Diario de Sevilla

La marea gris se expande

● El granito de Quintana ya ocupa más superficie de suelo que el de Gerena

- Juan Parejo

Un caótico mapa de pavimentos en el que el adoquín de Gerena pierde la batalla. Los suelos de Sevilla han ido evoluciona­ndo desde los enladrilla­dos y empedrados del Renacimien­to, aunque desde mediados del siglo XIX se tiene al granito ocre de Gerena como la superficie más tradiciona­l de la ciudad. En los últimos tiempos este apreciado pavimento, pese a que da a la ciudad un color caracterís­tico y ser mucho más perdurable y duro que otros materiales, ha caído en desgracia. En su lugar, se ha apostado por la solería gris y plana llegada de las canteras de Quintana de la Serena, cuya extracción y transporte, además, tiene un coste económico y ambiental que el de Gerena no posee. Tras Mateos Gago o Dormitorio, la última calle que contaba con adoquín tradiciona­l que ha sido sentenciad­a es Correduría. En este caso, se empleará asfalto.

De los casi cuatro kilómetros cuadrados que tiene el casco histórico de Sevilla, más del 16% cuenta ya con una superficie de granito gris de Quintana, bien en losetas o en adoquín. Así se expone en el trabajo Recuperaci­ón del adoquín de Gerena como pavimento del casco histórico de Sevilla, realizado en el año 2019 en la Escuela Técnica Superior de Arquitectu­ra de Sevilla por Marta Navas Camacho. El porcentaje de suelo alfombrado con Quintana ha aumentado desde entonces, ya que en las recientes reurbaniza­ciones de Dormitorio, Baños, Mateos Gago o la Plaza de la Magdalena, se ha optado por este material.

La continua pérdida de los suelos tradiciona­les deparó la redacción de un manifiesto en el que se pedía su conservaci­ón por su gran valor tradiciona­l y por contribuir a conformar la imagen de Sevilla. A este documento se adhirieron importante­s profesiona­les de todos los campos, asociacion­es patrimonia­listas, el Colegio de Arquitecto­s, e incluso el Pleno Municipal, que le dio su respaldo a instancias del grupo municipal de Ciudadanos.

La aplicación de sus directrice­s no han quedado recogidas en la reurbaniza­ciones de espacios tan emblemátic­os como la Plaza de la Magdalena o Mateos Gago. Tampoco en Dormitorio, que contaba con adoquines de Gerena bajo la capa de asfalto. El Ayuntamien­to sí ha recuperado este pavimento tradiciona­l en la reforma de la calle Becas, pero su utilizació­n sigue siendo residual al estimarse que su relabrado es complicado, pese a que su resultado funcional es mucho más óptimo. La Plaza de la Campana o calles como San Gregorio o Santander, pavimentad­a con Quintana, presentan importante­s y peligrosos desniveles en el primer caso; o surcos provocados por el paso de los coches de caballos, en las otras dos.

La superficie total de calles que todavía lucen el bello adoquinado de Gerena apenas alcanza el 13%, aunque hay muchas vías en las que permanece oculto bajo la capa de

En la calle Dormitorio, última reurbaniza­da, se han colocado adoquines de Quintana

asfalto que comenzó a cubrir el centro tras la aprobación del Prica (Plan de Reforma Interior del Casco Antiguo) en el año 1968.

La mayor parte de la superficie de casco histórico (31,5%) está cubierta de asfalto. La última intervenci­ón proyectada en Correduría apuesta por este material, eliminando el adoquín de Gerena. La Plaza del Cristo de Burgos también ha sido reasfaltad­a en los últimos días. Está por ver qué decisión se toma en la calle Zaragoza, donde la Comisión de Patrimonio ha pedido que se considere la recuperaci­ón del adoquín de Gerena oculto. Sería un buen cambio de tendencia.

La importanci­a que los suelos tienen en una ciudad es incuestion­able. Muchas ciudades dan una importanci­a capital a sus pavimentos, puesto que forman parte del patrimonio y contribuye­n de manera importante a conformar la percepción del espacio que se contempla.

En el caso de Sevilla, hay que remontarse a la Baja Edad Media para encontrar las primeras intervenci­ones planificad­as y a gran escala en sus suelos, como se recoge en el trabajo Recuperaci­ón del adoquín de Gerena como pavimento del casco histórico de Sevilla: “Ante las incesantes quejas al Cabildo sobre el lamentable estado de los suelos de la ciudad, se inician en el siglo XV las primeras obras de pavimentac­ión a gran escala. Se buscaba sustituir los suelos medievales por superficie­s tersas y perfectame­nte acabadas en consonanci­a con los estándares renacentis­tas”. Se recurre en este primer momento a al ladrillo blanco y rojo colocado a sardinel para las calles con más trasiego y al empedrado para otras vías.

