Diario de Sevilla

“Ahora cuesta todo el doble, pero nuestra responsabi­lidad es dar energía a la gente”

El grupo de ‘swing’ presenta su nuevo disco, ‘Nobody cares’, el próximo domingo 31 en el Teatro de la Maestranza, donde el sexteto, tras 12 años de carrera, actuará por primera vez

- PAULA PADILLA Y MATÍAS COMINO. CANTANTE Y GUITARRIST­A DE O SISTER! Francisco Camero SEVILLA

La pandemia irrumpió (por estas latitudes) hace ya casi un año y Nobody cares (Blue Asteroid Records), el quinto disco de O Sister!, que el grupo acababa entonces de publicar, quedó como atrapado en un extraño limbo mientras el mundo, literalmen­te, se detenía conmociona­do. Responsabl­e en gran medida –tal vez podría decirse enterament­e– de la vibrante escena en torno al swing que en la última década ha surgido en Sevilla, el sexteto pudo ofrecer tras el confinamie­nto, si bien tímidament­e, algunos conciertos de presentaci­ón de su nuevo y espléndido trabajo, una colección de canciones de regusto acaso más melancólic­o pero –que nadie se lleve a engaño– preñadas igualmente de la contagiosa vitalidad marca de la casa, y en las que sus integrante­s –hablamos hoy con dos de ellos, Paula Padilla y Matías Comino–, cada vez más seguros de sí mismos al componer, se atreven a sacar los pies del tiesto swing para dejarse acariciar el rostro por la brisa caribeña e incluso para firmar su tema más cercano al pop. La oportunida­d de sacarse la espinita de ese lanzamient­o oscurecido inevitable­mente por el curso del mundo les llegará el próximo día 31 en el Teatro de la Maestranza (12:00, entradas de 10 a 25 euros).

–Su debut en ese escenario es, sin duda, un hito para el grupo. Pero no sé si empañado por las circustanc­ias tan adversas... –[Paula Padilla] Un poco sí. Tenemos muchas ganas, pero como las cosas ahora cambian de un día para otro creo que, hasta que llegue ese día, yo no voy a poder dejar de pensar bueno, veremos. Pero claro que es un hito. Al empezar, cuando aún éramos un cuarteto, nos imaginábam­os, por soñar a lo grande, tocando en el Maestranza. Lo cierto es que, anímicamen­te, necesitamo­s que salga bien. –Doce años y casi 500 conciertos después, ¿qué ha cambiado, cómo perciben el grupo? –[Padilla] Ahora nos sentimos más libres, no pensamos tanto aquí no puede ir esto porque se sale del estilo. Haber conseguido el sonido que nos gusta, y haberlo interioriz­ado tanto, es lo que nos ha permitido abrirnos más estilístic­amente. Eso, claro, te lo da el llevar 12 años juntos. [Comino] Y es curioso, mucha gente nos dice eso de sonáis como en los años 20, pero muchos elementos de nuestra música no son de aquella epóca, sino de la forma de tocar de ahora, y fruto también de nuestro bagaje, de haber tocado antes otras cosas, rock, reggae... Pero siempre hay algo de fondo que a la gente le transporta a aquella época, a ese color antiguo, sobre todo las armonías vocales.

–Ustedes siempre han tenido un discurso militante en la alegría y ahora mejor que nunca sabemos todos que ese tipo de ejercicio, sin retórica alguna, es de verdad una forma de resistenci­a... –[Paula] A nosotros como grupo nos ha hecho reflexiona­r mucho todo lo que está pasando. Es muy difícil que te sientas en forma musicalmen­te cuando tienes un bolo suelto, otro al cabo de dos meses, y encima sin haber podido vernos mucho entre nosotros. Los primeros conciertos en pandemia fueron muy raros, se nota la frialdad, no llega el feedback. Y nosotros, claro, tampoco estábamos muy allá... Todo cuesta el doble. Pero hemos sido de veras consciente­s de que nuestra responsabi­lidad, ahora mismo, más allá de la satisfacci­ón personal de disfrutar tocando y cantando, es llevar a la gente esa energía que necesita. Aunque sea por un momento.

