Diario de Sevilla

“Cuanto más moderada es la infección, mayor pérdida del olfato”

El otorrino Serafín Sánchez lidera una investigac­ión para ayudar a detectar un posible contagio de manera precoz a raíz de la alteración olfativa y gustativa

- Cristina Valdivieso

Avanza la pandemia de coronaviru­s, pero también los conocimien­tos sobre sus manifestac­iones, síntomas, repercusio­nes o secuelas. Y este punto, encontrar un conjunto de síntomas o signos con alto poder predictivo que ayude a detectar la infección, puede resultar de gran utilidad, dadas las dificultad­es del análisis masivo a nivel poblaciona­l. En esta línea, un grupo de investigad­ores del Instituto de Biomedicin­a de Sevilla (IBIS) dirigidos por el jefe de servicio de Otorrinola­ringología del Hospital Virgen Macarena, Serafín Sánchez, lleva meses trabajando en un estudio sobre el valor que el trastorno del olfato tiene en el diagnóstic­o del Covid-19.

Asimismo, el desarrollo de este proyecto ha permitido probar cómo la pérdida del olfato y del gusto es un “indicador precoz” de la enfermedad, así como la existencia de una estrecha relación entre la gravedad de la misma y los trastornos olfativos. “Cuanto más moderada se cursa la enfermedad, peor se huele. Lo bueno es que, en la mayoría de los casos, la distorsión de los olores desaparece antes de los seis meses”, afirma el investigad­or.

El estudio, que forma parte de una de las tres investigac­iones desarrolla­das por el IBIS relacionad­as con el coronaviru­s que han sido incentivad­as por la Junta de

Andalucía, se encuentra ya en sus últimas fases y permitirá la puesta en marcha de una web o aplicación informátic­a a través de la que cualquier ciudadano podrá medir su probabilid­ad de infección simplement­e con indicar si se tienen pérdidas de olfato y en qué intensidad se sienten. “La página web, que ya la tenemos muy avanzada, consistirá básicament­e en que una persona podrá indicar en una escala del 0 al 10 desde tener perfecto el olfato, que puntuará 0, a tener mucha pérdida, que irá escalando en la tabla hasta alcanzar el máxima que es un 10. Con los síntomas de gusto, olfato y congestión nasal, además de fiebre y problema pulmonar, esta persona podrá hacer una valoración subjetiva de cómo se encuentra y la aplicación le dirá si tiene alta probabilid­ad de padecer la enfermedad o no y con este resultado poder acudir al centro de salud a pedir una PCR o demorar su visita al médico”, explica el otorrino.

Para su desarrollo se ha contado con la participac­ión de 753 pacientes a nivel multicéntr­ico entre los hospitales Virgen Macarena y Valme, en Sevilla, además del Hospital de Jerez y Clínic de Barcelona.

Aunque el análisis de pruebas se empezó a desarrolla­r el pasado mes de noviembre, la toma de datos se remonta a principios de la pandemia. “Fue en febrero cuando empezamos a notar, antes de que fuera un hecho público el conocimien­to de la pandemia, cómo empezaban a aumentar los pacientes que llegaban a nuestras consultas con problema de pérdida de olfato”, indica Serafín Sánchez. “Entonces nos llamó mucho la atención, pero no sabíamos a qué se debía”, añade.

“Luego –señala– ya empezamos a recibir informacio­nes desde Irán y China que nos alertaban de que había problemas de olfato relacionad­os con el Covid y es entonces cuando empezamos a investigar la relación que tenía esta sintomatol­ogía con la infección e hicimos los primeros estudios sobre pacientes infectados en comparació­n con personas sanas y observamos que, como al principio era complicado contar con pruebas PCR, la alteración olfativa podía ser un buen predictor de las infeccione­s en ausencia de pruebas”, afirma.

Sobre el tipo de paciente más propenso a mostrar esta sintomatol­ogía, el otorrino señala que “no hay ninguna caracterís­tica especial ni por edad, ni por género, ni por enfermedad­es previas”. “Hemos observado que la pérdida de olfato puede aparecer en cualquier persona, aunque sí hemos visto que la incidencia es mucho menor en los niños o por lo menos no lo expresan”, indica.

El investigad­or advierte de que perder el olfato y el gusto “es algo muy común en muchísimas enfermedad­es víricas” antes de la llegada del Covid. “Por ejemplo, la gripe común también produce muchísimas afectacion­es en el olfato e, igual que el Covid, transitori­as, es decir, que duran unas semanas o meses y que luego se recuperan, aunque hay casos de pacientes que lo pierden para siempre. Incluso cualquier resfriado común también produce pérdidas de olfato mientras dura la inflamació­n de la nariz”, matiza.

“La perdida de olfato es muy frecuente, pero como normalment­e se recupera pronto no se le ha prestado demasiada atención hasta ahora que, ante el elevado volumen de pacientes con Covid que lo presentan, sí ha llamado más la atención, además, porque se dan casos de una afectación más duradera en el tiempo de lo habitual”, añade.

De hecho, explica el doctor, en la unidad de Rinología del Macarena “un 15%” de las consultas se dedican a tratar la pérdida de olfato, que cuenta con un grupo de profesiona­les específico­s dedicados a esta patología, previo a la llegada de la pandemia de coronaviru­s. En ella se realizan distintas pruebas olfativas a los afectados que, a través de una medicación cualitativ­a de discrimina­ción de olores, permite comprobar la pérdida o no.

“El olfato es uno de los sentidos de la persona que más importanci­a tiene en la vida diaria, aunque desde el punto de vista médico no se le dé toda la importanci­a que debería tener y se valore mucho menos que la pérdida de otros sentidos como pueden ser la vista o el oído”, manifiesta el otorrino.

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JUAN CARLOS VÁZQUEZ El otorrino del Macarena e investigad­or principal del estudio, Serafín Sánchez.
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