TRIANERO ‘CÁNTICO DE LAS CRIATURAS’
HOY, domingo que para los de San Juan de Palma tiene siempre ecos amarguristas y tercera noche de novena, es un buen día para escribir del cartel rociero y trianero de José María Pedernal. En el que pintó para el Corpus de 2018 fue capaz de representar el paso del tiempo según Sevilla: el collage espontáneo de ese calendario que marca puntualmente los tiempos y los días de la ciudad en forma de convocatorias de cultos superpuestas en el panel cerámico del muro de una iglesia. Lo más hermoso por más sevillano y más sevillano por más cierto de aquel cartel es que para anunciar el Corpus por venir Pedernal pintó las convocatorias superpuestas y rotas de un Corpus ya pasado bajo las que asomaban restos de otras convocatorias de cultos anteriores. Así pasa el tiempo en Sevilla –alegre melancolía, feliz tristeza de un palio yéndose, del trío final de Pasa la Macarena, de plata dormida en la catedral y esencia de romero destilada por las pisadas en las calles vacías de las tardes de Corpus– pintado por quien sabe, porque lo ha aprendido donde lo ha aprendido, en ese trozo de Sevilla tensado entre la Amargura y la
El cartel de José María Pedernal es un franciscano ‘Cántico de las criaturas’ rociero y trianero
Esperanza, que en las cosas de Dios el final es siempre un principio.
En su cartel para la hermandad trianera, matriz de la devoción sevillana a la Virgen del Rocío, José María Pedernal, como hizo en el del Corpus, ha sabido bucear hasta la entraña de luz, de campo, de flor y de aire puro y limpio de ese franciscano Cantico de las criaturas rociero que tan bien define la esencia de la devoción a esta Virgen sabia, alfonsina Cantiga de Santa María esculpida: el Señor alabado a través de su Madre por todas sus criaturas, por el hermano sol bello y radiante que nos ilumina, por la hermana luna y las estrellas claras, preciosas y bellas, por el hermano viento y por el aire y la nube y el cielo sereno, por la hermana agua humilde, preciosa y casta, por el hermano fuego alegre, vigoroso y fuerte, por la hermana tierra y sus diversos frutos con coloridas flores y hierbas.
El cartel de Pedernal es un cántico de las criaturas rociero y trianero –el Simpecado pintado con sabias, pequeñas pinceladas casi puntillistas que le dan un cierto aire de tapiz floral– enmarcado por las cuatro primeras invocaciones de la salve trianera: Salve Rocío, Salve Señora, luz de Triana, Blanca Paloma. Un susurro, no un grito, de oraciones, juncia, romero, pino y mejorana pegado en la pared.