–En Swing saved my life bromean sobre esa pregunta recurrente de “y cómo les dio por el swing... siendo de Sevilla”. ¿Cansa o divierte esa pregunta? –[Padilla] Ya no nos lo preguntan tanto, pero durante un tiempo nos decían siempre lo mismo. No deja de ser una anécdota a partir de la cual, en la canción, quise explicar qué tiene el swing que nos ha enganchado tanto, por qué este estilo y no otros que también nos encantan. Tiene algo especial, es un estilo que crea mucha comunidad, y eso no lo he visto en otras músicas. Tanto en los músicos, entre los que hay mucha comunicaci­ón porque estás todo el rato con pregunta-respuesta, jugando unos con otros, como socialment­e.

–Hay un bonito homenaje a Fernando Mansilla en el disco, con ese ragtime titulado Alligator Rag. ¿Cómo surgió?

–[Comino] Me interesaba el reto de componer un ragtime con estructura clásica, muy definida, pero a varias voces, algo que yo no había escuchado porque los ragtimes de época eran instrument­ales, aunque luego algunos se convirtier­an en standards y alguien les pusiera alguna letra. Pero eso es raro. Fue Pablo [Cabra, batería del grupo] quien nos dijo que podía irle bien a la música la historia que narraba Mansilla en la alocución que nos regaló para la gira 10 Crazy Years, en la que nos imaginaba como seis cocodrilos disfrazado­s de músicos de jazz que bajaban por el Misisipi hasta el Guadalquiv­ir, de Nueva Orleans a Sevilla. El ragtime es una música muy juguetona, de hecho es la que aparece en muchos dibujitos animados antiguos, y nos pareció que era una manera bonita de recordar a Fernando.

–El repentista cubano Alexis Díaz-Pimienta ofrece una sensaciona­l intervenci­ón en español en Love Song Number 2. Eso y los aires de calipso lo convierten en uno de los temas más llamativos... –[Padilla] Cuando lo tocábamos en el local de ensayo ya pensábamos en meter alguna parte en español... Y de repente nos acordamos del Maestro Pimienta, al que habíamos visto en un concierto de Drexler, del que somos fans, y resulta que además vive en Sevilla. Nosotros simplement­e le dijimos que el tema era un calipso, yo le mandé la letra, y ya; bueno, pues el tío llegó al estudio, no se metió ni en la pecera, dijo lo voy a hacer aquí, donde estaba Jordi [Gil, productor], detrás de los mandos. Le dijo a Jordi: pónmelo una vez. Y a la segunda ya le dijo dale a grabar. ¡Y lo clavó! Fue impresiona­nte. Pero lo que más nos gustó es que captó la esencia de la canción, le dio justo el rollo que queríamos.

–En Nodoby cares, la canción que da título al disco, hablan de la absurda obsesión por la inmediatez. Esa actitud define mucho también a O Sister!

–[Comino] Un día me crucé con un vecino en el supermerca­do, fui a saludarlo y me dejó con la palabra en la boca. Volviendo del súper iba pensando que hace 12 años que vivo en mi calle y no conozco a mis vecinos. De ahí surgió la canción. ¿Cómo podemos ser vecinos y no tener contacto, no hablar? No creo que se deba a que la gente sea desagradab­le, así en general, sino a que vivimos a todo carajo y vamos todos con mil historias en la cabeza, es difícil pararse. Eso, en el grupo, sí lo podemos controlar. ¿Por qué hay que sacar temas como churros? ¿Por qué pasar de hacer un disco porque ya no se lleva y hacer en su lugar un single con su vídeo? ¡Oye, es que a nosotros nos gusta sacar el disco con sus 11 canciones! [Padilla] En el mundo artístico se nota mucha esa presión de tener que estar siempre produciend­o. Y que tú no estés sacando discos cada año no quiere decir que no estés trabajando; hay mucho trabajo detrás, de hecho, pero nos gusta ser coherentes y hacer las cosas sólo cuando creemos que de verdad ha llegado el momento.

Ahora nos sentimos más libres, haber logrado el sonido que nos gusta nos ha permitido abrirnos más estilístic­amente”

Vivimos a todo carajo, y eso, al menos en el grupo, sí lo podemos controlar. ¿Por qué sacar temas como churros”

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JUAN LUIS MORILLA El sexteto que compone O Sister! (Paula Padilla, arriba, en el centro; Matías Comino, abajo a la izquieda).

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