Diario de Sevilla

A intensidad también es el mejor

● El Sevilla demostró superiorid­ad física en la batalla de presión y duelos que propuso el Osasuna ● Con el tercer central en fase de iniciación solventó el acoso adelantado de los locales

- Jesús Alba

En este estadio, y ante este mismo rival, la afición sevillista ha vivido duelos en los que vio a su equipo arrugarse ante la mayor presión e intensidad de un equipo menos dotado técnicamen­te pero más ganador en los duelos individual­es. Y no hace mucho de eso.

Julen Lopetegui ha sabido, entre otras cosas, dotar al Sevilla de un espíritu ganador en el que se adapta a cualquier situación para imponer su superiorid­ad, una superiorid­ad que unas veces mana de la velocidad, otras de la calidad y, en días como el de ayer, de la intensidad.

Si el Osasuna planteó un partido con mucha presión y brío en los duelos divididos se encontró con un Sevilla que, sin nada que ver con el de otras épocas, si hay que competir a intensidad también es mejor que el rival.

Por eso, a los nervionens­es les fue aparenteme­nte fácil imponerse a un equipo que sólo inquietó en la primera jugada, en ese cabezazo de Oier que besó el poste. Después, el equipo de Jagoba Arrasate fue anulado con la intensidad de los blancos, su mayor calidad técnica y hasta física y un par de conceptos tácticos para ganar determinad­os duelos.

DEFENSA

El Sevilla se hizo fuerte en el centro del campo con el trabajo de dos jugadores esplendoro­sos como Fernando y Joan Jordán, que se agigantaro­n ante el planteamie­nto de los navarros.

Con la pelea que De Jong mantuvo con los centrales locales por la línea que la defensa rojilla quería tirar arriba y el holandés cuanto más cerca del área mejor, el equipo de Lopetegui llevó siempre el duelo a donde le interesó. Suso, Munir y Óliver Torres apretaron sin que se viera, mientras que el ataque de la caballería en zona ancha corría a cargo de Fernando y Jordán para que el 4-5-1 rojillo apenas lograra trenzar jugadas y sus intentos se limitaran a intentos de robo adelantado­s bien controlado­s.

ATAQUE

Ante la presión arriba que lideraba Budimir con el apoyo de los dos interiores, Lopetegui respondió retrasando en la fase de iniciación a Fernando o a Joan Jordán entre centrales para tener superiorid­ad en la salida de balón. Se alternaban e incluso alguna vez lo hizo Óliver Torres. Con ello, al Sevilla le era fácil superar la primera línea de presión, tras lo que ya tenía mucho ganado a la hora de plantarse cerca de la zona de tres cuartos del rival. Ahí Munir aportaba profundida­d y De Jong estiraba aún más al equipo empujando atrás a Aridane y David García.

El gol llegó a balón parado, pero después el Sevilla no varió el plan de competició­n y los cambios ahondaron en la misma idea. El Papu siguió dando profundida­d al ataque por la izquierda y Rakitic aportó su frescura para mantener el tipo en la zona caliente.

VIRTUDES

El Sevilla demostró que en físico y en intensidad también es un equipo superior a la mayoría de sus rivales. No le perdió nunca la cara al partido y mantuvo a su enemigo a raya pese a lo correoso que éste intentó mostrarse.

TALÓN DE AQUILES

Quizá un arranque con falta de concentrac­ión.

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