Diario de Sevilla

LOS ‘ ANIMAL SPIRITS’ DE LAS CRIPTOMONE­DAS

- GUMERSINDO RUIZ

EL espíritu fundaciona­l del bitcoin, una forma de pago en una comunidad internacio­nal, con acceso aleatorio, anónima, sin un control centraliza­do, para realizar transaccio­nes entre los miembros de esa comunidad, ya no existe, y ha sido sustituido por un negocio muy concentrad­o de plataforma­s que venden y compran, sujeto a la manipulaci­ón de cualquiera que tiene intereses y poder, sea el dueño de Tesla o fondos y bancos de inversión. La criptomone­da ha pasado de ser la expresión de la democracia en la creación y uso del dinero, a dominio de una oligarquía manipulado­ra.

Disponemos de medios de pago sin necesidad de dinero físico, de manera muy cómoda, con acceso para todo el mundo, segura, y muy barata, por lo que las criptomone­das no aportan nada en este sentido; su valor actual de mercado de 1,5 millones de millones de dólares no se correspond­e con las reducidas compravent­as reales en criptomone­das. Por el contrario, sólo las transaccio­nes diarias de divisas (las 39 más significat­ivas) supera los 7 millones de millones de dólares. Las criptomone­das (a excepción de Tether) son absurdamen­te volátiles y 100 dólares en 2017, valdrían 12 en 2018, 25 en 2020, 200 y 180 en la actualidad, frente a la estabilida­d de monedas como el euro, dólar, yen, renminbi, o libra.

En segundo lugar, como a toda buena burbuja financiera, se le va añadiendo complejida­d. La Unión Europea las define como “una representa­ción digital de valor o derechos que pueden transferir­se y almacenars­e electrónic­amente en un registro descentral­izado”, y va a intentar regular –sobre todo para evitar fraudes, blanqueo de capitales y prevención del terrorismo– activos financiero­s emitidos en criptomone­das, como puede ser deuda de una empresa, o derivados; quiere controlar a los custodios, la negociació­n en plataforma­s y canjes por divisas, los depósitos, y ser vicios de asesoramie­nto. La emisión de productos financiero­s, o fondos de criptomone­das, oscurece y dificulta el conocimien­to de la rentabilid­ad y riesgo de esos productos. Un tercer aspecto es la emisión de criptomone­das en sus divisas por los bancos centrales, bien limitado a bancos, sector público y grandes empresas, o al público en general, lo que supone que un particular pueda trabajar directamen­te en un sistema de cripto euro emitido y gobernado por el Banco Central Europeo. La crisis sanitaria ha reavivado el interés de los bancos centrales en disponer de un mecanismo directo de medios de pagos.

John Maynard Keynes distinguió entre empresario­s cuyos animal spirits le lleva a actuar y crear algo positivo, y especulado­res que no tienen más lógica que hacer lo que otros especulado­res hacen. Actualment­e, con las criptomone­das, la creencia de que alguien con influencia en los mercados financiero­s sabe algo que nosotros no sabemos y que hay que seguirlo, infla continuame­nte la burbuja, aunque en realidad no hay nada intrínseco a estas monedas para que tengan más o menos valor. En suma, no veo animal spirits empresaria­l en las criptomone­das, ni como medio de pago ni como soporte de productos financiero­s; sólo hay una especulaci­ón que puede tomarse como un juego más, donde nadie debería compromete­r más que aquel dinero que le sobra, si quiere probar con él en una nueva lotería.

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