SEVILLA NO HA FALTADO A LA CITA CON PEPE MOYA
CUANDO un grupo de amigos de Pepe Moya le pedimos a Juan Espadas que Sevilla le dedicase una avenida o plaza, no éramos conscientes del enorme homenaje silencioso que iba a ser este proceso. Ayer, el Pleno del Ayuntamiento decidió por unanimidad llamar Glorieta José Moya Sanabria a una moderna puerta de Sevilla por Triana, y en el último mes más de doscientas personalidades de todos los sectores de la sociedad sevillana y andaluza se han adherido a esta iniciativa.
La zona elegida por la familia, entre las alternativas posibles, es un lugar simbólico junto al río, con la Expo a un costado y el Patrocinio al otro, dando paso a dos versiones complementarias de la ciudad, el Parque Tecnológico de La Cartuja y Triana, modernidad y tradición. Un paradigma del pensamiento de Pepe Moya. Él era amante de las tradiciones, pero más todavía de la investigación, de la modernidad, de la industria. El Ayuntamiento ha optado por una ubicación cómplice con el sueño de Pepe de una Sevilla mejor, rinde así homenaje al empresario innovador, al profesional de mérito, al hombre solidario o, como se dijo ayer reiteradamente en el Pleno, al “benefactor de la ciudad”.
Entre las virtudes de José Moya Sanabria destacan su inteligencia y la pasión que ponía en todo lo que hacía. Sabía que la prosperidad implicaba compromiso y responsabilidad. Una de las cartas de apoyo sostenía que “era la única persona que conocía, que habiendo afirmado que quería devolverle a la sociedad parte de lo que ésta le había dado, además de decirlo, lo hizo”. Pepe Moya ha sido un gigante empresarial y tenía una categoría humana excepcional. Era muy rápido, no sólo para analizar problemas y establecer diagnósticos, sino también por su celeridad. La ciudad ha respondido con sentido de justicia no sólo a su obra en Persán y las empresas de su grupo familiar, también apresurándose a que su recuerdo forme parte de un destacado espacio de Sevilla.
La glorieta elegida tiene una relación directa con Pepe. En la Cartuja, en la fábrica de Pickman, tuvo su primer trabajo profesional como director financiero; pertenecía a la que él mismo llamaba “generación de la Expo”, jóvenes empresarios que en la treintena empezaron en los negocios en vísperas de la Exposición Universal; era devoto de la Esperanza de Triana, y ésta era la puerta de Sevilla que utilizaba para ir y venir a El Parralejo, la ganadería que fundó en la Sierra de Huelva, o hacia su casa de Valencina. La misma que seguirá utilizando su familia, su mujer, sus hijos, sus nietos, ahora bautizada con su nombre.
Hay que agradecer al alcalde y a todos los grupos políticos su decidida y unánime respuesta. También nuestra gratitud a toda la cúpula patronal sevillana y andaluza, junto a tantos empresarios y directivos, por su afecto a esta idea. Se han adherido los cuatro anteriores alcaldes de Sevilla y los cinco últimos presidentes de la Junta, ministros del Gobierno, consejeros de la Junta, senadores… La presencia de la universidad ha sido notable: los cuatro rectores, gran número de decanos y profesores. El cardenal y el arzobispo encabezan una amplia representación de instituciones eclesiásticas, hermandades y parroquias. Escritores y periodistas de todos los medios. Toreros, ganaderos y empresarios taurinos. Los presidentes del Betis y el Sevilla, y de destacadas entidades culturales o benéficas de gran implantación en la ciudad, y una extensa representación de la sociedad civil. Imposible citarlos a todos. Hay muchas Sevillas y ninguna ha faltado a la cita con Pepe Moya. Muchas gracias a todos.