BAR EUROPA
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Apenas 16 minutos separan la estación de San Bernardo de la principal parada del Metro en Montequinto, el populoso barrio de Dos Hermanas, que está afectado, como toda la ciudad, por un cierre perimetral desde el miércoles, cuando superó la tasa de incidencia de Covid-19 de 500 casos por cada 100.000 habitantes. Aunque llamar barrio a un área de casi 40.000 vecinos y que podría ser la sexta o séptima población de Sevilla, al nivel de Écija o La Rinconada, es simplificar su realidad.
El enclave histórico –Quinto, de Quintus ab urbe por su origen– adquirió su condición de barrio metropolitano desde finales de los años 60 y no ha parado, con el mismo impulso de su ubicación para las relaciones con la capital, con Dos Hermanas, con Alcalá, los polígonos del entorno y el Bajo Guadalquivir. Dos Hermanas ha intentado coserlo con Entrenúcleos, sin lograr del todo aún que la población se identifique como nazarena. Si es complejo ponerle puertas al campo, piensen en Montequinto.
Lo corroboran los testimonios. “Yo soy autónomo y me muevo para comprar. Nunca me han parado en un control ni me han pedido la documentación”, explica José Luis, oriundo de Chipiona, al frente del bar El Chicharrón, junto a la parada de Metro más cercana a lo que puede considerarse como el “casco histórico” quinteño, a pesar de sus torres de pisos y sus aceras anchas, porque Olivar de Quintos y Condequinto vinieron después. Sergio, que le ayuda y coge a diario la línea 1 desde el Parque de los Príncipes, lo confirma. Están de acuerdo en que la mayoría piensa que un cierre perimetral como el que se ha implantado no sirve.
Esta tercera ola de la pandemia es la que se está cebando más con Dos Hermanas, que hasta ahora había salido relativamente bien parada en comparación con otras grandes ciudades. Los datos más altos de contagios llegaron justo a los 14 días de la celebración de los Reyes Magos y después de esa Navidad salvamos.
El viernes, se diagnosticaron 160, la segunda cifra más alta de la pandemia, después de la del miércoles previo, el día 20, con 176. La tasa está ya en 806 casos por cada 100.000 habitantes y podría ser más alta a la vuelta del fin de semana, aunque el Consistorio confía en no superar los mil casos, que implicaría, entre otras cosas, el cierre de los bares.
Puede haber inf luido en este repunte el que ahora haya más contagios entre la población de mediana edad o joven, que se ha prodigado más en los contactos sociales y que se mueve más. Dos Hermanas es una ciudad joven. Según apuntan desde el Ayuntamiento, el hecho de que en las primeras olas no hubiera tantos casos les hace también más vulnerables y durante las fiestas, que fueron la clave, se hicieron menos test.
En el centro de salud de Montequinto, a escasos metros de la misma parada de la línea 1, las colas para las PCR no bajaban de la docena de personas el viernes
La limitación de los viajes está dando alas a algunos comercios de proximidad quinteños
e ilustran lo que está pasando. “Mi hija (16 años) ha tenido contacto con una amiga que tiene el Covid. La avisó. Tiene síntomas. Me he tenido que mover llamando al ambulatorio para que le hagan la prueba”, explicaba Consolación, trabajadora de Lipasam y crítica con las medidas que se están tomando. “No veo control de ningún tipo, en ningún sitio: veo a gente fumando o hablando por teléfono con la mascarilla bajada constantemente. Jamás me han parado al ir y volver de Sevilla. Aquí no hay control de nada”.
Desde el Ayuntamiento se asegura que sí se hacen controles.