“La vacuna ha dado tranquilidad a los ancianos, que lo han pasado mal”
–Las primeras vacunas han sido para los mayores, una buena noticia después de tanta desgracia...
–Me parece muy acertado que el Ministerio tomara esa decisión. La vacuna ha dado una tranquilidad tremenda a los ancianos, que lo han pasado francamente mal. El cierre de las residencias ha generado repercusiones muy negativas para ellos a nivel cognitivo, psicológico y funcional por el aislamiento. No todas las residencias tenían recursos para mantener estimulación cognitiva y actividad física dentro de los centros. Me gustaría destacar la esperanza que supone la vacuna para prevenir la infección y mitigar la gravedad en caso de nuevos contagios en centros residenciales .
–Hemos sufrido mucho con lo que han padecido los mayores en esta pandemia
–La verdad es que sí, ha sido lamentable. En la primera ola más del 80% de fallecidos por el Covid-19 tenían más de 75 años. Las personas mayores que viven en residencias son muy vulnerables.
–Es urgente un nuevo modelo de atención para ellos –Antes de la pandemia, profesionales del sector ya alertaban, a nivel nacional y en Andalucía, de que no teníamos una atención adecuada en cuidados de larga duración ni en los domicilios ni en el ámbito residencial. Es evidente que no tenemos un adecuado servicio de asistencia domiciliaria. Los mayores quisieran estar en su casa, pero no hay suficientes recursos para proporcionar esta atención. No hay equipos que presten una continuidad asistencial destinada a pacientes crónicos con atención regular y mantenida. Así pues, el cuidado se hace muy difícil y costoso para la familia, obligada a buscar otros recursos como las residencias.
–¿Por qué se desmanteló la especialidad médica de Geriatría en Andalucía?
–La Unidad de Geriatría del
Macarena era la única que existía en Andalucía, formó a 15 promociones. Se suprimió al jubilarse el doctor Carlos Martínez Manzanares, responsable de la unidad docente. La paradoja es que nunca estuvo la Geriatría en la cartera de servicios del SAS. Andalucía y el País Vasco son las únicas comunidades que no ofrecen Geriatría en la sanidad pública. El número plazas MIR de Geriatría ha ido aumentando porque hay una gran demanda.
–Sorprende que la Geriatría no se ofrezca en la sanidad pública andaluza.
–El nuevo Gobierno de An
dalucía quiere introducir geriatras en la cartera de servicios del SAS y lo ha reiterado el consejero de Salud, pero la pandemia ha interrumpido muchos proyectos. Sería muy interesante volver a a ofrecer esta formación. El país está envejeciendo. En los últimos años, todas las especialidades médicas (Car
diología, Neumología, Medicina Interna...) han tenido que plantear un enfoque distinto para abordar los problemas de salud de un paciente cada vez más mayor. –¿Qué hacemos con las residencias sin alma, masificadas y tipo cuartel?
–Antes de la pandemia, muchas voces pedían cambios
en ese modelo de residencia y ahora esa necesidad se ha hecho más evidente. Tenemos un modelo de residencia tradicional que oferta servicios a los que se tiene que adaptar el residente que llega, y suelen ser centros muy grandes, con un funcionamiento rígido, con una elevada rotación de los trabajadores y una escasa flexibilidad para adaptarse a las necesidades de los residentes.
–¿Cómo debería ser esa atención?
–Pues unidades más pequeñas, e incluso, si son centros grandes, que se organicen en unidades de convivencia más pequeñas con 10 a 15 personas, de forma que sus cuidadores roten lo menos posible, personas conocidas, de confianza para los residentes. Y que tengan servicios flexibles: que el cuidado no sea estandarizado, sino adaptado a las características de cada persona. –Muchos fondos de inversión se han hecho con la gestión de residencias y lo ven como un negocio.
–Para los grandes grupos residenciales no deja de ser un negocio lucrativo. En la pandemia se ha comprobado que el número de personas que trabajaban en esas residencias era mínimo y muy limitado. Es decir, que la ratio de personal no era siempre la adecuada. Parece que la titularidad de la residencia, pública o privada, no ha sido determinante en la aparición de brotes.
–Cree que la Administración debe inspeccionar más que estos centros cumplan?
–Parece evidente que las inspecciones no han sido suficientes. No vale con decir que los estándares están cubiertos y nosotros hacemos lo que nos dicen. Los cuidados proporcionados deben ser adecuados, pero además se debe proporcionar bienestar y calidad de vida al residente. El anciano tiene que tener sensación de bienestar. Eso se ha descuidado. A nivel europeo, se ha visto que el cuidado tradicional no funciona, no ofrece la calidad de vida que debería tener el residente. Hay que cambiar el chip y ofrecer cuidados centrados en la persona.
Andalucía y País Vasco son las únicas comunidades que no ofrecen Geriatría en la sanidad pública”