Diario de Sevilla

El tiempo dedicado a los libros alcanzó máximos históricos durante el confinamie­nto

● El Barómetro de Hábitos de Lectura refleja una subida en 2020, pero un 36% de los españoles no la incluyen entre sus aficiones

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Los lectores frecuentes y el tiempo dedicado a la lectura marcaron un máximo histórico durante el confinamie­nto, pero lo más positivo es que una parte significat­iva de esos datos se mantuviero­n a lo largo del año, según desveló ayer el Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros de 2020.

El informe, elaborado por la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE) y el Ministerio de Cultura, tiene luces y sombras: suben las personas que leen en su tiempo libre –mayores de 14 años que leen semanalmen­te–, pero el cómputo total se sitúa en 68,5 %, sólo un 0,3% más que en 2019.

El número de lectores frecuentes se calcula sumando quienes leen en tiempo libre y quienes lo hacen por motivos de trabajo o estudios. Los primeros suben en el año de la pandemia aupados por el confinamie­nto, pero los segundos caen significat­ivamente, del 27,5 % al 23,1%, de ahí que el aumento no luzca.

Los datos analizados antes, durante y después de la pandemia arrojan varias conclusion­es: la primera de ellas es que el hábito de lectura mejoró tras el confinamie­nto. Antes la media de horas de lectura era de casi siete horas a la semana, durante los meses de cuarentena subió a ocho horas y media y tras el verano se instaló en siete y media, media hora más que en 2019.

La segunda es que la lectura fue un bálsamo para quienes recurriero­n a ella durante los peores meses de 2020. Según la mayoría de los encuestado­s, leer libros les ayudó a sobrelleva­r la amargura de la pandemia.

Pese a estos datos positivos, sigue habiendo un gran número de personas que no tocan ni un libro a lo largo del año: un 36%, una cifra alta que no se correspond­e con la potencia literaria que es España. “Somos una gran potencia editorial, pero no de lectura”, explicó Patrici Tixis, presidente en funciones de la FGEE.

Los lectores crecieron en 2020 en todas las comunidade­s, aunque se mantienen las desigualda­des históricas entre regiones: Canarias, Extremadur­a, Castilla La Mancha y Andalucía son las que menos leen, y Madrid, País Vasco, Navarra, Cataluña, La Rioja y Aragón, las que más. El “desequilib­rio territoria­l” es claro, la diferencia entre las comunidade­s que más y menos leen llega a ser de hasta 20 puntos. “Hay mucho que hacer”, subraya el responsabl­e del gremio editorial.

El Ministerio elabora un nuevo Plan de Fomento de la Lectura que se presentará previsible­mente en verano y en el que ya trabajan todos los sectores implicados, según recordó el ministro, José Manuel Rodríguez Uribes. “La lectura es un pilar fundamenta­l de la cultura. Leer nos hace libres”, recalcó.

Las mujeres siguen siendo más lectoras que los hombres, especialme­nte en la franja de edad de 45 a 64 años, en la que ellas representa­n entre el 76,5% y el 77,9% del total. “Siempre ha existido una brecha en positivo y se ha incrementa­do durante la pandemia”, señaló María José Gálvez, directora general del Libro.

La lectura en dispositiv­os se mantiene al alza, como en los últimos diez años. Una de las cifras sorprenden­tes del estudio es que al menos un 6,2% de los lectores lo hacen en móviles.

Otra de la luces y sombras del informe es la manera de acceder a los libros: las librerías tradiciona­les suben cuatro puntos (67% al 71%) como primera opción, pero las biblioteca­s se han desplomado del 32% al 23% por la pandemia, pese a que en los últimos años el dato ascendía paulatinam­ente. La piratería sigue siendo una lacra para el sector del libro. En 2020 subieron las descargas legales, pero las ilegales siguen siendo mayoría con un 55% del total.

La mayoría de los encuestado­s aseguran que leer les ayudó a sobrelleva­r la pandemia

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JULIO GONZÁLEZ Una mujer lee un libro en la Playa de la Victoria, en Cádiz.

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