“Nunca nos pondremos de rodillas”
● Birmania se echa a la calle contra los militares y para exigir la liberación de Aung San Suu Kyi
Decenas de miles de personas bloquearon ayer el centro de Rangún, la mayor ciudad de Birmania, como señal de fuerza contra los militares, mientras aumentan las críticas por el juicio “secreto” contra la depuesta líder Aung San Suu Kyi. Después de que esta semana las protestas bajaran de participación ante la represión de la Policía y del Ejército, el movimiento de desobediencia civil surgido contra la junta militar tras el golpe de Estado del 1 de febrero volvió a enseñar músculo, especialmente en las calles de la antigua capital.
Decenas de miles de personas se concentraron en diferentes puntos para protestar enérgicamente contra el levantamiento militar y pedir la liberación de Suu Kyi. Bajo las pancartas de “Nunca nos pondremos de rodillas ante las botas de los militares” o “Liberad a nuestra líder”, los asistentes desafiaron las amenazas de la junta, que la víspera acusó a los manifestantes de incitar a la violencia.
A pesar del despliegue de las fuerzas de seguridad en el centro de, las protestas transcurrieron en esta ocasión de manera pacífica y sin la intervención de los militares, que en días anteriores utilizaron la fuerza e incluso munición real contra los manifestantes.
Desde primera hora de la mañana, coches de particulares, taxis, bicitaxis e incluso un autobús fueron abandonados con el pretexto de que estaban averiados en mitad del asfalto y consiguieron bloquear algunas de las principales arterias de la ciudad de más de 5 millones de habitantes.
El bloqueo dificultó la circulación de los vehículos de las fuerzas de seguridad pero también el acceso de los ciudadanos a sus trabajos, como parte de la huelga general que está consiguiendo parar la Administración como respuesta al levantamiento militar.
En la segunda ciudad del país, Mandalay, miles de personas también salieron a las calles, incluidos estudiantes, ingenieros, granjeros y monjes. Las de ayer fueron las mayores protestas de esta semana, después de que la afluencia en las manifestaciones se mermara ante el temor a detenciones y a que los soldados y policías utilizaran la violencia para aplacar el movimiento.
Una de las principales reclamaciones volvió a ser la liberación de Suu Kyi y el resto de políticos detenidos desde el golpe. La depuesta líder birmana se enfrenta a la Justicia acusada de varios delitos sin defensa, en un proceso calificado de “secreto”. “No se me permite entrar en el tribunal porque no se me ha reconocido como el defensor de la señora Suu. Todavía no cuenta con una defensa legal”, explicó el abogado de la Nobel de la Paz, Khin Maung Zaw.
El primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, denunció que los cargos contra Suu Kyi están “fabricados” por los militares y que son “una clara violación de los derechos humanos”.