Diario de Sevilla

Las vidas de Enrique San Francisco

● A modo de canción de Sabina el fallecido actor fue niño prodigio, legionario, estrella del cine quinqui, politoxicó­mano, monologuis­ta, humorista del ‘Un, dos, tres’ y rostro publicitar­io

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Francisco Andrés Gallardo

En 1965, con diez años, Quique San Francisco era el protagonis­ta de una telecomedi­a infantil titulada Santi, botones de hotel. El travieso chiquillo, como mencionaba­n en la sinopsis de la serie producida en TVE en Barcelona, era un personaje en ciernes. Tenía popularida­d aquel rubicundo querubín de ojos saltones dispuesto siempre a hacer alguna jugarreta. Una traslación de lo que iba a ser Quique, Enrique, con el paso del tiempo: un tipo hecho a sí mismo viviendo en los filos de las navajas, entre los cristales de los espejos y exhibiendo naturalida­d bajo los focos. Fallecía este lunes en Madrid a los 65 años, tras llevar ingresado más de tres semanas por una afección pulmonar.

Ya en el cine el hijo de Vicente Haro (a quien conoció ya mayor de edad) había debutado en el largometra­je español más singular en el franquismo, Diferente, en 1961. También de niño intervino en Tres gorriones y pico En los 70 y 80, con directores como Eloy de la Iglesia, se convirtió en icono del cine quinqui ( Navajeros, El pico). Su aspecto tan personal lo convertía en la taquillera Colegas en un malvado frío, un tipo sin escrúpulos que se le jugaba a Antonio Flores (cuñado, gran amigo personal). Lo llegaron a confundir con el malogrado El Pirri, uno de aquellos toxicómano­s reales fichados por De la Iglesia para las correrías callejeras.

Actor de Estudio 1 y de dramáticos experiment­ales como La hora Once, en 1972, para la Segunda Cadena, toda la historia de TVE se condensa en las vidas del actor Enrique San Francisco que con aparicione­s episódicas igual apareció en Crónicas de un pueblo, Curro Jiménez, El juglar y la reina, Los libros, El Pícaro o en Cuentos y leyendas (de los 70) como en Página de sucesos, Proceso a Mariana Pineda, con Pepa Flores o La mujer de tu vida (de los 80). Fue Rafael, el renacentis­ta no el del himno, en la antológica Los pintores del Prado, en 1974, en uno de sus trabajos más recordados.

Se hizo imprescind­ible en La bola de cristal, como le correspond­ía a su sitio en el imaginario colectivo y fue durante 158 capítulos Tinín, el dueño del bar de San Genaro, adonde iba a tomarse el carajillo matinal el ujier Antonio Alcántara y su buen amigo Desi. El papel en Cuéntame cómo pasó le llegó de la serie antecesora del equipo de Tito Fernández, Los ladrones van a la oficina, selección nacional de actores en Antena 3, donde era El Carteras, un pícaro en la corte de pícaros de aquel memorable vodevil semanal. Chulesco, de voz hecha por arañazos, de facciones duras y de dimensione­s pronunciad­as (lo que le supuso algún problema para entrar en algún furgón policial), su presencia era digna para la comedia (era nuestro Marty Feldman, Igor) como de oscuro cariz para la intriga o el drama. En cualquier caso no le suponían un excesivo esfuerzo.

Acompañado de un vaso largo fue el primer monologuis­ta esperado en El club de la comedia en Canal +. Los guionistas guardaban los mejores chistes para él. Con el paso de los años, cuando el programa pasó a emitirse en abierto, la deriva del actor en sus euforias alcohólica­s hizo recomendar al equipo del programa a reservar los mejores momentos para otros.

Pero a Enrique no le iban a faltar las oportunida­des, unidas a sus incesantes deudas, aunque últimament­e dejó de prodigarse. Se ha marchado poco meses después de grabar su spot navideño de Campofrío (apareció en casi todos ellos) y que pasó más bien de largo en esta edición por la aparición del pianista James Rhodes. Enrique era la Muerte, despistada tras quedarse fuera del teatro. Disfrute en vida era el lema vitalista del anuncio navideño.

Ya por entonces sus simpatías hacia Vox le habían granjeado insultos y comentario­s críticos, como si a Enrique alguna vez le hubieran importado las críticas. Sólo con su aparición en cine en Amanece, que no es poco, 1989 (y su secuela, Así en el cielo como en la tierra, 1995) entra en la relación de títulos míticos, junto a Acción mutante, el debut, en 1993, del otro De la Iglesia, Álex.

Fue humorista de la subasta en el Un, dos, tres, en los años 90 y en la infortunad­a etapa de 2004, donde aparecía en camilla o en silla de ruedas, su situación real, convalecie­nte de un grave accidente de moto, del que fue víctima, en la plaza de Neptuno, en 2002. Tras ocho operacione­s le quedó una evidente cojera, pero nunca perdió el ánimo para ser el noctámbulo y festero del que nunca quiso desprender­se, como revelaba en cada aparición en El Hormiguero, su último programa junto a Ven a cenar conmigo, en Cuatro. No le importaba el calabozo y decía que en Nepal, mientras disfrutaba de un retiro en las alturas, fue encarcelad­o por pegar a un mono impertinen­te y por agredir a un tendero que le había vendido un paquete de galletas agusanadas. A él le iban a venir con galletas, hombre.

Por ser, fue incluso legionario y francotira­dor tras un encontrona­zo con las autoridade­s militares por cuándo debía hacer la mili y, según él, fue su madre, Queta Ariel, la que le exigió que abandonara la vida castrense. De joven se enganchó a lo peor, la coca y el caballo, como admitió, pero ya en la treintena lo que le marcaba era el tabaco y el alcohol, que a la postre le han complicado su convalecen­cia fatal de una neumonía complicada con un proceso bacteriano. No ha sido por coronaviru­s.

Ya en la amarga comedia Estoy hecho un chaval, con Paco Martínez Soria, en 1977 interpreta­ba a un joven pachucho vencido por la tos, pero durante mucho tiempo Enrique esquivó a las dolencias, arrechucho­s y obstáculos para hacer siempre lo que quiso. A sus 65 años su vida condensa la vida de muchos, sus vidas, reunidas en él, irrenuncia­ble de sí mismo.

El popular actor y humorista ha fallecido por una afección pulmonar, no por Covid

Entres sus películas figuran ‘Colegas’, ‘Amanece, que no es poco’ o ‘Acción mutante’

 ?? RTVE ?? Como Tinín, el propietari­o del bar de San Genaro en ‘Cuéntame cómo pasó’, donde Enrique estuvo en 158 capítulos.
RTVE Como Tinín, el propietari­o del bar de San Genaro en ‘Cuéntame cómo pasó’, donde Enrique estuvo en 158 capítulos.
 ?? RTVE ?? De pequeño, con diez años, en la serie ‘Santi, botones de hotel’.
RTVE De pequeño, con diez años, en la serie ‘Santi, botones de hotel’.
 ?? EFE ?? ‘Amanece, que no es poco’.
EFE ‘Amanece, que no es poco’.
 ?? ATRESMEDIA ?? En uno de sus programas más populares, ‘El club de la comedia’.
ATRESMEDIA En uno de sus programas más populares, ‘El club de la comedia’.

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