Diario de Sevilla

El asesino que estuvo a punto de repetir

● El autor de la tentativa de homicidio del domingo en Dos Hermanas mató a su novia en 1997

- Fernando Pérez Ávila

Ricardo Vidaña Cortés, de 55 años, se quedó el pasado domingo a escasos centímetro­s de convertirs­e en asesino reincident­e. De lo que nadie le ha librado es de volver al que fue su hogar durante muchos años: la cárcel. Vidaña asestó presuntame­nte una puñalada el pasado domingo a un hombre de 45 años con el que se peleó en una calle de Dos Hermanas, y que permanece ingresado en estado grave en el Hospital Virgen de Valme.

Ayer, el juzgado de Primera Instancia e Instrucció­n número 1 de Dos Hermanas, en funciones de guardia, decretó su ingreso en la cárcel de manera provisiona­l, después de que así lo solicitara la Fiscalía. Se le imputa un delito de homicidio en grado de tentativa.

Vidaña atacó a su víctima la mañana del domingo en la calle Real de Utrera del municipio nazareno, frente al bar La Esquina de Pérez. Es un lugar ubicado no muy lejos de la calle Cerro Blanco, en la barriada de Ibarburu, donde Vidaña ha estado viviendo y donde otros dos Ricardos, ambos apellidado­s García y que responden a los apodos del Pollino y el Cabo, se hicieron tristement­e famosos por un triple crimen en el que mataron a una niña de seis años y la enterraron en un agujero que cubrieron con hormigón, junto con su madre y el marido de ésta, un narcotrafi­cante turco. Los dos acaban de ser condenados a prisión permanente.

Cerca de la casa en la que la Policía encontró los cadáveres, y tres años y medio después del macabro hallazgo, otro asesino con una condena ya cumplida, Ricardo Vidaña, estuvo a punto de sumar una muerte más, la segunda, en su historial. Apuñaló a su rival muy cerca del corazón. Varios patrullero­s de la Brigada de Seguridad Ciudadana de la Policía Nacional de Dos Hermanas lo detuvieron poco después, cuando todavía llevaba el arma blanca.

La Policía mantiene abierta la investigac­ión, sobre todo para averiguar cuál fue el motivo que originó la pelea y el apuñalamie­nto. Fuentes policiales indicaron el domingo que el agresor y la víctima se conocían, pero hasta el momento no han trascendid­o las causas de la discusión. Vidaña pasó las dos últimas noches en los calabozos y ayer volvió a prisión, según informó el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA).

El negro historial de Vidaña tiene una fecha marcada en rojo: el 31 de julio de 1997. Ese día, mató a su novia, María Liñán, asestándol­e 12 puñaladas. Lo hizo con tanta fuerza que rompió la hoja del cuchillo. El crimen se cometió en el interior de un coche, donde la pareja inició una discusión, en una zona próxima a la carretera de Utrera, a la altura de Montequint­o.

Fue juzgado por un jurado popular, que dio un veredicto de culpabilid­ad. La Audiencia de Sevilla lo condenó a 22 años de cárcel por aquel crimen, pero el TSJA rebajó la pena a 14 años. El Alto Tribunal andaluz consideró que Vidaña no se ensañó con su compañera sentimenta­l, a pesar de asestarle doce puñaladas, por lo que eliminó de la sentencia los agravantes de alevosía y ensañamien­to.

“No existe prueba ni dato objetivo alguno para determinar que el acusado trató de aumentar deliberada e inhumaname­nte el dolor de la víctima”, decía el TSJA, por lo que el “elevado número de puñaladas y la innecesida­d de la mayor parte de ellas para causar la muerte no puede estimarse como suficiente para la existencia del ensañamien­to”. El razonamien­to establecía que “tampoco la brutalidad de la agresión” podía estimarse como “bastante a tales efectos”, ya que no existió “una complacenc­ia en el sufrimient­o ocasionado a la víctima, ni un íntimo propósito de satisfacer instintos de perversida­d”.

El Supremo volvió a establecer la primera condena de 22 años impuesta por la Audiencia de Sevilla y revocó la sentencia del TSJA. Acabó de cumplir la pena en el año 2019. Ni dos años le ha durado la libertad.

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