El futuro pasa por un modelo de gestión público-privada
¿Qué aporta realmente este espacio cultural a Sevilla? De entrada, las dimensiones de este complejo permiten el desarrollo de actividades que no tienen cabida en ningún otro espacio actual de la capital. Un ejemplo pueden ser grandes muestras de escultura que ahora tendrían que quedar al aire libre. O montajes escénicos como el de algún espectáculo que ya ha tenido lugar en la llamada Catedral de Artillería con grandes maquinarias al estilo de la Fura dels Baus.
Son ejemplos, pero la idea es que el nuevo equipamiento cultural no sólo esté vinculado a la exhibición, sino a la producción y el emprendimiento. El Centro Magallanes podría ser un lugar idóneo para compañías y artistas que encuentren en él un espacio donde residir de manera fija.
El reto posterior a las obras no es sólo conseguir una programación más o menos estable, sino llenar de contenido el espacio. El proyecto Magallanes ha sido concebido para perdurar en el tiempo y una vez que concluya el plazo objeto de la financiación europea, el Ayuntamiento de Sevilla será el socio encargado de mantenerlo en funcionamiento.
En paralelo a las obras, el ICAS trabaja en colaboración con el cetro Centquatre (París) y Zemos 98 para la definición de un modelo de gestión cultural y de uso de los espacios del nuevo centro de forma que se convierta en un equipamiento cultural singular que apueste por el emprendimiento y que sea un elemento de reactivación y dinamización de la actividad económica en Sevilla con proyección nacional e internacional.
Si el Centro Magallanes se ubicará en una histórica fundición, el Centquatre ocupa el espacio que antes fue el servicio de pompas fúnebres de París, un conjunto arquitectónico inédito y monumental con espacios interiores muy modernos. Este centro parisino recibe al año más de 700.000 visitantes, que avalan un modelo que se intentará exportar a Sevilla y que es mixto: público-privado. Es la opción que se baraja también en Artillería.
El centro galo, cuyo acceso es gratuito, ofrece una mirada nueva sobre las artes contemporáneas, es un espacio polivalente, reactivo, vivo y abierto a todos. Acoge festivales, pero no sólo está pensado para la cultura, también alberga actividades deportivas y danza. De hecho, un sábado al mes se convierte en un salón de baile popular. Cuenta con tiendas, un café, un restaurante e instalaciones públicas para actividades creativas. Los artistas tienen la oportunidad de participar en encuentros con el público, una idea que se persigue también en Sevilla.