuel de la Rosa. Dejó a un lado el templo parroquial de la hermandad de la Candelaria y la calle Vírgenes. Entró por la calle Conde de Ibarra, sin la Y griega de la naviera a la que perteneció el cofundador de la Feria. A la izquierda, la coqueta calle Lirio, muy estrecha, donde vivió Diego Martínez Barrio, el sevillano que fue presidente de las Cortes, del Gobierno y de la República. Las Salesas está en la plaza de las Mercedarias, junto al colegio del mismo nombre, La Carbonería de Paco Lira (y el duque de Segorbe) y el palacio donde nació Miguel Mañara y estudió Alfonso Guerra, que fue nombrado hijo predilecto de Sevilla en la misma ceremonia que Asenjo era nombrado hijo adoptivo.
Francisco de Sales (15571622), coetáneo de Shakespeare y Cervantes, llegó a ser obispo de Ginebra. Murió el mismo año que nació Valdés Leal, el pintor de las premonitorias Postrimerías. La misa del cuarto centenario de la muerte del patrono de los periodistas ya le tocará al sucesor de Asenjo, que en 2009 relevó en la diócesis a Carlos Amigo Vallejo. Casi cuatro décadas en las que la diócesis hispalense ha estado regida por pastores colchoneros, incondicionales del Atlético de Madrid, aunque siempre muy sensibles con la marcha de los dos equipos de la ciudad.
Las circunstancias le han obligado a ser más aficionado de transistor que de televisión. Asenjo ha perdido por completo la visión del ojo derecho y tiene muy limitada la del izquierdo. Un obispo con vistas a la izquierda. Ha encontrado en la ONCE, de la que es afiliado, nuevas herramientas para poder leer. La lectura y la música clásica son dos de sus pasiones. En la puerta de las Salesas le esperaba Adrián Ríos, responsable de la delegación de medios de comunicación de la diócesis. Uno de los muchos nombramientos que hizo Asenjo a lo largo de su fructífero mandato. Nació en 1945, año capicúa del 1954 en el que llega a Sevilla José María Bueno Monreal para suceder al cardenal Segura, martillo de herejes y del general Franco y su beatísima esposa. Asenjo vino al mundo en Sigüenza, población de Guadalajara con obispo y catedral que ha dado unos cuantos mitrados a Sevilla. Nació el mismo día, mes y año que su buen amigo Antonio Cañizares, arzobispo de Valencia.
En el día del patrono de los periodistas, Asenjo está esperando el día que deje de ser noticia.