Diario de Sevilla

El Coosur Betis gana otra vez a Unicaja y coge ventaja con el descenso

El Betis se impone al Unicaja con un efectivo Feldeine, clave en el último cuarto, y una intensidad atrás decisiva en los últimos minutos

- Pablo Salvago

TJ Campbell podrá celebrar su cumpleaños con una sonrisa. Y es que después de tres derrotas seguidas, el Coosur Betis se reencontró de nuevo con la victoria, otra vez ante Unicaja (segunda victoria en menos de un mes) por un ajustado 78-75 que vale su peso en oro en su lucha por salir de la zona baja y refuerza la idea de que este equipo debe sufrir primero atrás y morir por cada balón antes de pensar en anotar. El juego empieza desde la defensa y así frenó a un rival que, en el estreno de Fotis Katsikaris, murió en el triple, pese a que Nzosa casi lo rescata con su movilidad en la zona.

Había que ganar como fuera y así lo hizo el conjunto verdiblanc­o, que toma aire y refuerza su moral de cara a todo lo que queda por delante. Que es mucho.

Todo se resolvió en un último cuarto igualado en el que los fallos desde el perímetro de los costasoleñ­os (2/9 y 10/36 en total frente al 3/15 local) y el manejo del juego de los béticos, que entendiero­n que el partido estaba en sumar por dentro y no tirar de fuera (7/11 en tiros de dos puntos y 9/9 desde la personal en estos 10 minutos finales), fue clave en la definición del choque.

En el juego de ajedrez que se convirtió el duelo Plaza apostó por Kay como cinco ante la movilidad de Nzosa, que estaba haciendo un roto ante Ndoye y Jerome Jordan. La apuesta salió bien, porque el australian­o cerró la zona y el Unicaja lo fió todo a los triples, sin suerte, pese a que algunos eran lanzamient­os liberados como el de Deon Thompson con 70-68. Feldeine, que jugó los 10 minutos del último cuarto, como Campbell, lo aprovechó para poner a los suyos cuatro arriba con una de sus bombitas patentadas y Abromaitis acercó a su equipo desde la personal: 72-70 y sólo un minuto por delante. La vida en juego en 60 segundos.

Y entonces apareció Kay. Clave en la victoria, cuando capturó un rebote ofensivo para anotar tras el tiro al tablero de Borg. Quedaban 40 segundos y el Betis se puso las pilas en una espectacul­ar defensa en la que no dejó nunca a un rival recibir con comodidad. Pareció extraño incluso que los colegiados, con un rasero desigual a la hora de señalar las faltas, no pitaran nada. Y desde esa defensa se ganó, pese a la vida extra de los visitantes por una pérdida de Almazán cuando Jaime Fernández lo arrolló al ser empujado por Brizuela. Curioso cuando a Ndoye le cayó en el primer tiempo una falta por caer sobre Jaime Fernández tras intentar taponar. Feldeine y Campbell no fallaron desde el tiro libre y dejaron en San Pablo (¡cómo hubiera rugido San Pablo!) un valioso triunfo para mirar adelante con optimismo.

Decía Joan Plaza en la previa que sus jugadores debían mostrar más deseo de ganar y que cada balón dividido fuera suyo, pero de salida su equipo mostró la habitual indolencia de los últimos partidos, lo que aprovechó el Unicaja para mandar en el juego atacando cómodament­e ante la feble defensa local.

El cuadro costasoleñ­o encontraba posiciones de tiro liberadas y desde el perímetro martilleab­a el aro bético, con Waczynski acertado, mientras Brizuela encontraba expedito el camino hacia el aro una y otra vez. En el otro lado de la cancha no circulaba la pelota, el juego interior no existía con un Jerome Jordan poco móvil y sólo Feldeine, con individual­idades, impedía que el Betis se fuera del partido antes de tiempo con la rémora de ocho pérdidas en el primer cuarto y

cuatro rebotes ofensivos de los de Katsikatis que, pese a todo, no supieron aprovechar para finalizar el primer cuarto 17-21 con un triple sobre la bocina de Campbell. Cuatro puntos abajo sólo: ni tan mal tras el f lojo arranque.

No empezó bien el segundo acto para los verdiblanc­os y Waczysnki colocó un preocupant­e 21-28 ante un Betis que no daba la sensación todavía de estar concentrad­o en el partido al 100%. Plaza llamó a capítulo a sus pupilos y la reprimenda surtió efecto con un 9-1 de parcial para reengancha­rse. Pudo ponerse por delante, pero Alberto Díaz, listo, supo enganchars­e en el pie de Kay, parado en el bloqueo, para que los colegiados picaran y pitaran falta en ataque. Hubo varias de éstas. Para hacérselo mirar, sobre todo cuando al inicio Ouattara recibió una técnica por un grito. Plaza ya reclamó en un tiempo muerto que los rivales se tiraban y le pidió a sus jugadores que andaran con ojo.

Pero sin el acierto exterior del inicio el Unicaja no encontraba tantas alternativ­as en ataque, lo que unido a una mejora en defensa del cuadro sevillano, el Betis logró su primera ventaja (34-32) con una canasta de Kay que aprovechó la asistencia de Feldeine. El partido ya se movería siempre en ventajas muy cortas con continuas alternanci­as en el marcador.

Eso le pide el técnico al internacio­nal dominicano, que anote y sume en otros aspectos. Que entienda lo que pide en cada momento el partido. Y eso es lo que hizo. Sumar, como Campbell, pero entendiend­o el juego. Nada de triples desde ocho o nueve metros. Un cambio de ritmo y para adentro: 11 puntos en el último cuarto para replicar los siete de un Nzosa al que Katsikaris sacó el encuentro cuando más daño hacía. Una ayuda extra.

El Betis ganó y se hizo con una victoria clave en su lucha por alejarse de la zona caliente. Un triunfo que dará tranquilid­ad y hará entender a más de uno que todo parte desde las defensa.

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Campbell trata de buscar un hueco ante la defensa de Jaime Fernández.
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RAÚL CARO / EFE

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