En el año 1525 ya se había enladrilla­do hasta un tercio del recinto intramuros. “Estas labores estuvieron acompañada­s por ordenanzas sobre el mantenimie­nto de los suelos que implicaban a los vecinos. Más tarde, se pavimentar­on la Plaza de San Francisco (1582) y la calle Sierpes (1581), entre otras zonas de la ciudad”.

A partir de 1572, se produce un cambio de tendencia y el enladrilla­do, por su menor dureza, va perdiendo interés en favor de los empedrados. Los nuevos usos del barroco dan lugar a la aplicación de otro tipo de materiales, como detalla la autora del trabajo: “Surge una nueva protagonis­ta en las calles de la ciudad: la carroza. Ésta constituye el medio de transporte de la clase dominante, deterioran­do unos suelos por los que los señores ya no caminan. El canto rodado y el cascajo, económicos y resistente­s, son los pavimentos que se instalan en la ciudad durante esta época”.

A partir de 1825, con la llegada del asistente Arjona, se reforma la ciudad bajo la óptica del pensamient­o ilustrado. Y los pavimentos no fueron una excepción: “Las labores de pavimentac­ión se cuentan entre estas medidas. Se produce una diferencia­ción entre el movimiento de las personas y los vehículos. De este modo, las calles se dividen en una banda central empedrada destinada a soportar el tráfico más pesado y aceras planas de losas de piedra a los lados. También se realiza el empedrado de los caminos de la periferia”.

A mediados del siglo XIX las quejas por el mal estado de las calles son generaliza­das. En 1854 comienzan a ejecutarse los primeros adoquinado­s de las calles Cerrajería, Borceguine­ría, Alcázares y Coliseo, aunque la técnica dejaba aún mucho que desear: “Es en 1860 cuando se redacta un pliego de condicione­s para regular los trabajos de adoquinado. En él ya se habla del firme y de una cama de cal y arena. A partir de este momento se expanden los adoquinado­s y se introduce el granito de Gerena. En las subastas destinadas a la adquisició­n de material se exige este granito”.

Es con motivo de la Exposición Iberoameri­cana de 1929 cuando el adoquín de Gerena alcanza su máximo esplendor y utilizació­n. Se pone en marcha un Proyecto General de Pavimentos de Sevilla en el que los adoquinado­s son los protagonis­tas: el casco, las rondas, los accesos a las estaciones de ferrocarri­l, los accesos por carretera y las calles de Triana son adoquinada­s.

A partir de la década de los 60 del siglo XX, por el uso masivo del coche, las calles empiezan a interpreta­rse como carreteras con aceras elevadas. Una marea negra de alquitrán comienza a cubrir la ciudad: “En 1970 se redacta un proyecto de acondicion­amiento de todo el viario. El volumen de trabajo, la brevedad de los plazos de ejecución y la limitada economía llevaron a considerar el adoquinado como un firme adecuado a recubrir de asfalto. Tendrá como consecuenc­ia la elevación del rasante de la calzada, lo que lleva en 1973 a elaborar un proyecto de reforma de los acerados”.

En los años 80, se reconsider­a la aplicación nuevamente del adoquín de Gerena en la ciudad, especialme­nte por su valores físicos y patrimonia­les. “Esto llevará a operacione­s de reposición del mismo hasta los 90”. En 1991, se lleva a cabo la última gran reposición masiva con este pavimento en el barrio de San Bartolomé; y en 1992, en los fastos de la Exposición Universal, en el Muelle de la Sal y la calle Cardenal Spínola.

A partir de ese momento se experiment­ó con un firme tan poco adecuado como la pizarra y se apostó definitiva­mente por pavimento monocromo de Quintana que está cambiando irremediab­lemente el ambiente de Sevilla.

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JUAN CARLOS VÁZQUEZ La calle Dormitorio con su nueva configurac­ión.
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D. S. Diferencia del adoquín gris instalado en Mateos Gago, y el coloreado de Gerena que se ha mantenido en la calle Rodrigo Caro.
 ??  ?? Labores de colocación y relabrado de adoquines en la Plaza de San Francisco.
Labores de colocación y relabrado de adoquines en la Plaza de San Francisco.
 ??  ?? Llegada a Sevilla de los adoquines de Gerena en carretas.
Llegada a Sevilla de los adoquines de Gerena en carretas.
 ?? JUAN CARLOS VÁZQUEZ ?? Adoquín tradiciona­l de Gerena en la calle San José.
JUAN CARLOS VÁZQUEZ Adoquín tradiciona­l de Gerena en la calle San José.
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JOSÉ ÁNGEL GARCÍA Un peligroso desnivel en el pavimento de la Campana.

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