CAMPAÑA DE PREVENCIÓN
Andalucía es considerada el cinturón del ictus del sur de Europa. La comunidad tiene los peores índices de prevalencia e incidencia en el país y Sevilla es la provincia con mayor tasa de mortalidad, junto a Huelva. Las claves del porqué de esta estadística las tiene el director del Plan Andaluz de Atención al Ictus, Joan Montaner, que a su vez es jefe de servicio de Neurología del Hospital Virgen Macarena.
“Hay dos cosas importantes para explicarlo”, afirma el neurólogo. “Por un lado, los factores de riesgo que producen el ictus son aquellos que predisponen a desarrollar una enfermedad cerebrovascular, es decir, los que hacen daño a nuestras arterias, como es el caso de la hipertensión arterial, la diabetes, el colesterol alto, la inactividad física, la obesidad y el ser fumador. Factores todos que, por distintos motivos en Andalucía, se dan en uno de cada dos ciudadanos. Pero, por otro lado, también se ha visto que en nuestra comunidad no nos cuidamos esos factores igual de bien que en otros sitios”, aclara.
El ictus es una enfermedad cerebrovascular que se produce por la disminución u obstrucción del flujo sanguíneo. La sangre no llega al cerebro en la cantidad necesaria y, como consecuencia, las células nerviosas no reciben oxígeno, dejando de funcionar y, según donde se produzca, los afectados no pueden hablar, no pueden mover una parte del cuerpo o se les queda dormida. “Son las manifestaciones más frecuentes”, matiza el doctor.
Al ictus también se le conoce como accidente cerebro vascular, embolia o trombosis. Aunque puede producirse a cualquier edad, su riesgo aumenta con la edad, siendo más frecuente a partir de los 55 años, y representa un problema de salud grave, con gran impacto sociosanitario, siendo el problema neurológico grave más frecuente y la primera causa de muerte en mujeres en Andalucía. A pesar de los enormes avances realizados en su abordaje, la incidencia del ictus es de unos 200 casos por cada 100.000 habitantes al año.
Para tratar de poner freno a esa elevada incidencia y mortalidad descrita en nuestro territorio se puso en marcha hace tres años el Plan Andaluz de Atención al Ictus, coordinado por el doctor Montaner. “Había que conseguir equidad en el acceso al tratamiento del ictus. No puede ser que por vivir en zonas rurales, por ejemplo, del norte de la provincia, que son las más alejadas de los grandes hospitales, la gente se muera si le da un ictus y, sin embargo, cuanto más cerca de la capital y de mayores recursos sanitarios se esté, haya mayores probabilidades de recuperación. Nos dimos cuenta de que lo que nos faltaba era estructura sanitaria”, señala.
Partiendo de esa base, este plan andaluz ha conseguido crear una red multicéntrica de atención a posibles casos de ictus capaz de situar a todas las personas residentes en