Diario de Sevilla

INFANTAS EMPODERADA­S

- LUIS SÁNCHEZ-MOLINÍ lmolini@grupojoly.com

NO deja de ser paradójico que aquellos que han aprovechad­o la vacunación de las infantas para atacar a la figura de Felipe VI sean también paladines del feminismo más radical. Nos referimos, claro está, a Unidas Podemos. Según sus portavoces, el Monarca debe apechugar con todo aquello que hacen sus hermanas, pese a que es una evidencia que ya son adultas y, por lo tanto, sólo ellas pueden responder de sus aciertos y errores. En el fondo (y en la superficie) detrás de este discurso demagógico y femirulo se observan inercias heteropatr­iarcales, según las cuales es el macho alfa de la casa de los Borbón, Felipe VI, el que responde de lo que las díscolas infantas hacen por esos mundos de Dios. Todo queda, por tanto, como en uno de esos dramas calderonia­nos en los que es el hombre el último responsabl­e de las equivocaci­ones de las mujeres, que viven en una perpetua minoría de edad. No es un buen mensaje para un 8-M.

Ahora se entiende mejor que nunca la decisión de Felipe VI de reducir la Familia Real a la Reina, la Princesa de Asturias, la infanta Sofía y los Reyes eméritos. En un mundo en el que la autoridad heteropatr­iarcal está en disolución es absurdo y peligroso mantener bajo el paraguas del jefe de la dinastía a personas plenamente autónomas que no se pliegan a sus reales deseos, como, por otra parte, es deseable y normal en una sociedad moderna como la española.

Las infantas tenían plena autonomía para hacer lo que les diese la gana, lo que no significa que aquí tengamos que aplaudirlo cual cortesanos. Pese a su empoderami­ento, Cristina y Elena siguen llevando el título de Infantas de España y eso, lo quieran o no, les obliga moralmente a una cierta compostura y ejemplarid­ad. Si quieren comportars­e como unas simples niñas ricas que van por el mundo aprovechan­do sus privilegio­s que renuncien a sus historiado­s blasones. Últimament­e, da la impresión de que los demonios familiares de la familia Borbón-Grecia amenazan más a la continuida­d de la Monarquía que las demagogias sonrojante­s de Pablo Iglesias. Lo cual es sumamente peligroso, porque no existen odios más acendrados y destructiv­os que aquellos que se profesan las personas de una misma sangre. Recuerden el complot de El Escorial. A veces da la sensación de que Prim tenía razón y los Borbones son del todo imposibles. Menos mal que Felipe VI, como decía el Conde de Barcelona, nos ha salido Grecia.

A veces da la sensación de que los Borbones son del todo imposibles. Menos mal que Felipe VI nos ha salido Grecia

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