Diario de Sevilla

Otro mal final de partido lo condena ante el Bilbao (86-84)

El Betis pierde ante el Bilbao, un rival directo que ya le saca un triunfo y el ‘average’ Los de Plaza no supieron jugar la recta final del choque otra vez

- Pablo Salvago

Un partido, otro más, tirado por la borda, el basket average perdido y la soga del descenso apretando en el cuello más que nunca. Perdió el Betis Baloncesto ante un rival directo como el Bilbao Básket por 86-84, porque, una vez más, no supo jugar el tramo final del encuentro. Ya está bien de hablar de que la mochila pesa, de la presión, los nervios... Porque al final siempre el resultado es el mismo: una derrota, esta vez muy dolorosa, con la que el conjunto verdiblanc­o se hizo el harakiri tirando parte de las opciones de permanenci­a.

Y es que a menos de tres minutos y medio de la conclusión el cuadro sevillano mandaba por 75-80, pero este equipo es un flan. Una máquina de fallar cuando más atentos hay que estar. Los jugadores se van del choque cuando se juegan las papas y nadie asume responsabi­lidades cuando está en juego ganar o perder.

Un 2+1 de Jenkins –erró el adicional–, el hombre del encuentro,

y una pérdida de Feldeine, incapaz de leer una vez más el guión del encuentro, castigada con un triple de Serron empataron el choque en un visto y no visto. Kay se jugó un triple, solo, que apenas rozó el aro y el duelo ya se decidiría en pequeños detalles. A la falta en ataque de Feldeine, ese referente ofensivo que apenas aparece en positivo cuando el choque está en el alambre, le siguió el acierto de Jenkins, que sí asumió galones de líder para poner a los hombres de negro por delante (8482). Empató Ndoye, pero Balvin capturó un rebote ofensivo sin oposición para poner a los suyos al mando (86-84) a cinco segundos del final. El rebote que había dominado el conjunto verdiblanc­o le terminó costando el partido, con Ndoye fuera de sitio al saltar ante la penetració­n de Hakanson y Feldeine defendiend­o con la mirada, su especialid­ad, al interior checo en vez de acudir a la ayuda.

Tiempo muerto para preparar una jugada para ganar o, al menos, llevar el duelo a la prórroga. Plaza apostó por dejar a Ndoye en el banquillo. Nadie hizo un bloqueo para que Feldeine o Borg recibiesen, así que el balón llegó a Randle. Bota que te bota dejó pasar el escaso tiempo para jugarse un triple que se llevó el tapón de Hakanson. Quiso ser héroe y acabó apretando más las soga al cuello de un equipo que siempre llega vivo a los finales de los partidos y acaba perdiendo. Una vez o dos es mala suerte. Cuando ocurre casi siempre, algo pasa.

Una derrota dura que puede marcar la temporada en una cita marcada a fuego. O al menos debería haberlo estado, porque había mucho en juego. El conjunto de Joan Plaza dominaba desde el rebote, pero fallaba demasiadas canastas fáciles bajo el aro, bandejas que en condicione­s normales debían entrar se salían por ese golpe de muñeca final defectuoso de los verdiblanc­os. Un parcial de 9-0 le dio la primera ventaja del choque al cuadro vasco (16-13), pero con Feldeine acertado el Betis no sólo le dio la vuelta al choque, sino que puso contras las cuerdas al rival logrando siete puntos de renta: un tesoro en un envite de estas caracterís­ticas. Pero este equipo es muy débil en defensa. No está bien armado y de control va justito y el primer tiempo acabó con las espadas en todo lo alto: 42-44 y todo por decidir.

Y eso que el Bilbao no produjo nada desde la personal en los primeros 20 minutos: 6/7 en todo el partido, todos en la segunda parte, por el 20/23 visitante.

Nada cambiaría en la reanudació­n y la igualdad, a aciertos y a errores, se repartió para finalizar el tercer cuarto con 66-66.

Se jugaba un partido de 10 minutos, un choque a vida muerte en el que los nervios serían decisivos. Los errores y las pérdidas se sucedieron de uno y otro lado y el Bilbao se vio muy pronto en bonus, con más de seis minutos por jugarse, pero el Betis sacó poco provecho de ello. Y eso que Borg colocó desde el tiro libre a los sevillanos con un optimista 73-78 a 3.45 del final. Después, Campbell mantuvo la renta, pero ya con 3.24 por delante (75-80). Llegaba la hora de la verdad, la hora de los valientes..., pero de esos tiene pocos este Betis. Un triple que apenas rozó el aro de Kay, la falta en ataque de Feldeine, la nula ayuda ante el rebote ofensivo de Balvin y un último ataque que parecía más diseñado para perder que para buscar la prórroga. Del todo o nada salió, como suele pasar, nada, y el Betis se hizo en Miribilla un harakiri del que puede que no se recupere ya.

A 3.24 minutos del final vencía el Betis por 75-80 y con el Bilbao Básket en bonus

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MIGUEL TOÑA / EFE Campbell entra a canasta defendido por Serron y Hakanson.

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