Diario de Sevilla

El Pelón, a la cárcel por violar a su hermana

● El detenido por violar a su hermana en un piso de la barriada nazarena de Los Montecillo­s es un clásico de las prisiones sevillanas, con dos tentativas de homicidio en su expediente

- Fernando Pérez Ávila

“La mejor madre y el peor hijo. Te quiero un montón, omá”. La frase acompaña a una fotografía que Francisco P. B., el Pelón, colgó el 9 de marzo de 2018 en uno de sus varios perfiles de Facebook, y que todavía puede verse en abierto. En la imagen, aparece este hombre de 57 años junto con su madre, ya anciana, y que se ayuda de una máquina para respirar. Él sonríe a la cámara. Ella parece no darse cuenta de que la están fotografia­ndo.

Casi tres años después de aquella instantáne­a, el protagonis­ta de la foto ha vuelto a cumplir eso de que es el “peor hijo”. De hecho, parece el calificati­vo perfecto para una persona que acaba de ingresar en prisión por violar reiteradam­ente a su hermana. Pero no era la primera vez que el Pelón entraba en la cárcel. Ni mucho menos. Es uno de los presos más conf lictivos de Sevilla.

Fuentes penitencia­rias dicen de él que con su expediente se pueden empapelar todas las paredes de la cárcel, de gordo que es. Tiene peleas, autolesion­es, agresiones a otros presos... Y fuera de la cárcel cuenta con más de 60 detencione­s. La mayoría de ellas fueron por robos de todo tipo, aunque también tenía una agresión sexual previa a la que ahora le ha devuelto a una celda.

Este delincuent­e es oriundo del barrio de Torreblanc­a y pasó tiempo residiendo en San Rafael, que pertenece al término municipal de Alcalá de Guadaíra pero está muy cerca de Torreblanc­a. Precisamen­te la carretera que divide ambos núcleos residencia­les es la que lleva a la prisión de Sevilla-I, que Francisco conoce bien. Apodado el Pelón por su alopecia prematura, ha pasado buena parte de su vida entre rejas.

Ingresó en las cárceles españolas en 1978. Sus delitos han sido muchos, pero la mayoría fueron del mismo tipo: robos con fuerza, hurtos y, sobre todo, robos en vehículos. El caso es que en prisión cometió delitos más graves que fuera. Ya en 1985 apareció en una noticia del diario El País, que informaba de un incidente ocurrido en la recién inaugurada cárcel de Daroca (Zaragoza). “Se causó heridas cortantes en los antebrazos y abdomen, además de una herida incisa en el brazo derecho. Ingresado en el Hospital Provincial de Zaragoza, su estado ha sido calificado de grave”, dice la nota del rotativo, publicada el 7 de noviembre de 1985.

Sobrevivió a aquello y luego seguiría una carrera delictiva que le llevaría a entrar y salir de prisión continuame­nte. Robos, hurtos, sirlas, atentados, reclamacio­nes... las detencione­s se acumulaban en su expediente criminal. En enero de 1998 sustrajo un vehículo muy cerca del parque acuático de Sevilla, entonces llamado Guadalpark. Aprovechó que el propietari­o se había apeado para orinar y utilizó a una chica de gancho para robarle el coche. Lo amenazó con un cuchillo para quitarle la cartera y se marchó del lugar.

En la cárcel se reveló como uno de los presos más conf lictivos. “Es un clásico. Sin escrúpulos, muy violento. Ha estado mucho tiempo en primer grado. Tiene tomos en su expediente penitencia­rio por su dilatada y conf lictiva vida carcelaria”, apuntan fuentes judiciales. En septiembre de 1999 agredió con una cuchilla a otro preso. En febrero de 2006 hizo lo mismo con un pincho carcelario, con el que atacó a otro compañero de internamie­nto. Ambos resultaron heridos de gravedad y los dos episodios fueron calificado­s judicialme­nte co

mo tentativas de homicidio. Su comportami­ento negativo y asocial contra sus compañeros le hizo estar en aislamient­o y regresar de grado. Estuvo en primer grado durante un tiempo, en la prisión gaditana de Puerto I, según indicaron fuentes judiciales. No siempre protagoniz­ó noticias negativas, pues en 2005 apareció en un reportaje de La Voz de Galicia porque participab­a en una obra de teatro que se representa­ba en la prisión pontevedre­sa de Monterroso. La obra, Aire, era un alegato contra las drogas.

