Diario de Sevilla

FEMINISMO DE 9,95 EUROS

- MAITE ARAGÓN Librera y editora

EN las librerías, la sección Feminismo se ha vuelto incómoda de gestionar. Es una sección que crece con el hambre de una bestia y demanda para su crecimient­o un espacio que en la librería escasea. Se expande por todas las secciones, lo mismo por Ensayo que por Infantil, por Novela Gráfica y hasta por Arte; apenas ha quedado una sección intacta a su influjo. Los libreros se ven obligados a sacrificar parte de otras secciones con menor índice de ventas para acoger a esta nueva sección chillona que viene devorando parte de otras secciones más asentadas y serenas… ¿Historia quizá? ¿Filosofía quizá? Antes de que se le salgan los ojos de las órbitas pensando en las bajas humillante­s de grandes obras del pensamient­o que estará provocando esta irrupción escandalos­a, desinfláme­se y reconozca que el feminismo es una parte determinan­te de dichas disciplina­s. En esa reordenaci­ón obligada del cosmos librero, como si del propio mundo se tratara, es probable que tenga lugar una suerte necesaria de justicia poética para resarcirno­s en su espacio físico, donde la mujer se expande por fin a sus anchas, ahora con supremacía, sin temor a ser contraída. Desde siempre, en las librerías (junto con las biblioteca­s) han desfilado hileras e hileras de libros a lomo en los que figuraban los nombres masculinos inflados por la gloria de los cánones de la historia del pensamient­o y de todas las disciplina­s en las que apenas teníamos existencia alguna.

La cuarta ola ha irrumpido como un tsunami en las librerías. He llegado a pensar, como muchos, que era un exceso. Qué estupidez. Qué autocensur­a. Cuánta exigencia nos autoinf lingimos las mujeres sin permitirno­s experiment­ar, fallar, divagar, copiar o inundar un mercado. Me

La cuarta ola del feminismo ha irrumpido en las librerías como un tsunami. Hay feminismo más allá del fenómeno ‘copypaste’

pregunto, en la historia del libro impreso, qué porcentaje representa­n los libros impresos escritos y firmados por mujeres frente a los escritos por hombres. Se me ocurre, y dudo equivocarm­e, que una ínfima parte. En los últimos años, el mercado editorial tiene la tarea de equilibrar esa balanza. Es una deuda histórica. Es necesario hacer constar como sea posible todo ese tsunami de pensamient­o, ref lexión, crítica y discurso femenino infravalor­ado, a veces secuestrad­o e incluso borrado, para alegría de las librerías y de los lectores. Surfeemos en la ola de la moda editorial feminista, por qué no, pocas modas tendrán efectos tan provechoso­s para el futuro de la sociedad. El capitalism­o, aprovechán­dose de todo símbolo cosificabl­e y explotable, quiere hacer su trabajo: vaciar de contenido el movimiento y ponerle precio, hacer un copypaste constante de formatos, portadas, lemas y colores, crear una amalgama confusa a 9,95 euros, el precio justo para que un público bien segmentado no tenga capacidad crítica y adquiera el próximo ejemplar rosa o violeta que llame la atención en la mesa de novedades. Pero la osadía de la farsa se apaga con fuego y, finalmente, los libros basura son carne de crematorio. La mesa de novedades pasa. En las librerías que se precien, los libreros y las libreras eligen con el algoritmo de su oficio los títulos para su fondo. Feminismo para principian­tes, de Nuria Varela. Feminismo en 100 preguntas, de Pilar Pardo; Vivir una vida feminista; de Sara Ahmed. Monstruas y centauras, de Marta Sanz; Todos deberíamos ser feministas, de Chimamanda Ngozi Adichie; Teoría King Kong, de Virgine Despentes; Ni putas ni sumisas, de Fadela Amara. Feminismo vibrante, de Ana Requena; Herstor y, de María Bastaros; Historia del Arte con nombre de mujer, de Jesús Roldán; Ecofeminis­mo para otro mundo posible, de Alicia Puleo; Feminin feminin, de Josefina Schargorod­sky; Chicas malas, de Assia Petricelli; No soy perfecta, de Jimmy Liao y hasta El placer es mío, de Laura Serradilla.

Le voy a pedir algo divertido, una labor de espionaje: vaya con esta lista por sus librerías próximas. Ponga a los libreros a examen: créame, una librería a la altura de los tiempos debe pasar esta prueba de fuego. Y ya que se ha tomado la molestia, con uno o dos de estos títulos básicos se pondrá usted al día. Deje que los libreros le aconsejen cuál es el título más adecuado para usted. No tenga pudor. Reconozca que hace tiempo que quería profundiza­r en el tema, forjarse un criterio propio. Yo misma, si me lleva bajo el brazo con usted, le acompaño a la librería. Deje que los libros sobre feminismo entren en su biblioteca. Si ya no le caben más libros, acuérdese de la justicia poética, reordene el cosmos universal, saque algunos hombres, (¿no tiene demasiados en su biblioteca?) y… haga espacio.

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