SALDRÁ CAMPEÓN EL QUE MENOS SE EQUIVOQUE
MARAVILLOSO final de Liga el que se avecina, como el más atractivo que recordamos. Una lucha entre cuatro en un escenario de tres puntos. Ya sé que serían cuatro los puntos si entraran en liza las ligas particulares, pero es tan insignificante el trayecto que los separa que lo que se nos presenta es de un calado extraordinario. Pero es que por abajo hay seis equipos involucrados, con el Eibar de candidato destacado para el batacazo.
No se recuerda algo así, pues en condiciones de normalidad la disputa por el título cuando sólo se está a cinco jornadas del final se limitaba a dos candidatos, ni uno más. Pero es que, a estas alturas del campeonato, uno, al menos, estaba ya condenado a jugar el próximo año en Anduva, algo que se las trae. Y hay que convenir en que el drama del batacazo es más fuerte que la alegría del título, claro que siempre que dicho éxito no recaiga en uno de los habituales para dicha empresa.
Dicho lo cual hay que incidir en el pedazo de temporada que está cuajando el Sevilla. Dando la sensación de resultar invencible y viéndose como algo difícil de comprender aquella derrota de Elche, la tropa de Lopetegui parece hecha de materia indestructible. Sólido y como tallado en roca, ni el cansancio de más de cincuenta partidos disputados en este curso hace que haya ausencias importantes. Lopetegui alinea cada día lo que desea y por ahí la clave del éxito.
No tiene el Sevilla mucho gol, pero sí el suficiente para ir sumando de tres hasta haber alcanzado la cifra impensable de los 70 puntos. Una cifra que inquieta ya a los que encabezan ese pelotón de cuatro que mira al resto como si fueran marcianos, de lejos que están. Que del cuarto al quinto haya veinte puntos es un dato inédito desde la implantación de los tres puntos por victoria. Pasará lo que tenga que pasar, pero será campeón el que menos se equivoque, eso queda claro.
Nunca una Liga, a cinco jornadas del final, tuvo tantos aspirantes y con tantos fundamentos