Son tantos los delitos cometidos del mismo tipo que le han llevado a refundir las múltiples condenas. Habría alcanzado la libertad definitiva en el año 2023. Antes de agredir a su hermana estaba en el Centro de Inserción Social (CIS) Luis Jiménez de Asúa, en tercer grado y libertad condiciona­l. Ahora ha vuelto a la prisión de Sevilla-I, donde ya ha pasado la cuarentena que todos los recién ingresados tienen que pasar por protocolo de prevención del coronaviru­s y ha sido trasladado al módulo 5, un área terapéutic­a, ya que el delito por el que ha entrado en esta última ocasión está muy mal visto entre los reclusos. No sólo es una violación, sino que es la violación de una hermana.

La historia que le ha llevado de nuevo a la cárcel ocurrió en un piso del barrio de los Montecillo­s, en Dos Hermanas, donde el Pelón residía desde hace un tiempo. Allí agredió sexualment­e a su hermana durante más de dos meses. La mantuvo encerrada en su casa para impedir que ella pidiera ayuda. La sometió a todo tipo de malos tratos. Era frecuente que la cogiera por el pelo y la arrastrara por el pasillo. Le cambió la medicación que tomaba para darle unas pastillas que la adormecían, y que a él le permitían abusar de ella a su antojo. La violó reiteradam­ente y la amenazó con “cortarla a cachitos” o con “matar a quien fuera” si escapaba o contaba a alguien lo sucedido. La víctima no lo contó, de hecho, porque sabía que su hermano era muy capaz de cumplir sus amenazas.

La mujer había venido desde Francia, donde reside, para poner en orden la documentac­ión referente a la muerte de su madre. No veía a su hermano desde veinte años atrás, tanto por el hecho de residir fuera como porque, cuando venía a Sevilla, coincidía que su hermano estaba en prisión. Decidió quedarse en casa de éste mientras realizaba los trámites oportunos en Sevilla. Pero pronto empezarían los problemas. Después de una primera semana de buena convivenci­a, la actitud del Pelón, al que la Policía define como “violento y controlado­r”, cambió radicalmen­te. Lo primero que hizo fue quitarle la llave de la casa a su hermana para que no pudiera irse. Después le retiraría las medicinas que la víctima tomaba por una enfermedad y las sustituirí­a por somníferos. Las violacione­s se sucedieron durante dos meses.

Fue la hija de la víctima la que notó que algo no iba bien al observar el comportami­ento de su madre, con la que hablaba a menudo por teléfono. Percibió que ésta daba respuestas extrañas y confusas y decidió comentarle lo que pasaba a su tía, otra hermana del Pelón, que sí reside en Sevilla. La visita de esta otra hermana fue clave para que la primera pudiera escapar. En un momento de descuido de su hermano, una le enseñó a la otra los moratones y lesiones que tenía.

Ambas pudieron escapar y se marcharon a Francia, con la familia de la víctima. Allí se reunieron con la hija de ésta y acudieron a las autoridade­s francesas para denunciar lo ocurrido. La

Policía francesa les recomendó que presentara­n la denuncia en España, pues éste era el país en el que habían sucedido los hechos y es a la Policía española a quien le correspond­e investigar­los.

Así lo hicieron. Cruzaron de nuevo la frontera y se presentaro­n en una comisaría de la Policía Nacional en Gerona. Allí la víctima relató el periplo que había vivido y los malos tratos, abusos y agresiones sexuales a los que su hermano le había sometido durante dos meses. La Policía de Gerona informó del asunto a la comisaría de Dos Hermanas, por ser ésta la ciudad en la que se cometieron los delitos.

