El meditado rechazo del Sevilla a la Superliga
El club se posicionó claramente en contra, pese a que tenía opciones reales de ser invitado
El Sevilla del siglo XXI funciona como una compañía mercantil a todos los efectos, pero también es fidelísimo a su espíritu de club familiar, cercano y permeable a sus aficionados, que centran muchas veces buena parte de sus esfuerzos. Va en su ADN, como gusta de expresar el propio club, ese espíritu rebelde e inconformista que lo llevó a encumbrarse en Europa. Por ello se posicionó contra la Superliga, un torneo que iría contra el propio espíritu del club.
Sus aficionados le estaban pidiendo casi a voces al club un posicionamiento sobre la Superliga... en contra. También la Liga y otros clubes estaban expectantes para que se pronunciara el Sevilla, el cuarto clasificado y el campeón de los otros. Y el club, pese a que tenía muy serias opciones de ser uno de los invitados cuando echase, si es que echa a andar, ese torneo, se posicionó y lo hizo en contra.
Algunos aficionados incluso afearon que lo hiciera ayer po rla tarde, pero la decisión debía meditarla desde un punto de vista pragmático y económico. ¿Rechazar de plano una organización que te puede invitar y garantizarte de entrada 200 millones o más de euros al año sólo por participar? Pues eso es lo que ha hecho el Sevilla, que además le explicó a través de su presidente sus razones al mismísimo Aleksander Ceferin, presidente de la UEFA, a través de su presidente, José Castro.
El comunicado del Sevilla recalcaba su “rechazo frontal” a la Superliga, por ser “un torneo basado exclusivamente en parámetros económicos y fuera del ámbito de actuación de la UEFA, institución aglutinadora de las diferentes asociaciones nacionales del fútbol continental”. Según el Sevilla, “una competición como la que se plantea, en la que se participa por invitación, va absolutamente en contra del espíritu del deporte en general y del fútbol tradicional en particular”. Y añade: “El enfoque es manifiestamente contrario a nuestro ADN de nunca rendirse y de ponerse retos cada vez más ambiciosos, con la idea de superarlos día a día en el terreno de juego”.
“Esta Superliga sólo serviría para perjudicar al fútbol en general y al resto de los equipos”, añade. “Al mismo tiempo, golpearía de forma severa a la sociedad y castigaría a la inmensa mayoría de los aficionados reales al fútbol”. Por último, en su nota rechaza la “exclusión de ningún colectivo” y defiende “una visión global de protección del ecosistema general del fútbol”.
Rechaza su único prurito de “parámetros económicos” contra “los aficionados reales”