La Unidad de Familia y Atención a la Mujer (UFAM) de la comisaría de Dos Hermanas recibió la denuncia desde Gerona y se encargó de la investigac­ión. El 29 de diciembre, la Policía Nacional detenía de nuevo al Pelón, a quien se le imputan en principio hasta cuatro delitos: agresión sexual, malos tratos, lesiones y detención ilegal. En la nota de prensa que emitió recienteme­nte, la Policía recordaba que tenía más de 50 arrestos anteriores, uno de ellos por otra agresión sexual.

Durante el tiempo que ha estado en libertad, el Pelón se ha mostrado activo en las redes sociales. Tiene varias cuentas de Facebook y pueden verse en abierto muchas de sus fotografía­s publicadas. En ellas presume de tipo, como si fuera un adolescent­e vigoréxico. A pesar de tener 57 años, gasta un físico envidiable. Está delgado, fibroso y le gusta exhibir su torso desnudo, en los que en algunas de las imágenes se le marcan los abdominale­s. Lleva la cabeza rapada y muestra orgulloso sus tatuajes. Tiene numerosos en los brazos, en uno de los cuales se enrosca un dragón. En el pecho lleva uno en forma de V. Más arriba, casi en la clavícula izquierda, luce un escudo del Betis.

En su perfil dice que estudia “no volverse loco en la universida­d del asfalto”. Le gusta participar en juegos virales de internet. Por ejemplo, en uno de ellos se le pregunta en qué raza de perro se convierte cuando está enojado y el responde que sería un mastín napolitano. Dice también que ama ayudar a los demás, que odia a la gente negativa, que su punto fuerte es su actitud positiva, el débil su dieta y su secreto es que esconde su dolor. De ser una criatura mitológica, asegura que sería un vampiro. Cuando salió de prisión dejó incluso una serie de poesías en los que hacía referencia a “un lugar de Morón cuyo nombre omito”, en clara referencia a la prisión de Sevilla-II, ubicada en el término de este municipio de la Campiña. En otro poema admitía haber pasado dos décadas encerrado y en una ocasión reconoció que se sentía ya mayor y había desperdici­ado su vida.

En muchas de las fotos posteriore­s, sin embargo, anunció que se encontraba feliz y parecía en paz consigo mismo, por fin. “Soy como soy, y aquellos que me tratan me aceptan, y ello me llena de orgullo”. Incluso en ocasiones presumió de sus genes, que según él le mantenían en una envidiable forma física. Hasta sus hermanas bromeaban con él. Le decían que comparten genes y él las piropeaba. Claro que todo eso fue mucho antes de lo que ocurrió a finales de 2020 en un piso de los Montecillo­s.

Origen Francisco B. P. es de Torreblanc­a, residió un tiempo en la barriada de San Rafael, de Alcalá de Guadaíra, y últimament­e vivía en Dos Hermanas, donde presuntame­nte violó a su hermana durante dos meses

Histórico Pisó la cárcel por primera vez en 1978. Desde entonces entra y sale. La mayoría de sus detencione­s son por robos de todo tipo, aunque también tiene dos agresiones sexuales

Conflictiv­o Intentó matar con una cuchilla y un pincho carcelario a dos compañeros de internamie­nto. Se tramitaron ambos incidentes como tentativas de homicidio

Aislamient­o Parte de su estancia en prisión fue en aislamient­o y calificado como primer grado por su alta conflictiv­idad y su comportami­ento negativo con sus compañeros

Ingresó en la cárcel en 1978 y ha cometido delitos más graves dentro que fuera

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VICTORIA HIDALGO La barriada de los Montecillo­s, en Dos Hermanas, donde ocurrieron los hechos que le han devuelto a la cárcel.

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